/ miércoles 13 de junio de 2018

Prostitución origen (II de III)

El término “prostitución” proviene del latín “prostituto”, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, “prostituere”, que significa literalmente “exhibir para la venta”. La prostitución ha sido calificada eufemísticamente como la “profesión más antigua del mundo”, ya que se conoce prácticamente desde que existen registros históricos de algún tipo, y en prácticamente todas las sociedades. Las Naciones Unidas declararon en 2009 que podría haber alrededor de 300,000 víctimas de la trata de personas en la Unión Europea.

Oriente. Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos es la prostitución religiosa, practicada inicialmente en Sumeria. Ya desde el siglo XVIII a.C., en la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad de proteger los derechos de propiedad de las prostitutas. En el Código de Hammurabi se hallan apartados que regulan los derechos de herencia de las mujeres que ejercían dicha profesión. En la Grecia clásica, la prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes. El término griego para la prostitución es “porne”, derivado del verbo “pernemi” (vender), lo que ha generado una acepción moderna bien evidente. Las prostitutas podían llegar a ser mujeres independientes e incluso influyentes. En la Roma antigua, la prostitución era habitual y había nombres distintos para las mujeres que ejercían la prostitución según su estatus y especialización; por ejemplo las cuadrantarias, llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria); las felatoras, prácticamente expertas de la felación.

América. Entre los aztecas las prostitutas eran llamadas “ähuiyani”: “contento/a, satisfecho/a, feliz” que probablemente era una forma eufemística (del náhuatl o ähuix “tener lo necesario, estar feliz”). Ejercían al lado de los caminos o en edificios llamados Cihuacalli, en los que la prostitución estaba permitida por las autoridades políticas y religiosas. Cihuacalli es una palabra náhuatl que significa “casa de mujeres”. Las mujeres recibían mercancías usables como dinero a cambio de favores sexuales, y tenían un bajo estatus social.


El término “prostitución” proviene del latín “prostituto”, que tiene el mismo significado que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, “prostituere”, que significa literalmente “exhibir para la venta”. La prostitución ha sido calificada eufemísticamente como la “profesión más antigua del mundo”, ya que se conoce prácticamente desde que existen registros históricos de algún tipo, y en prácticamente todas las sociedades. Las Naciones Unidas declararon en 2009 que podría haber alrededor de 300,000 víctimas de la trata de personas en la Unión Europea.

Oriente. Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos es la prostitución religiosa, practicada inicialmente en Sumeria. Ya desde el siglo XVIII a.C., en la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad de proteger los derechos de propiedad de las prostitutas. En el Código de Hammurabi se hallan apartados que regulan los derechos de herencia de las mujeres que ejercían dicha profesión. En la Grecia clásica, la prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes. El término griego para la prostitución es “porne”, derivado del verbo “pernemi” (vender), lo que ha generado una acepción moderna bien evidente. Las prostitutas podían llegar a ser mujeres independientes e incluso influyentes. En la Roma antigua, la prostitución era habitual y había nombres distintos para las mujeres que ejercían la prostitución según su estatus y especialización; por ejemplo las cuadrantarias, llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria); las felatoras, prácticamente expertas de la felación.

América. Entre los aztecas las prostitutas eran llamadas “ähuiyani”: “contento/a, satisfecho/a, feliz” que probablemente era una forma eufemística (del náhuatl o ähuix “tener lo necesario, estar feliz”). Ejercían al lado de los caminos o en edificios llamados Cihuacalli, en los que la prostitución estaba permitida por las autoridades políticas y religiosas. Cihuacalli es una palabra náhuatl que significa “casa de mujeres”. Las mujeres recibían mercancías usables como dinero a cambio de favores sexuales, y tenían un bajo estatus social.