/ jueves 30 de septiembre de 2021

Punto y aparte | ¿Y las vacunas para los chamacos?

Algunos niños y jovencitos ya están acudiendo de manera presencial a sus primarias o secundarias y otros no, unos lo hacen de manera híbrida (se escucha raro) y otros solamente desde sus casas. Algunos de los chamacos que toman clases virtuales se quejan porque dicen que los maestros casi no los consideran para los ejercicios o las dinámicas del salón (situación un poco comprensible) y esto hace que las sacrosantas madres se angustien a más no poder maldiciendo a cada rato a esta pandemia a la que le digan lo que le digan seguirá un buen tiempo entre nosotros.

En la casa de ustedes, que es la mía, los dos diputados plurinominales que tengo por hijos y que en noviembre llegan a los catorce años de edad están cursando su segundo año de secundaria de manera virtual; los preocupados padres que les tocaron decidieron, de mutuo acuerdo, que no lo harán de manera presencial hasta que estén debidamente vacunados contra el Covid, rabia y lo que se acumule, situación que nos presenta dos alternativas: 1) Llevarlos a vacunar a Estados Unidos, con todo lo que ello implica (dinero, avión, renovación de pasaportes, etc.) o 2) Esperar a que el gobierno utilice las dosis que se supone tiene resguardadas (digo, no vayan a extraviarse o a caducar).

Por lo pronto, en un gran avance sobre este tema, se informó que a partir del próximo mes de octubre comienza el registro para vacunar a un estimado de 1,500,000 menores de edad (12 a 17 años) que padezcan alguna enfermedad crónica (diabetes, cáncer, VIH, pulmones, cuestiones cardiovasculares, etc.) o mujeres que estén embarazadas; hay que estar pendientes de los lineamientos que se den para llevarlos a tiempo en fecha y hora.

Para los niños y jóvenes sin padecimientos la vacuna tendrá que esperar, ya que el súper subsecretario López Gatell dijo que si se vacuna a un niño se deja sin dosis a un adulto, mensaje que pierde toda concordancia cuando se han enviado a países de América latina y Centroamérica miles de vacunas, Argentina, Bolivia y Paraguay entre ellos. Difícil y triste sería pensar que los menores de edad de nuestro país no se vacunen porque no están en edad de votar, no lo creo porque no podría creerlo.

Nuestro presidente en una de sus gustadas mañaneras dijo que los niños tenían que volver a las escuelas, que se tenían que correr riesgos, es decir, nos confirmó que existen los riesgos de que los chavos se contagien y puedan contagiar a familiares, pero ¿por qué arriesgar a los chamacos en cuestiones de salud?, aun siendo vacunados el riesgo continúa, desde luego que en menor porcentaje, pero la vacuna representa un poco de tranquilidad para los padres de familia a quienes, por supuesto, nos interesa que los hijos acudan y socialicen con sus amigos y maestros, que disfruten la luz del sol, que se mojen bajo la lluvia, que vuelvan a vivir. Recordemos las palabras del filósofo romano Séneca: Mejor es la salud que nunca se perdió. Pues eso.


Punto y aparte.


Nuestro país requiere de manera urgente académicos dedicados a la ciencia y la tecnología y ahora resulta que ya forman parte de las personas non gratas para el gobierno federal, no, si les digo.


Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua


aruedam@hotmail.com

Algunos niños y jovencitos ya están acudiendo de manera presencial a sus primarias o secundarias y otros no, unos lo hacen de manera híbrida (se escucha raro) y otros solamente desde sus casas. Algunos de los chamacos que toman clases virtuales se quejan porque dicen que los maestros casi no los consideran para los ejercicios o las dinámicas del salón (situación un poco comprensible) y esto hace que las sacrosantas madres se angustien a más no poder maldiciendo a cada rato a esta pandemia a la que le digan lo que le digan seguirá un buen tiempo entre nosotros.

En la casa de ustedes, que es la mía, los dos diputados plurinominales que tengo por hijos y que en noviembre llegan a los catorce años de edad están cursando su segundo año de secundaria de manera virtual; los preocupados padres que les tocaron decidieron, de mutuo acuerdo, que no lo harán de manera presencial hasta que estén debidamente vacunados contra el Covid, rabia y lo que se acumule, situación que nos presenta dos alternativas: 1) Llevarlos a vacunar a Estados Unidos, con todo lo que ello implica (dinero, avión, renovación de pasaportes, etc.) o 2) Esperar a que el gobierno utilice las dosis que se supone tiene resguardadas (digo, no vayan a extraviarse o a caducar).

Por lo pronto, en un gran avance sobre este tema, se informó que a partir del próximo mes de octubre comienza el registro para vacunar a un estimado de 1,500,000 menores de edad (12 a 17 años) que padezcan alguna enfermedad crónica (diabetes, cáncer, VIH, pulmones, cuestiones cardiovasculares, etc.) o mujeres que estén embarazadas; hay que estar pendientes de los lineamientos que se den para llevarlos a tiempo en fecha y hora.

Para los niños y jóvenes sin padecimientos la vacuna tendrá que esperar, ya que el súper subsecretario López Gatell dijo que si se vacuna a un niño se deja sin dosis a un adulto, mensaje que pierde toda concordancia cuando se han enviado a países de América latina y Centroamérica miles de vacunas, Argentina, Bolivia y Paraguay entre ellos. Difícil y triste sería pensar que los menores de edad de nuestro país no se vacunen porque no están en edad de votar, no lo creo porque no podría creerlo.

Nuestro presidente en una de sus gustadas mañaneras dijo que los niños tenían que volver a las escuelas, que se tenían que correr riesgos, es decir, nos confirmó que existen los riesgos de que los chavos se contagien y puedan contagiar a familiares, pero ¿por qué arriesgar a los chamacos en cuestiones de salud?, aun siendo vacunados el riesgo continúa, desde luego que en menor porcentaje, pero la vacuna representa un poco de tranquilidad para los padres de familia a quienes, por supuesto, nos interesa que los hijos acudan y socialicen con sus amigos y maestros, que disfruten la luz del sol, que se mojen bajo la lluvia, que vuelvan a vivir. Recordemos las palabras del filósofo romano Séneca: Mejor es la salud que nunca se perdió. Pues eso.


Punto y aparte.


Nuestro país requiere de manera urgente académicos dedicados a la ciencia y la tecnología y ahora resulta que ya forman parte de las personas non gratas para el gobierno federal, no, si les digo.


Presidente de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua


aruedam@hotmail.com