/ lunes 26 de julio de 2021

¿Qué onda con la consulta?

Este fin de semana tendremos la primera consulta pública que se realiza en el país de manera correcta, organizada por el INE, donde el objetivo es saber si la población quiere o no que se realice una acción. Esto es positivo porque estamos elevando la democracia al nivel de poder elegir acciones que realice el gobierno y no únicamente ir a votar por personajes cada 3 o 6 años.

El gran problema de esta consulta es la acción a consultar. Porque es una real tontería lo que se le quiere cuestionar a la población. Existen cosas que no son consultables como los derechos humanos y, por supuesto, la aplicación de la ley. Tristemente esta primera consulta bien hecha se enfocará en cosas que no tienen sentido, como enjuiciar o no a los expresidentes de México. Esto sólo se hace para intentar legitimar una posible persecución o no de Andres Manuel a ellos.

Lo que se vivirá este domingo es un ejercicio nunca antes visto en México porque será la primer vez que se aplique la Ley Federal de Consulta Popular, misma que existe desde marzo 2014 y que pudo ser utilizada para consultar el tema del nuevo aeropuerto de la CDMX, pero no lo hicieron y se fueron por la opción de hacer una pseudoconsulta chafa organizada por el partido político del presidente electo, sin ningún tipo de legalidad, credibilidad o certeza.

Por eso la importancia de criticar el objetivo, pero no el mecanismo. El mecanismo es bueno, nos eleva a una democracia participativa y abre la puerta a poder exigir consultas sobre otros temas. El costo de esta consulta que pareciera muy alto, 528 millones de pesos, en realidad es muy bajo con la dimensión del presupuesto federal, y sinceramente vale la pena pagarlos porque en algún momento se necesitará para ponerle un alto a algún presidente. Es mejor darnos cuenta ahorita que la democracia vale el costo que sea, y no después cuando se quiera anular la propia democracia.

Este tema a mí me pone en un dilema ético muy fuerte porque soy un fiel creyente de que debemos elevar los mecanismos democráticos y quisiera que la gente saliera a votar para que los conociera y posteriormente los exigiera, pero al mismo tiempo no quiero que la población legitime una consulta de un tema que no debería existir.

Aquí en Chihuahua la gente ni se ha dado cuenta de que esta consulta se realizará este fin de semana (1 de agosto) porque desde inicio se sabe que esto es sólo un show mediático que se está llevando entre las patas la credibilidad de un mecanismo de participación ciudadana muy importante.

En el estado de Chihuahua en los últimos años ha crecido mucho la participación de la gente de las decisiones públicas con mecanismos establecidos en nuestra ley y reglamentos. Me refiero al plebiscito que se dio por el tema del alumbrado público, los presupuestos participativos que han sido un gran éxito para que las colonias se organicen y pidan obras que necesitan, los consejos consultivos, etc.

Por esto es importante que sigamos mejorando nuestros esquemas de participación en el estado, a pesar de que los demeritan desde el gobierno federal, consultando lo inconsultable.

Este fin de semana tendremos la primera consulta pública que se realiza en el país de manera correcta, organizada por el INE, donde el objetivo es saber si la población quiere o no que se realice una acción. Esto es positivo porque estamos elevando la democracia al nivel de poder elegir acciones que realice el gobierno y no únicamente ir a votar por personajes cada 3 o 6 años.

El gran problema de esta consulta es la acción a consultar. Porque es una real tontería lo que se le quiere cuestionar a la población. Existen cosas que no son consultables como los derechos humanos y, por supuesto, la aplicación de la ley. Tristemente esta primera consulta bien hecha se enfocará en cosas que no tienen sentido, como enjuiciar o no a los expresidentes de México. Esto sólo se hace para intentar legitimar una posible persecución o no de Andres Manuel a ellos.

Lo que se vivirá este domingo es un ejercicio nunca antes visto en México porque será la primer vez que se aplique la Ley Federal de Consulta Popular, misma que existe desde marzo 2014 y que pudo ser utilizada para consultar el tema del nuevo aeropuerto de la CDMX, pero no lo hicieron y se fueron por la opción de hacer una pseudoconsulta chafa organizada por el partido político del presidente electo, sin ningún tipo de legalidad, credibilidad o certeza.

Por eso la importancia de criticar el objetivo, pero no el mecanismo. El mecanismo es bueno, nos eleva a una democracia participativa y abre la puerta a poder exigir consultas sobre otros temas. El costo de esta consulta que pareciera muy alto, 528 millones de pesos, en realidad es muy bajo con la dimensión del presupuesto federal, y sinceramente vale la pena pagarlos porque en algún momento se necesitará para ponerle un alto a algún presidente. Es mejor darnos cuenta ahorita que la democracia vale el costo que sea, y no después cuando se quiera anular la propia democracia.

Este tema a mí me pone en un dilema ético muy fuerte porque soy un fiel creyente de que debemos elevar los mecanismos democráticos y quisiera que la gente saliera a votar para que los conociera y posteriormente los exigiera, pero al mismo tiempo no quiero que la población legitime una consulta de un tema que no debería existir.

Aquí en Chihuahua la gente ni se ha dado cuenta de que esta consulta se realizará este fin de semana (1 de agosto) porque desde inicio se sabe que esto es sólo un show mediático que se está llevando entre las patas la credibilidad de un mecanismo de participación ciudadana muy importante.

En el estado de Chihuahua en los últimos años ha crecido mucho la participación de la gente de las decisiones públicas con mecanismos establecidos en nuestra ley y reglamentos. Me refiero al plebiscito que se dio por el tema del alumbrado público, los presupuestos participativos que han sido un gran éxito para que las colonias se organicen y pidan obras que necesitan, los consejos consultivos, etc.

Por esto es importante que sigamos mejorando nuestros esquemas de participación en el estado, a pesar de que los demeritan desde el gobierno federal, consultando lo inconsultable.