/ jueves 11 de marzo de 2021

Punto y aparte | Compañeros de la FCA que se adelantaron

“La muerte no se lleva todo, se lleva sólo una parte”

  • Amoraga

Dicen que las personas mueren hasta que dejan de estar en los pensamientos de quienes les rodearon, y estoy completamente de acuerdo con esta aseveración, mientras exista una experiencia, una charla o un simple gesto por el cual recordar a quien físicamente se adelanta en el camino, permanecerá con nosotros posiblemente para siempre, hasta que los volvamos a encontrar en otro lugar seguramente de mejores condiciones.

En recientes fechas y por diversos motivos han partido de este mundo terrenal algunos compañeros y amigos con quienes tuve el placer de coincidir en la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de mi querida Universidad Autónoma de Chihuahua y que sin duda alguna dejaron una huella imborrable para cientos de alumnos y camaradas universitarios.

En el primer semestre como estudiante de la carrera de Licenciado en Administración de Empresas el horario que tomé me llevó a elegir como profesor de Contabilidad al maestro Antonio Cortés Carrillo, hombre paciente, que todos los días puntual a las siete de la tarde nos encaminó al mundo del deber y el haber. Con el tiempo el afecto fue recíproco entre quien ahora escribe y mi ilustre maestro.

El licenciado Carlos Fernández Baca, con esa barba que lo caracterizaba, me esperaba todos los lunes en la sala de maestros para darme su punto de vista de mi artículo semanal, leía prácticamente a todos mis compañeros columnistas de este rotativo. Fue un gran escritor e historiador. Tengo en mi poder una entrañable dedicatoria que me regaló en su libro “Los relatos de mi tía”, que en próximos días pretendo volver a leer para recordar, de alguna manera, sus amenas charlas.

Don Horacio Márquez, progenitor de mi compadre de mismo nombre, estuvo al frente de la Secretaría Administrativa de la FCA de 1992 a 1996, contador público de gran seriedad, quien valoró enormemente el sentido de la amistad hasta en sus últimos días.

El escenario económico del estado y del país perdió a uno de sus más reconocidos analistas en la figura de Carlos Grado Salayandía, quien, con experiencia en el sector bancario, escribía semanalmente para El Heraldo de Chihuahua y participaba en algunos programas radiales de la localidad.

Pocos le decíamos por su nombre, Raúl, ya que todos prácticamente lo conocían como el Güero, por muchos años formó parte de la base de intendentes de la facultad, imposible recordarlo sin su amada bicicleta, y en sus últimas fechas como vendedor de golosinas en el pasillo de la escuela al lado de su inseparable escudera.

A la lista de compañeros que formaron parte de esta importante unidad académica de la máxima casa de estudios y que desde hace poco circulan en otro lugar se suman don Manuel Navarro, Héctor Ruiz, Germán Pérez, Vito González y Ernesto Salinas. Para sus familias, un abrazo de solidaridad. En los salones y jardines de la facultad continúa estando su esencia. Claro que sí.

Secretario de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.

“La muerte no se lleva todo, se lleva sólo una parte”

  • Amoraga

Dicen que las personas mueren hasta que dejan de estar en los pensamientos de quienes les rodearon, y estoy completamente de acuerdo con esta aseveración, mientras exista una experiencia, una charla o un simple gesto por el cual recordar a quien físicamente se adelanta en el camino, permanecerá con nosotros posiblemente para siempre, hasta que los volvamos a encontrar en otro lugar seguramente de mejores condiciones.

En recientes fechas y por diversos motivos han partido de este mundo terrenal algunos compañeros y amigos con quienes tuve el placer de coincidir en la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de mi querida Universidad Autónoma de Chihuahua y que sin duda alguna dejaron una huella imborrable para cientos de alumnos y camaradas universitarios.

En el primer semestre como estudiante de la carrera de Licenciado en Administración de Empresas el horario que tomé me llevó a elegir como profesor de Contabilidad al maestro Antonio Cortés Carrillo, hombre paciente, que todos los días puntual a las siete de la tarde nos encaminó al mundo del deber y el haber. Con el tiempo el afecto fue recíproco entre quien ahora escribe y mi ilustre maestro.

El licenciado Carlos Fernández Baca, con esa barba que lo caracterizaba, me esperaba todos los lunes en la sala de maestros para darme su punto de vista de mi artículo semanal, leía prácticamente a todos mis compañeros columnistas de este rotativo. Fue un gran escritor e historiador. Tengo en mi poder una entrañable dedicatoria que me regaló en su libro “Los relatos de mi tía”, que en próximos días pretendo volver a leer para recordar, de alguna manera, sus amenas charlas.

Don Horacio Márquez, progenitor de mi compadre de mismo nombre, estuvo al frente de la Secretaría Administrativa de la FCA de 1992 a 1996, contador público de gran seriedad, quien valoró enormemente el sentido de la amistad hasta en sus últimos días.

El escenario económico del estado y del país perdió a uno de sus más reconocidos analistas en la figura de Carlos Grado Salayandía, quien, con experiencia en el sector bancario, escribía semanalmente para El Heraldo de Chihuahua y participaba en algunos programas radiales de la localidad.

Pocos le decíamos por su nombre, Raúl, ya que todos prácticamente lo conocían como el Güero, por muchos años formó parte de la base de intendentes de la facultad, imposible recordarlo sin su amada bicicleta, y en sus últimas fechas como vendedor de golosinas en el pasillo de la escuela al lado de su inseparable escudera.

A la lista de compañeros que formaron parte de esta importante unidad académica de la máxima casa de estudios y que desde hace poco circulan en otro lugar se suman don Manuel Navarro, Héctor Ruiz, Germán Pérez, Vito González y Ernesto Salinas. Para sus familias, un abrazo de solidaridad. En los salones y jardines de la facultad continúa estando su esencia. Claro que sí.

Secretario de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.