/ martes 10 de diciembre de 2019

Reglamentación imposible

La problemática en la Sierra Tarahumara es cada vez más intensa. Los apoyos no llegan como deben de ser, hacen falta médicos y medicamentos, la tuberculosis que supuestamente ya se encuentra erradicada ataca sobre todo a niños y ancianos generando la muerte en muchos casos; el hambre sigue siendo la compañera de las cuatro etnias que aún radican en esta zona; las células criminales desplazan a familias enteras y para recibir los recursos de los programas federales en muchos casos deben viajar decenas de kilómetros gastando lo que no tienen.

Impotencia se siente ante la ineficacia de la legislatura local que ha sido incapaz de cumplir el ordenamiento de crear el respectivo reglamento para que entre en vigor la ley indígena, para lo cual tuvieron 500 días hábiles para elaborar dicha reglamentación donde más de cien mil indígenas en nuestro estado de cuatro etnias distintas están esperando una ley que regule y proteja sus derechos, pero a los señores legisladores no les interesa este tema y bajo el discurso del miedo por la inseguridad se justifican diciendo que “no se han podido llevar a cabo las consultas necesarias para elaborar la reglamentación”.

Mientras tanto los indígenas sufren las imposiciones de los “chabochis” con miedo hasta que les quieran decir cómo elaborar sus festividades, su “tónare” y su “tesgüino”, los presidentes municipales y dirigentes sociales se soban las manos ante lo que representa tener el control de los recursos destinados para apoyarlos, los gobernadores indígenas son cero a la izquierda para las autoridades menospreciándolos y tratando de manipularlos de acuerdo con sus intereses.

“No debemos olvidar que la tierra es nuestra madre, ahí nacimos, ahí crecimos y de ahí nos alimentamos; el bosque es nuestra respiración, pues nos proporciona el oxígeno necesario para la vida y el agua es nuestra sangre. De ahí la necesidad de respetar nuestra tierra, nuestros bosques, nuestros ríos, lagos y lagunas. Con toda esta riqueza que tenemos, vivimos en la pobreza económica”.


“No queremos más ‘kórima’, queremos trabajar, queremos obtener nuestros propios recursos para que nuestras familias, sobre todo los niños y los ancianos, tengan una buena calidad de vida. Queremos salir adelante con nuestro propio trabajo, para eso queremos una ley que regule los derechos de los indígenas, ¡sí la queremos!, pero queremos que se tome en cuenta a nuestros gobernadores como autoridades, que se respete a nuestros cabildos indígenas y que toda decisión que se tome por parte de los gobiernos sea discutida y aprobada en sus reuniones”.


Ahí está la demanda… ¡A ver a qué horas!


Correo: vicmedina@hotmail.com

La problemática en la Sierra Tarahumara es cada vez más intensa. Los apoyos no llegan como deben de ser, hacen falta médicos y medicamentos, la tuberculosis que supuestamente ya se encuentra erradicada ataca sobre todo a niños y ancianos generando la muerte en muchos casos; el hambre sigue siendo la compañera de las cuatro etnias que aún radican en esta zona; las células criminales desplazan a familias enteras y para recibir los recursos de los programas federales en muchos casos deben viajar decenas de kilómetros gastando lo que no tienen.

Impotencia se siente ante la ineficacia de la legislatura local que ha sido incapaz de cumplir el ordenamiento de crear el respectivo reglamento para que entre en vigor la ley indígena, para lo cual tuvieron 500 días hábiles para elaborar dicha reglamentación donde más de cien mil indígenas en nuestro estado de cuatro etnias distintas están esperando una ley que regule y proteja sus derechos, pero a los señores legisladores no les interesa este tema y bajo el discurso del miedo por la inseguridad se justifican diciendo que “no se han podido llevar a cabo las consultas necesarias para elaborar la reglamentación”.

Mientras tanto los indígenas sufren las imposiciones de los “chabochis” con miedo hasta que les quieran decir cómo elaborar sus festividades, su “tónare” y su “tesgüino”, los presidentes municipales y dirigentes sociales se soban las manos ante lo que representa tener el control de los recursos destinados para apoyarlos, los gobernadores indígenas son cero a la izquierda para las autoridades menospreciándolos y tratando de manipularlos de acuerdo con sus intereses.

“No debemos olvidar que la tierra es nuestra madre, ahí nacimos, ahí crecimos y de ahí nos alimentamos; el bosque es nuestra respiración, pues nos proporciona el oxígeno necesario para la vida y el agua es nuestra sangre. De ahí la necesidad de respetar nuestra tierra, nuestros bosques, nuestros ríos, lagos y lagunas. Con toda esta riqueza que tenemos, vivimos en la pobreza económica”.


“No queremos más ‘kórima’, queremos trabajar, queremos obtener nuestros propios recursos para que nuestras familias, sobre todo los niños y los ancianos, tengan una buena calidad de vida. Queremos salir adelante con nuestro propio trabajo, para eso queremos una ley que regule los derechos de los indígenas, ¡sí la queremos!, pero queremos que se tome en cuenta a nuestros gobernadores como autoridades, que se respete a nuestros cabildos indígenas y que toda decisión que se tome por parte de los gobiernos sea discutida y aprobada en sus reuniones”.


Ahí está la demanda… ¡A ver a qué horas!


Correo: vicmedina@hotmail.com