/ jueves 15 de agosto de 2019

Religión en las aulas

En una época de reformas cuestionables, deberíamos considerar la religión como asignatura alternativa de valores sociales y éticos, tal como lo hacen la inmensa mayoría de los estados de la Unión Europea. Ha sido una asignatura obligatoria en el Reino Unido, Finlandia, Grecia, Austria, Chipre, Dinamarca, Irlanda, Malta, Noruega, Rumania, Suecia y Suiza; opcional con efectos académicos en Alemania y Bélgica, o sin efectos académicos en Andorra, Croacia, Eslovaquia, Holanda, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Polonia y Ucrania. Puede ser facultativa en cursos superiores, sin que la nota cuente para la media, como en Portugal e Italia. En la República Checa o Bulgaria no existe la asignatura.

En sistemas educativos que antes ignoraban la religión, de acuerdo con Mónica Arrizabalaga, se ha incorporado al currículo como asignatura. Es el caso de muchos de los antiguos integrantes de la URSS. En Rusia es obligatorio cursar a los 10 y 11 años los “Fundamentos de las religiones y la ética laica”, escogiendo entre seis módulos la religión que se desee. En el caso de México, esta reforma no sería algo muy innovador si consideramos que es un fenómeno cultural necesario para comprender mejor la historia, el arte o la música nacionales y universales.

Si bien, en algunos países prevalece el criterio que ningún colegio público que reciba fondos federales, estatales o locales puede abordar materias relacionadas con una religión, a menos que sea de manera neutral y objetiva, también es verdad que los padres de familia que pagan con sus impuestos los servicios educativos adquieren, de facto, el derecho a elegir o no la religión como curso optativo en las escuelas para sus propios hijos.

El principio de laicidad es bueno, pero sería más justo que se reincorporara la sección del texto original del 5 de febrero de 1917, del artículo 3 Constitucional, que afirma que “la enseñanza es libre”, así “el libre examen y discusión de las ideas” tendría pleno sentido. En México, a falta de una filosofía de las religiones, hemos perdido la capacidad de conversar sobre religión, prueba de que hay una demanda social del tema. agusperezr@hotmail.com



En una época de reformas cuestionables, deberíamos considerar la religión como asignatura alternativa de valores sociales y éticos, tal como lo hacen la inmensa mayoría de los estados de la Unión Europea. Ha sido una asignatura obligatoria en el Reino Unido, Finlandia, Grecia, Austria, Chipre, Dinamarca, Irlanda, Malta, Noruega, Rumania, Suecia y Suiza; opcional con efectos académicos en Alemania y Bélgica, o sin efectos académicos en Andorra, Croacia, Eslovaquia, Holanda, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Polonia y Ucrania. Puede ser facultativa en cursos superiores, sin que la nota cuente para la media, como en Portugal e Italia. En la República Checa o Bulgaria no existe la asignatura.

En sistemas educativos que antes ignoraban la religión, de acuerdo con Mónica Arrizabalaga, se ha incorporado al currículo como asignatura. Es el caso de muchos de los antiguos integrantes de la URSS. En Rusia es obligatorio cursar a los 10 y 11 años los “Fundamentos de las religiones y la ética laica”, escogiendo entre seis módulos la religión que se desee. En el caso de México, esta reforma no sería algo muy innovador si consideramos que es un fenómeno cultural necesario para comprender mejor la historia, el arte o la música nacionales y universales.

Si bien, en algunos países prevalece el criterio que ningún colegio público que reciba fondos federales, estatales o locales puede abordar materias relacionadas con una religión, a menos que sea de manera neutral y objetiva, también es verdad que los padres de familia que pagan con sus impuestos los servicios educativos adquieren, de facto, el derecho a elegir o no la religión como curso optativo en las escuelas para sus propios hijos.

El principio de laicidad es bueno, pero sería más justo que se reincorporara la sección del texto original del 5 de febrero de 1917, del artículo 3 Constitucional, que afirma que “la enseñanza es libre”, así “el libre examen y discusión de las ideas” tendría pleno sentido. En México, a falta de una filosofía de las religiones, hemos perdido la capacidad de conversar sobre religión, prueba de que hay una demanda social del tema. agusperezr@hotmail.com