/ sábado 2 de octubre de 2021

 ¿Quién fue Gabriel Teporaka?

Cuando leí el libro “Crónica de un País Bárbaro”, de Fernando Jordán, sobre el estado de Chihuahua, escrito en el año 1956, y reeditado en 1981 por La Prensa -esa vieja y fea librería que amaba cuando cursaba la universidad, pero que hoy está suspendida en el tiempo-, supe que el carácter con el que atravesaría la vida estaba marcado por el lugar donde nací: guerra y rebeliones, tal vez por eso soy tan rebelde. Comienza contando este malogrado escritor, que se suicida al terminar el libro, sobre las rebeliones tarahumaras y da un capítulo de diez páginas a la vida del hachero, como se traduce Teporaka al español, y es ahí que me enamoré de este personaje real, nacido en los principios del 1600, aproximadamente, y muerto en la horca, traicionado por un indígena cristiano. Teporaca destrozó pueblos enteros y cubrió de flechas al sacerdote que lo bautizó con el nombre de Gabriel. Eran los tiempos de la desesperación, de la guerra o la sumisión a los blancos, y creo que ellos deben haber pensado que del exterminio, pero ya vemos que no, con tal cantidad de indígenas en las ciudades de Chihuahua.

La vida y obra de Fernando Jordán se cuece aparte, sobre todo con este libro, que a cada renglón enchina la piel con su prosa perfecta y emocional, para él no hay culpables ni víctimas en la formación de Chihuahua, sino realidades. Ignoro de qué escuela literaria obtuvo, Jordán esa sensibilidad portentosa para plasmar las emociones más profundas de sus personajes que son reales, y transmitirlas al lector, en este libro, libro que él no considera de historia sino, como lo dice en el prólogo: “Este es un libro de viaje”: 65 años después propongo que es la novela del nacimiento de Chihuahua escrita por un romántico que nos trasmite el dolor de una enfermedad que lo llevó a dispararse. Sobre su vida hay otro libro, escrito por un fan de Jordán, José Luis Aguayo Álvarez, seguro lo escribió para expiar la tristeza. Todos debiéramos leer a Jordán.

Estimada lectora, lector, un libro nos lleva a otro, así fue como escribí y edité este cuento, ilustrado por un gran diseñador de cómics internacional, Raúl Manríquez, y además traducido al rarámuri por una maestra de la sierra, precisamente, de la Escuela Gabriel Teporaka. El cuento lo puede bajar de Amazon, encontrará la liga en mi página www.silviagonzalez.com.mx en la sección Libros.

Namasté.

Miembro Aechi

Cuando leí el libro “Crónica de un País Bárbaro”, de Fernando Jordán, sobre el estado de Chihuahua, escrito en el año 1956, y reeditado en 1981 por La Prensa -esa vieja y fea librería que amaba cuando cursaba la universidad, pero que hoy está suspendida en el tiempo-, supe que el carácter con el que atravesaría la vida estaba marcado por el lugar donde nací: guerra y rebeliones, tal vez por eso soy tan rebelde. Comienza contando este malogrado escritor, que se suicida al terminar el libro, sobre las rebeliones tarahumaras y da un capítulo de diez páginas a la vida del hachero, como se traduce Teporaka al español, y es ahí que me enamoré de este personaje real, nacido en los principios del 1600, aproximadamente, y muerto en la horca, traicionado por un indígena cristiano. Teporaca destrozó pueblos enteros y cubrió de flechas al sacerdote que lo bautizó con el nombre de Gabriel. Eran los tiempos de la desesperación, de la guerra o la sumisión a los blancos, y creo que ellos deben haber pensado que del exterminio, pero ya vemos que no, con tal cantidad de indígenas en las ciudades de Chihuahua.

La vida y obra de Fernando Jordán se cuece aparte, sobre todo con este libro, que a cada renglón enchina la piel con su prosa perfecta y emocional, para él no hay culpables ni víctimas en la formación de Chihuahua, sino realidades. Ignoro de qué escuela literaria obtuvo, Jordán esa sensibilidad portentosa para plasmar las emociones más profundas de sus personajes que son reales, y transmitirlas al lector, en este libro, libro que él no considera de historia sino, como lo dice en el prólogo: “Este es un libro de viaje”: 65 años después propongo que es la novela del nacimiento de Chihuahua escrita por un romántico que nos trasmite el dolor de una enfermedad que lo llevó a dispararse. Sobre su vida hay otro libro, escrito por un fan de Jordán, José Luis Aguayo Álvarez, seguro lo escribió para expiar la tristeza. Todos debiéramos leer a Jordán.

Estimada lectora, lector, un libro nos lleva a otro, así fue como escribí y edité este cuento, ilustrado por un gran diseñador de cómics internacional, Raúl Manríquez, y además traducido al rarámuri por una maestra de la sierra, precisamente, de la Escuela Gabriel Teporaka. El cuento lo puede bajar de Amazon, encontrará la liga en mi página www.silviagonzalez.com.mx en la sección Libros.

Namasté.

Miembro Aechi