/ miércoles 18 de mayo de 2022

Que la universidad adapte sus modelos de desarrollo de la comunidad

Una gran reflexión sobre el modelo de las universidades realizó el papa Francisco en esta semana. Esta tarea de gran responsabilidad que afrontan las universidades es un reto con una “fuerte implicación cultural, intelectual y moral”, puesto que este escenario puede provocar en los jóvenes un clima de “desánimo y desconcierto, de pérdida de confianza, y lo que es peor, de adicción”. Sin embargo, como dijo Francisco, los jóvenes se defienden y piden que las universidades realicen “una gran inversión educativa”, de allí el desarrollo del Pacto Mundial por la Educación y aseveró: “Por eso se está desarrollando el Pacto Mundial por la Educación, es un proyecto de trabajo conjunto a escala mundial, en el que participan muchas partes interesadas, desde las grandes religiones hasta las instituciones internacionales, pasando por las instituciones educativas individuales”. Con este mismo espíritu se firmó el documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019, dijo el Papa, un documento en el que: ”Acordamos que nos importa una educación integral que se resume en el conocimiento de uno mismo, del hermano, de la creación y de la Trascendencia". Alcanzar un horizonte de paz y desarrollo verdadero, integral el Santo Padre dijo a los rectores que este es “el horizonte de la paz, que hoy reclamamos con razón y por el que rezamos intensamente, y por tanto del desarrollo verdadero e integral, que no puede construirse sino con sentido crítico, libertad, sana confrontación y diálogo”. Hay mucho que hacer, señaló, para asegurar el desarrollo tecnológico y científico, pero también para garantizar la sostenibilidad humana. El Papa instó a los rectores a replantearse los modelos económicos, culturales y sociales, como lo exigen los grandes cambios, para recuperar el “valor central de la persona humana: “El término ‘universidad’ designa una comunidad, pero también una idea de convergencia de conocimientos en una búsqueda que proporciona verdad y sentido al diálogo entre todos los hombres y mujeres del mundo". De allí que el servicio de las universidades es importante, afirmó e instó a los rectores a que cada ateneo, “con sus propias características”, pueda repensar y adaptar “nuestros modelos de desarrollo, reuniendo las mejores energías intelectuales y morales”. Y con base en la “intencionalidad propia de la institución universitaria, en el compromiso convergente de docencia, investigación, diálogo y confrontación con la sociedad”, el Papa espera que estas universidades “sean comunidades vivas, transparentes, activas, acogedoras, responsables, en un clima fructífero de cooperación, intercambio y diálogo, valorando a todos y a cada uno. Que lean y afronten este cambio de época con reflexión y discernimiento, sin prejuicios ideológicos, sin miedos ni huidas, o peor, conformismo”.


Una gran reflexión sobre el modelo de las universidades realizó el papa Francisco en esta semana. Esta tarea de gran responsabilidad que afrontan las universidades es un reto con una “fuerte implicación cultural, intelectual y moral”, puesto que este escenario puede provocar en los jóvenes un clima de “desánimo y desconcierto, de pérdida de confianza, y lo que es peor, de adicción”. Sin embargo, como dijo Francisco, los jóvenes se defienden y piden que las universidades realicen “una gran inversión educativa”, de allí el desarrollo del Pacto Mundial por la Educación y aseveró: “Por eso se está desarrollando el Pacto Mundial por la Educación, es un proyecto de trabajo conjunto a escala mundial, en el que participan muchas partes interesadas, desde las grandes religiones hasta las instituciones internacionales, pasando por las instituciones educativas individuales”. Con este mismo espíritu se firmó el documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019, dijo el Papa, un documento en el que: ”Acordamos que nos importa una educación integral que se resume en el conocimiento de uno mismo, del hermano, de la creación y de la Trascendencia". Alcanzar un horizonte de paz y desarrollo verdadero, integral el Santo Padre dijo a los rectores que este es “el horizonte de la paz, que hoy reclamamos con razón y por el que rezamos intensamente, y por tanto del desarrollo verdadero e integral, que no puede construirse sino con sentido crítico, libertad, sana confrontación y diálogo”. Hay mucho que hacer, señaló, para asegurar el desarrollo tecnológico y científico, pero también para garantizar la sostenibilidad humana. El Papa instó a los rectores a replantearse los modelos económicos, culturales y sociales, como lo exigen los grandes cambios, para recuperar el “valor central de la persona humana: “El término ‘universidad’ designa una comunidad, pero también una idea de convergencia de conocimientos en una búsqueda que proporciona verdad y sentido al diálogo entre todos los hombres y mujeres del mundo". De allí que el servicio de las universidades es importante, afirmó e instó a los rectores a que cada ateneo, “con sus propias características”, pueda repensar y adaptar “nuestros modelos de desarrollo, reuniendo las mejores energías intelectuales y morales”. Y con base en la “intencionalidad propia de la institución universitaria, en el compromiso convergente de docencia, investigación, diálogo y confrontación con la sociedad”, el Papa espera que estas universidades “sean comunidades vivas, transparentes, activas, acogedoras, responsables, en un clima fructífero de cooperación, intercambio y diálogo, valorando a todos y a cada uno. Que lean y afronten este cambio de época con reflexión y discernimiento, sin prejuicios ideológicos, sin miedos ni huidas, o peor, conformismo”.