/ viernes 12 de febrero de 2021

Protegiendo a nuestros hijos

Desde que el presidente en su inicio declaró que combatiría a los narcos con “abrazos y no balazos”, y que en el momento que en que él tomara posesión terminaría la violencia, los feminicidios, los secuestros, las extorsiones, las violaciones, y las ejecuciones, y además, que todo aquel que se uniera a su movimiento quedaría automáticamente exonerado (casos de Batlett, Napito, la Maestra y muchos más); y también asegurarnos que la Guardia Nacional/Ejército (glorioso y heroico, por cierto) no sería para “reprimir” al pueblo, a los narcos, y desató la ola de impunidad y corrupción más intensa de que tenga historia la nación; los consumos de drogas de todo tipos se incrementaron atrapando una buena parte de la juventud. Y así podemos afirmar que tenemos un narcogobierno cómplice de los peores delitos en el país.

A tal efecto, comparto con los estimables lectores algunas experiencias que tuve con jóvenes, algunos adictos, sus padres así como con reos del Cereso, (la “pinta”, o la peni).

La sociedad con frecuencia es informada de que los síntomas de que un joven utiliza las drogas son:


  1. Una pérdida de interés en sus costumbres diarias o en sus “hobbies”

  2. El cambio de amistades

  3. Un decremento en sus calificaciones


Lo anterior, desafortunadamente, ha dado a los padres de familia un falso sentido de seguridad en relación al uso de drogas por parte de sus hijos. Los comportamientos anteriormente mencionados tienen más que ver con una adicción ya instalada que con el uso experimental de alguna droga. Los adolescentes que experimentan con drogas no empiezan con comportamientos propios de drogadictos y no muestran tales síntomas. Estos jóvenes se ven saludables y nada pareciera estar mal con ellos. De hecho, los adolescentes que llegan a las adicciones confiesan que utilizaron las drogas esporádicamente por aproximadamente un año antes de que sus padres se dieran cuenta.

Muchos adolescentes o aún niños que experimentan con drogas las usan casualmente con amigos, hasta que se gradúan con su uso cotidiano. Cuando llegan a la dependencia química y no sólo psicológica, es cuando su adicción se hace evidente a través de su conducta delictiva y aparentemente incorregible.

¿Pero qué hacer para darnos cuenta que un(a) hijo(a) consumen drogas prácticamente desde el primer día que lo hacen?

Técnicas para padres de familia y para maestros:

Esto deberá hacerse sin que el joven sienta que está siendo espiado. Estas técnicas pueden ser utilizadas principalmente por padres de familia, aunque los maestros, y toda aquella persona que tenga contacto con un joven las puede también utilizar:

  • Abrace a su hijo tan pronto entre por la puerta. Huélalo, buscando olores al humo de la marihuana, alcohol, lociones o a chicle.

  • Los adolescentes que utilizan drogas se van derecho a su recámara cuando llegan a casa. Establezca contacto ocular y háblele un poco. Póngale atención a la forma de hablar y a su equilibrio.

  • Manténgase despierto con las luces prendidas y espere a su hijo a que llegue a casa.

  • Cuando su hijo llegue a casa, pídale le diga la hora, y ponga atención a la forma en que observa su reloj (si vacilan o se les dificulta tratar de ver la hora).

  • No le dé permiso a su hijo de dormir con algún amigo cuando lo solicita a última hora.

  • Procurar como padres ser impredecibles con los horarios.

  • Participe en eventos y actividades que involucren a los padres de los amigos de su hijo. Esto permite estar al tanto de lo que realmente está haciendo.

  • Desarrolle una buena relación con sus vecinos. Los padres no siempre están en casa, y los vecinos pueden ser de gran utilidad para decirnos lo que sucede cuando no están.

  • Hable con los maestros de la escuela de sus hijos. Las boletas de calificaciones no siempre nos dicen todo lo que sucede.

  • Cuando algún amigo llame a su hijo, pídale que se identifique. Conózcalos tan pronto pueda.

Lo importante en los puntos arriba mencionados, es el estar vigilando a los jóvenes constantemente, manteniendo oídos y ojos abiertos y creer en la posibilidad que su hijo pudiera estar utilizando drogas.

Posteriormente en otras contribuciones, daremos a conocer algunas técnicas para dejar las drogas basadas en “la psicología del nuevo milenio”.

Desde que el presidente en su inicio declaró que combatiría a los narcos con “abrazos y no balazos”, y que en el momento que en que él tomara posesión terminaría la violencia, los feminicidios, los secuestros, las extorsiones, las violaciones, y las ejecuciones, y además, que todo aquel que se uniera a su movimiento quedaría automáticamente exonerado (casos de Batlett, Napito, la Maestra y muchos más); y también asegurarnos que la Guardia Nacional/Ejército (glorioso y heroico, por cierto) no sería para “reprimir” al pueblo, a los narcos, y desató la ola de impunidad y corrupción más intensa de que tenga historia la nación; los consumos de drogas de todo tipos se incrementaron atrapando una buena parte de la juventud. Y así podemos afirmar que tenemos un narcogobierno cómplice de los peores delitos en el país.

A tal efecto, comparto con los estimables lectores algunas experiencias que tuve con jóvenes, algunos adictos, sus padres así como con reos del Cereso, (la “pinta”, o la peni).

La sociedad con frecuencia es informada de que los síntomas de que un joven utiliza las drogas son:


  1. Una pérdida de interés en sus costumbres diarias o en sus “hobbies”

  2. El cambio de amistades

  3. Un decremento en sus calificaciones


Lo anterior, desafortunadamente, ha dado a los padres de familia un falso sentido de seguridad en relación al uso de drogas por parte de sus hijos. Los comportamientos anteriormente mencionados tienen más que ver con una adicción ya instalada que con el uso experimental de alguna droga. Los adolescentes que experimentan con drogas no empiezan con comportamientos propios de drogadictos y no muestran tales síntomas. Estos jóvenes se ven saludables y nada pareciera estar mal con ellos. De hecho, los adolescentes que llegan a las adicciones confiesan que utilizaron las drogas esporádicamente por aproximadamente un año antes de que sus padres se dieran cuenta.

Muchos adolescentes o aún niños que experimentan con drogas las usan casualmente con amigos, hasta que se gradúan con su uso cotidiano. Cuando llegan a la dependencia química y no sólo psicológica, es cuando su adicción se hace evidente a través de su conducta delictiva y aparentemente incorregible.

¿Pero qué hacer para darnos cuenta que un(a) hijo(a) consumen drogas prácticamente desde el primer día que lo hacen?

Técnicas para padres de familia y para maestros:

Esto deberá hacerse sin que el joven sienta que está siendo espiado. Estas técnicas pueden ser utilizadas principalmente por padres de familia, aunque los maestros, y toda aquella persona que tenga contacto con un joven las puede también utilizar:

  • Abrace a su hijo tan pronto entre por la puerta. Huélalo, buscando olores al humo de la marihuana, alcohol, lociones o a chicle.

  • Los adolescentes que utilizan drogas se van derecho a su recámara cuando llegan a casa. Establezca contacto ocular y háblele un poco. Póngale atención a la forma de hablar y a su equilibrio.

  • Manténgase despierto con las luces prendidas y espere a su hijo a que llegue a casa.

  • Cuando su hijo llegue a casa, pídale le diga la hora, y ponga atención a la forma en que observa su reloj (si vacilan o se les dificulta tratar de ver la hora).

  • No le dé permiso a su hijo de dormir con algún amigo cuando lo solicita a última hora.

  • Procurar como padres ser impredecibles con los horarios.

  • Participe en eventos y actividades que involucren a los padres de los amigos de su hijo. Esto permite estar al tanto de lo que realmente está haciendo.

  • Desarrolle una buena relación con sus vecinos. Los padres no siempre están en casa, y los vecinos pueden ser de gran utilidad para decirnos lo que sucede cuando no están.

  • Hable con los maestros de la escuela de sus hijos. Las boletas de calificaciones no siempre nos dicen todo lo que sucede.

  • Cuando algún amigo llame a su hijo, pídale que se identifique. Conózcalos tan pronto pueda.

Lo importante en los puntos arriba mencionados, es el estar vigilando a los jóvenes constantemente, manteniendo oídos y ojos abiertos y creer en la posibilidad que su hijo pudiera estar utilizando drogas.

Posteriormente en otras contribuciones, daremos a conocer algunas técnicas para dejar las drogas basadas en “la psicología del nuevo milenio”.