/ martes 17 de julio de 2018

Reconciliación, diálogo y paz

En mi colaboración anterior, mencioné parte el discurso de AMLO como virtual ganador, donde llamó a la ciudadanía a la reconciliación. Autores la definen como: restaurar las relaciones quebrantadas y aprender a vivir de manera no violenta a pesar de las diferencias tan radicales; ese proceso constituye la esencia de la transformación que busca la resolución de conflictos para construir la paz. Hablar de reconciliación no es sencillo, pues requiere colaboración de todas las partes de una comunidad, así como de voluntad, humildad y paciencia, con el ánimo de restablecer las relaciones hacia un fin común. Hubo quien mencionó que eso era imposible, resintiendo el producto de nuestro pasado tan quebrantado como nación. Reconciliarse no implica olvidar el pasado, sino rememorarlo y aprender de él, para evitar que se repita y he ahí la dificultad.

Recientemente AMLO indicó que implementará foros para la pacificación y reconciliación, iniciando en Ciudad Juárez, con el objetivo de conocer a las víctimas de secuestros, ejecuciones y desapariciones. Un proceso de paz sin reconciliación jamás será exitoso, entendiendo la paz no como meramente la ausencia de guerra, sino un llamado al fin de la violencia; arreglo pacífico de los conflictos; respeto y promoción de todos los Derechos Humanos, diálogo entre otras.

Para ello, necesitamos edificar relaciones basadas en confianza y respeto, y el diálogo es fundamental.
Un verdadero y genuino diálogo requiere de alternativas para la solución de conflictos que se suscitan entre los seres humanos, en los diferentes ámbitos en que se desenvuelven. El diálogo busca el entendimiento, el razonamiento, y por ende, la aclaración, solución y transformación de conflictos. Permite la creación de ambientes donde las personas puedan sentirse incluidas, otorgándoles poder de decisión y seguridad para conducirse con transparencia a través de la comunicación, además los torna receptivos y empáticos para comprender lo que otros quieren decir. Las personas se interconectan y forman relaciones sólidas, incrementando la posibilidad de que estén dispuestas a reconciliarse y cooperar de manera conjunta y constructiva, en los problemas y conflictos que les atañen.

Para lograr la paz, es preciso conducirse hacia un diálogo entre las personas que busque la reconciliación, para conducirse hacia metas favorables y alcanzables con el fin de fortalecer las capacidades de gestión hacia la construcción de la paz, de nuevo, tan apremiante en nuestro país.


En mi colaboración anterior, mencioné parte el discurso de AMLO como virtual ganador, donde llamó a la ciudadanía a la reconciliación. Autores la definen como: restaurar las relaciones quebrantadas y aprender a vivir de manera no violenta a pesar de las diferencias tan radicales; ese proceso constituye la esencia de la transformación que busca la resolución de conflictos para construir la paz. Hablar de reconciliación no es sencillo, pues requiere colaboración de todas las partes de una comunidad, así como de voluntad, humildad y paciencia, con el ánimo de restablecer las relaciones hacia un fin común. Hubo quien mencionó que eso era imposible, resintiendo el producto de nuestro pasado tan quebrantado como nación. Reconciliarse no implica olvidar el pasado, sino rememorarlo y aprender de él, para evitar que se repita y he ahí la dificultad.

Recientemente AMLO indicó que implementará foros para la pacificación y reconciliación, iniciando en Ciudad Juárez, con el objetivo de conocer a las víctimas de secuestros, ejecuciones y desapariciones. Un proceso de paz sin reconciliación jamás será exitoso, entendiendo la paz no como meramente la ausencia de guerra, sino un llamado al fin de la violencia; arreglo pacífico de los conflictos; respeto y promoción de todos los Derechos Humanos, diálogo entre otras.

Para ello, necesitamos edificar relaciones basadas en confianza y respeto, y el diálogo es fundamental.
Un verdadero y genuino diálogo requiere de alternativas para la solución de conflictos que se suscitan entre los seres humanos, en los diferentes ámbitos en que se desenvuelven. El diálogo busca el entendimiento, el razonamiento, y por ende, la aclaración, solución y transformación de conflictos. Permite la creación de ambientes donde las personas puedan sentirse incluidas, otorgándoles poder de decisión y seguridad para conducirse con transparencia a través de la comunicación, además los torna receptivos y empáticos para comprender lo que otros quieren decir. Las personas se interconectan y forman relaciones sólidas, incrementando la posibilidad de que estén dispuestas a reconciliarse y cooperar de manera conjunta y constructiva, en los problemas y conflictos que les atañen.

Para lograr la paz, es preciso conducirse hacia un diálogo entre las personas que busque la reconciliación, para conducirse hacia metas favorables y alcanzables con el fin de fortalecer las capacidades de gestión hacia la construcción de la paz, de nuevo, tan apremiante en nuestro país.