/ lunes 23 de mayo de 2022

Reforma política y electoral 2022

Por: César Wong

La democratización mexicana ha sido el resultado de múltiples reformas que, paulatinamente, han atenuado y modificando el modelo autoritario. Las reformas al sistema político y electoral han sido un recurso valioso en el desarrollo social. No obstante, su resultado es un tema complejo. Las reglas que se implementan no siempre coinciden con las intenciones de los reformadores, por ello, se requiere, en principio, un estudio profundo sobre las implicaciones de la modificación al sistema vigente.

Hace unas semanas el presidente AMLO propuso una iniciativa de reforma a nuestro modelo político y electoral. Algunas fuerzas como el PAN y el PRI también han difundió sus propuestas para iniciar con el juego legislativo. Este impulso reformador se ha reflejado además en los estados.

Sin duda, es un momento importante en la vida democrática mexicana. El resultado de este proceso de reforma definirá el rumbo del país, ya que en 2024 habrá elección en 30 de las 32 entidades y el cambio de estafeta en el Congreso de la Unión y la presidencia de la República.

En el rubro institucional se propone la unificación de las autoridades electorales. Se habla de desaparecer los OPLE y los Tribunales Locales. La intención es que la vigilancia y organización se asuma por un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y que la calificación de esos procesos, así como la solución de controversias, sea jurisdicción y competencia del Tribunal Federal.

Se planea que en la designación de los integrantes de las autoridades electorales se involucren los tres Poderes de la Unión. Que las candidaturas a consejeros y magistrados sean presentadas por las Cámaras, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la presidencia de la República, para en su momento, ser electos por el voto popular, con todo lo que ello implica.

Respecto a la configuración de los poderes legislativos, se propone la eliminar la representación proporcional o plurinominales y reducir el número de diputaciones a partir de un criterio poblacional. Por ejemplo, se formula que en Chihuahua de 33 diputados sean electos solo 20.

Otras propuestas que parecen relevantes son: i) modificar la elección presidencial para implementar una segunda vuelta, ii) establecer como causal de nulidad constitucional la incidencia de delincuencia organizada en elecciones, iii) impulsar el voto electrónico, iv) reducir el financiamiento público (ordinario) a partidos políticos y ampliar el privado, y v) establecer un 33% de participación para que el resultado del proceso de revocación de mandato sea vinculante.

Además de estas propuestas de reforma vendrán más en tanto se acerque el próximo periodo de sesiones en el Congreso. Para que las propuestas de modificación constitucional sean aprobadas se requieren 334 votos de 500 en la Cámara de Diputados y 85 de 128 votos en el Senado, así como la aprobación de cuando menos 17 estados.

Cada iniciativa lleva implícita una justificación que debe ser discutida para determinar si es suficiente para modificar el modelo que por décadas se ha construido en la democracia mexicana. Existen temas recurrentes que se ponen en la mesa, como la desaparición de los órganos locales, la segunda vuelta en la elección presidencial y eliminar los plurinominales.

Las opiniones serán divergentes. Algunos pretenden que no se dé cabida a una reforma que beneficie al poder en turno. Otros hablan de modificaciones atendiendo a la certeza de las elecciones y la reducción del gasto público.

Creo que cualquier modificación a nuestro sistema es plausible, siempre y cuando se elimine de la discusión los beneficios a grupos de poder y se busque garantizar el desarrollo democrático sustentable a futuro. Más discusión y análisis. Menos poder e interés. ¿Ustedes qué opinan?


Por: César Wong

La democratización mexicana ha sido el resultado de múltiples reformas que, paulatinamente, han atenuado y modificando el modelo autoritario. Las reformas al sistema político y electoral han sido un recurso valioso en el desarrollo social. No obstante, su resultado es un tema complejo. Las reglas que se implementan no siempre coinciden con las intenciones de los reformadores, por ello, se requiere, en principio, un estudio profundo sobre las implicaciones de la modificación al sistema vigente.

Hace unas semanas el presidente AMLO propuso una iniciativa de reforma a nuestro modelo político y electoral. Algunas fuerzas como el PAN y el PRI también han difundió sus propuestas para iniciar con el juego legislativo. Este impulso reformador se ha reflejado además en los estados.

Sin duda, es un momento importante en la vida democrática mexicana. El resultado de este proceso de reforma definirá el rumbo del país, ya que en 2024 habrá elección en 30 de las 32 entidades y el cambio de estafeta en el Congreso de la Unión y la presidencia de la República.

En el rubro institucional se propone la unificación de las autoridades electorales. Se habla de desaparecer los OPLE y los Tribunales Locales. La intención es que la vigilancia y organización se asuma por un Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) y que la calificación de esos procesos, así como la solución de controversias, sea jurisdicción y competencia del Tribunal Federal.

Se planea que en la designación de los integrantes de las autoridades electorales se involucren los tres Poderes de la Unión. Que las candidaturas a consejeros y magistrados sean presentadas por las Cámaras, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la presidencia de la República, para en su momento, ser electos por el voto popular, con todo lo que ello implica.

Respecto a la configuración de los poderes legislativos, se propone la eliminar la representación proporcional o plurinominales y reducir el número de diputaciones a partir de un criterio poblacional. Por ejemplo, se formula que en Chihuahua de 33 diputados sean electos solo 20.

Otras propuestas que parecen relevantes son: i) modificar la elección presidencial para implementar una segunda vuelta, ii) establecer como causal de nulidad constitucional la incidencia de delincuencia organizada en elecciones, iii) impulsar el voto electrónico, iv) reducir el financiamiento público (ordinario) a partidos políticos y ampliar el privado, y v) establecer un 33% de participación para que el resultado del proceso de revocación de mandato sea vinculante.

Además de estas propuestas de reforma vendrán más en tanto se acerque el próximo periodo de sesiones en el Congreso. Para que las propuestas de modificación constitucional sean aprobadas se requieren 334 votos de 500 en la Cámara de Diputados y 85 de 128 votos en el Senado, así como la aprobación de cuando menos 17 estados.

Cada iniciativa lleva implícita una justificación que debe ser discutida para determinar si es suficiente para modificar el modelo que por décadas se ha construido en la democracia mexicana. Existen temas recurrentes que se ponen en la mesa, como la desaparición de los órganos locales, la segunda vuelta en la elección presidencial y eliminar los plurinominales.

Las opiniones serán divergentes. Algunos pretenden que no se dé cabida a una reforma que beneficie al poder en turno. Otros hablan de modificaciones atendiendo a la certeza de las elecciones y la reducción del gasto público.

Creo que cualquier modificación a nuestro sistema es plausible, siempre y cuando se elimine de la discusión los beneficios a grupos de poder y se busque garantizar el desarrollo democrático sustentable a futuro. Más discusión y análisis. Menos poder e interés. ¿Ustedes qué opinan?