/ miércoles 5 de febrero de 2020

Reformas constitucionales

Celebramos un aniversario más de la Constitución que nos rige, Constitución que de algún modo aminoró la lucha armada y dio pie a que las pasiones revolucionarias fueran, si no extinguiéndose, tomando un cauce para pacificar al país.

Esa Constitución de 1917, cuyo antecedente fue la de 1857, tuvo un gran impacto social, así algunos de sus artículos fueran cuestionados, y abrió las puertas para la modernización de la nación mexicana. Ciertamente existieron, de entrada, puntos perfectibles en ella, pero en general dio rumbo certero al desarrollo de los mexicanos, así sobre todo en sus primeros años hubiera incertidumbre sobre su valor intrínseco.

A lo largo del tiempo, sin embargo, ha recibido numerosas enmiendas y se ha llegado a cuestionar si aún es válida a más de una centuria de su proclamación. Hace unos años se planteaba si sería o no conveniente realizar una nueva Constitución o reformar la existente. Las voces que pugnaban por una nueva poco a poco, por diversas razones, se han ido apagando y la idea de una reforma, creciendo.

Los avances de las condiciones sociales en nuestro país y en el mundo en general han cambiado. El México de hoy no es el mismo que el de ayer, mucho menos aquel en que se plasmó la Constitución. Sin embargo la esencia y sentido constitucionales se mantienen, así, como expresamos líneas arriba, existan puntos que deban perfeccionarse o adaptarse a las nuevas condiciones del país.

Tras la segunda mitad del siglo pasado se dio un intento por dar a conocer la Constitución a la inmensa mayoría del pueblo mexicano, pero la realidad es que no se logró el objetivo. Eso lleva a la gran cuestión: ¿Cuántos mexicanos la conocen?, ¿cuántos la estudian?, ¿cuántos están al tanto de las modificaciones que se van realizando en su articulado?, ¿cuántos siguen sus exigencias?, ¿cuántos la promueven?, ¿cuántos la utilizan para defenderse de arbitrariedades?, ¿cuántos se dan cuenta de que existen puntos que a veces parecen o son contradictorios en tales o cuales artículos?

Ciertamente la Constitución es guía y trayectoria para consolidar un Estado de Derecho, pero también ha servido en muchos casos para actuar al margen de ese estado. La interpretación de la misma por los legisladores, los abogados, los fiscales, los jueces y todos los que manejan las situaciones de legalidad, incluyendo –o en primer lugar- la Suprema Corte de Justicia a veces deja que desear.

Es necesario que los organismos de la sociedad civil y los ciudadanos comunes estén al tanto del texto constitucional actual, y se informen de aquellas reformas o modificaciones que se realicen, so pena de que algún punto pueda ir –lo que daría al traste con la misma esencia constitucional- en contra de las garantías individuales o los derechos humanos o ciudadanos. ¿Lo ven?

Celebramos un aniversario más de la Constitución que nos rige, Constitución que de algún modo aminoró la lucha armada y dio pie a que las pasiones revolucionarias fueran, si no extinguiéndose, tomando un cauce para pacificar al país.

Esa Constitución de 1917, cuyo antecedente fue la de 1857, tuvo un gran impacto social, así algunos de sus artículos fueran cuestionados, y abrió las puertas para la modernización de la nación mexicana. Ciertamente existieron, de entrada, puntos perfectibles en ella, pero en general dio rumbo certero al desarrollo de los mexicanos, así sobre todo en sus primeros años hubiera incertidumbre sobre su valor intrínseco.

A lo largo del tiempo, sin embargo, ha recibido numerosas enmiendas y se ha llegado a cuestionar si aún es válida a más de una centuria de su proclamación. Hace unos años se planteaba si sería o no conveniente realizar una nueva Constitución o reformar la existente. Las voces que pugnaban por una nueva poco a poco, por diversas razones, se han ido apagando y la idea de una reforma, creciendo.

Los avances de las condiciones sociales en nuestro país y en el mundo en general han cambiado. El México de hoy no es el mismo que el de ayer, mucho menos aquel en que se plasmó la Constitución. Sin embargo la esencia y sentido constitucionales se mantienen, así, como expresamos líneas arriba, existan puntos que deban perfeccionarse o adaptarse a las nuevas condiciones del país.

Tras la segunda mitad del siglo pasado se dio un intento por dar a conocer la Constitución a la inmensa mayoría del pueblo mexicano, pero la realidad es que no se logró el objetivo. Eso lleva a la gran cuestión: ¿Cuántos mexicanos la conocen?, ¿cuántos la estudian?, ¿cuántos están al tanto de las modificaciones que se van realizando en su articulado?, ¿cuántos siguen sus exigencias?, ¿cuántos la promueven?, ¿cuántos la utilizan para defenderse de arbitrariedades?, ¿cuántos se dan cuenta de que existen puntos que a veces parecen o son contradictorios en tales o cuales artículos?

Ciertamente la Constitución es guía y trayectoria para consolidar un Estado de Derecho, pero también ha servido en muchos casos para actuar al margen de ese estado. La interpretación de la misma por los legisladores, los abogados, los fiscales, los jueces y todos los que manejan las situaciones de legalidad, incluyendo –o en primer lugar- la Suprema Corte de Justicia a veces deja que desear.

Es necesario que los organismos de la sociedad civil y los ciudadanos comunes estén al tanto del texto constitucional actual, y se informen de aquellas reformas o modificaciones que se realicen, so pena de que algún punto pueda ir –lo que daría al traste con la misma esencia constitucional- en contra de las garantías individuales o los derechos humanos o ciudadanos. ¿Lo ven?