/ jueves 31 de diciembre de 2020

Rata y Búfalo

El 2020 fue el Año de la Rata según el Calendario Chino, y con independencia del simbolismo cultural positivo que se le quiera asignar a este animalito, se asocia negativamente con la peste negra y lo que hemos vivido. Todos pensábamos que este año empezaría bien, pero nos sorprendió; de veras, sí que se ensañó con muchos de nosotros. Difícilmente, el 2020 pudo haber sido normal con sus maletas cargadas de violencia, explosiones, crisis económicas y políticas, incendios forestales, la muerte de Kobe Bryant y su hija, la caída de los precios del petróleo y una pandemia como pocas.

Queríamos sólo gente positiva en nuestro alrededor, y ahora este término se ha convertido en un símbolo de que ya no podemos trabajar, convivir ni salir a la calle como personas normales. ¿Quién iba a pensar que desde China vendría lo que cambiaría nuestros destinos sin haberlo comprado? Pocos quedaron libres, desde grandes mandatarios hasta el abuelito más inofensivo. El virus SARS-CoV-2 arrasó con empleos, conciertos, graduaciones y bodas. Vaya, que ni a funerales pudimos asistir. Cuando se trató de fechas importantes, tú, querido compañero 2020, nos las arruinaste todas.

Pero hay algo especial que tenemos que comentar. Es serio, y el 2020 lo tiene que escuchar antes de marcharse. En nuestras fiestas de fin de año sobran sillas y platos para cenar. Te llevaste buenos amigos, familiares y conocidos. No respetaste ni al vecino de enfrente que siempre saludábamos. ¡Caray! ¡Sí que dolió! Pero hay algo que no nos quitó, y es lo que ha elevado nuestros espíritus desde el amanecer de la humanidad: nuestra capacidad de imaginar y soñar, conteniendo el aliento de nuestra voluntad, concentrando la energía del próximo paso, y hacer lo correcto. Y eso tiene efectos.

En algo sí falló el 2020. No nos acabó. Cuando la civilización se detuvo, la vida silvestre se recuperó y la Tierra, por un momento, respiró. Y al estar encerrados sin nada que hacer, cuando nos sentimos acorralados y la falta de espacio nos mataba, no tuvimos más remedio que crecer. Nada nos activa más que los problemas. Nada nos hace más creativos. Si no hay problemas, no hay acción. De lo contrario, dejaríamos de ser moldeados para obtener lo mejor de nosotros mismos. Por ello, nuestra revancha llegará. Todos esos sueños destruidos serán más grandes. No extrañaremos el 2020.

En el 2021 viajaremos a lugares más lejanos y emocionantes. Crearemos un alma nueva con nuestros deseos, un fruto de nuestros atributos, un prodigio de nuestros dones. Y lo haremos por todos los que no están y por los que se fueron antes. Por eso, en el Calendario Chino se le llama el Año del Búfalo, reflejo de la prosperidad obtenida a través del esfuerzo, el trabajo y la tenacidad, con una personalidad seria, metódica y paciente. Así es. Saldremos de este año por la puerta ancha, porque el próximo año será mejor. Rata o Búfalo, tú eliges. agusperezr@hotmail.com

El 2020 fue el Año de la Rata según el Calendario Chino, y con independencia del simbolismo cultural positivo que se le quiera asignar a este animalito, se asocia negativamente con la peste negra y lo que hemos vivido. Todos pensábamos que este año empezaría bien, pero nos sorprendió; de veras, sí que se ensañó con muchos de nosotros. Difícilmente, el 2020 pudo haber sido normal con sus maletas cargadas de violencia, explosiones, crisis económicas y políticas, incendios forestales, la muerte de Kobe Bryant y su hija, la caída de los precios del petróleo y una pandemia como pocas.

Queríamos sólo gente positiva en nuestro alrededor, y ahora este término se ha convertido en un símbolo de que ya no podemos trabajar, convivir ni salir a la calle como personas normales. ¿Quién iba a pensar que desde China vendría lo que cambiaría nuestros destinos sin haberlo comprado? Pocos quedaron libres, desde grandes mandatarios hasta el abuelito más inofensivo. El virus SARS-CoV-2 arrasó con empleos, conciertos, graduaciones y bodas. Vaya, que ni a funerales pudimos asistir. Cuando se trató de fechas importantes, tú, querido compañero 2020, nos las arruinaste todas.

Pero hay algo especial que tenemos que comentar. Es serio, y el 2020 lo tiene que escuchar antes de marcharse. En nuestras fiestas de fin de año sobran sillas y platos para cenar. Te llevaste buenos amigos, familiares y conocidos. No respetaste ni al vecino de enfrente que siempre saludábamos. ¡Caray! ¡Sí que dolió! Pero hay algo que no nos quitó, y es lo que ha elevado nuestros espíritus desde el amanecer de la humanidad: nuestra capacidad de imaginar y soñar, conteniendo el aliento de nuestra voluntad, concentrando la energía del próximo paso, y hacer lo correcto. Y eso tiene efectos.

En algo sí falló el 2020. No nos acabó. Cuando la civilización se detuvo, la vida silvestre se recuperó y la Tierra, por un momento, respiró. Y al estar encerrados sin nada que hacer, cuando nos sentimos acorralados y la falta de espacio nos mataba, no tuvimos más remedio que crecer. Nada nos activa más que los problemas. Nada nos hace más creativos. Si no hay problemas, no hay acción. De lo contrario, dejaríamos de ser moldeados para obtener lo mejor de nosotros mismos. Por ello, nuestra revancha llegará. Todos esos sueños destruidos serán más grandes. No extrañaremos el 2020.

En el 2021 viajaremos a lugares más lejanos y emocionantes. Crearemos un alma nueva con nuestros deseos, un fruto de nuestros atributos, un prodigio de nuestros dones. Y lo haremos por todos los que no están y por los que se fueron antes. Por eso, en el Calendario Chino se le llama el Año del Búfalo, reflejo de la prosperidad obtenida a través del esfuerzo, el trabajo y la tenacidad, con una personalidad seria, metódica y paciente. Así es. Saldremos de este año por la puerta ancha, porque el próximo año será mejor. Rata o Búfalo, tú eliges. agusperezr@hotmail.com