/ jueves 29 de octubre de 2020

Próxima Navidad inusual

La tierra se había tardado en repeler el abuso que hacíamos de ella. Algunos, como yo, no sabíamos cómo parar, y me preguntaba, principalmente en Navidad, por qué todos queríamos que en esos días de fiestas se cumplieran nuestros caprichos: la cena así y acá o allá, los regalos de cuánto y de quién, la ropa cómo y de qué marca. Todo un mes dedicado a armar la cena de una noche. Incluso, conozco personas que pelean por dónde cenar el 24 de diciembre. La Nochebuena es una fecha a la que los hombres le dieron un significado espiritual, pero sin vivirlo y resultó en una noche de depravación de los recursos de la Tierra con muchos regalos inútiles.

Estamos al inicio de una época navideña sin precedentes y me da gusto porque las fiestas de diciembre ya se habían vuelto adoraciones al Dios Baco por parte de la juventud, y no sólo por los jóvenes del pueblo donde nací, que es pequeño, ni los de Chihuahua capital, sino los del mundo entero (excepto los musulmanes) que se alcoholizaban casi un mes entero.

Muchas veces me desvelé pensando que el mundo debía cambiar y cómo ayudar a ello, nunca supe cómo, pero la Tierra es un ser vivo, inteligente, sin duda, porque cada ser vivo es perfecto, y ella sí supo cómo: una pandemia.

Dicen los budistas que la Tierra tiene dos fosas nasales y cada inhalación dura dos mil años, durante los dos mil años pasados inhaló por la que se encuentra en los Himalayas, por eso ahí se desarrollaron las teorías humanistas y espirituales que ahorita están esparcidas por el mundo haciéndonos entender que debemos educar a nuestra mente en la compasión y el amor y, con ello, evitaremos el sufrimiento del hombre, sobre todo las guerras y las enfermedades.

La otra fosa nasal de la Tierra está en los Andes, esa cadena montañosa, volcánica, impresionantemente bella, por donde inhalará estos siguientes dos mil años y que será el lugar donde se ha de desarrollar la espiritualidad y la mente del ser humano. Quién sabe si sea en los Andes, pero esta pandemia sí nos está exigiendo el desarrollo de las virtudes como la paciencia, la tolerancia y la gratitud, y quién sabe cuántas más nos vayan saliendo en el camino.

Nunca como hoy, la mayoría de nosotros, estamos reflexionando sobre lo que sigue en nuestras vidas, mientras vemos, en cuestión política, a unos homos sapiens que no sapiens, obedecer a un viejito loco que está muy muy lejos de la espiritualidad que nos está exigiendo la Tierra, el momento presente y nuestra existencia actual. Que todo sea para bien.

Namasté

Miembro de la Asociación de Editorialistas.

https://web.facebook.com/silvia.gonzalezdelgado.1

La tierra se había tardado en repeler el abuso que hacíamos de ella. Algunos, como yo, no sabíamos cómo parar, y me preguntaba, principalmente en Navidad, por qué todos queríamos que en esos días de fiestas se cumplieran nuestros caprichos: la cena así y acá o allá, los regalos de cuánto y de quién, la ropa cómo y de qué marca. Todo un mes dedicado a armar la cena de una noche. Incluso, conozco personas que pelean por dónde cenar el 24 de diciembre. La Nochebuena es una fecha a la que los hombres le dieron un significado espiritual, pero sin vivirlo y resultó en una noche de depravación de los recursos de la Tierra con muchos regalos inútiles.

Estamos al inicio de una época navideña sin precedentes y me da gusto porque las fiestas de diciembre ya se habían vuelto adoraciones al Dios Baco por parte de la juventud, y no sólo por los jóvenes del pueblo donde nací, que es pequeño, ni los de Chihuahua capital, sino los del mundo entero (excepto los musulmanes) que se alcoholizaban casi un mes entero.

Muchas veces me desvelé pensando que el mundo debía cambiar y cómo ayudar a ello, nunca supe cómo, pero la Tierra es un ser vivo, inteligente, sin duda, porque cada ser vivo es perfecto, y ella sí supo cómo: una pandemia.

Dicen los budistas que la Tierra tiene dos fosas nasales y cada inhalación dura dos mil años, durante los dos mil años pasados inhaló por la que se encuentra en los Himalayas, por eso ahí se desarrollaron las teorías humanistas y espirituales que ahorita están esparcidas por el mundo haciéndonos entender que debemos educar a nuestra mente en la compasión y el amor y, con ello, evitaremos el sufrimiento del hombre, sobre todo las guerras y las enfermedades.

La otra fosa nasal de la Tierra está en los Andes, esa cadena montañosa, volcánica, impresionantemente bella, por donde inhalará estos siguientes dos mil años y que será el lugar donde se ha de desarrollar la espiritualidad y la mente del ser humano. Quién sabe si sea en los Andes, pero esta pandemia sí nos está exigiendo el desarrollo de las virtudes como la paciencia, la tolerancia y la gratitud, y quién sabe cuántas más nos vayan saliendo en el camino.

Nunca como hoy, la mayoría de nosotros, estamos reflexionando sobre lo que sigue en nuestras vidas, mientras vemos, en cuestión política, a unos homos sapiens que no sapiens, obedecer a un viejito loco que está muy muy lejos de la espiritualidad que nos está exigiendo la Tierra, el momento presente y nuestra existencia actual. Que todo sea para bien.

Namasté

Miembro de la Asociación de Editorialistas.

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