/ domingo 28 de abril de 2024

Restringirá Europa la importación de productos que causen deforestación o degradación

Como parte de las acciones de lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el parlamento europeo aprobó un nuevo Reglamento que entrará en vigor a partir de diciembre de este año, el cual impone la obligación a las empresas comercializadoras de varios productos, de verificar que no provocan deforestación o degradación forestal.

Entre los argumentos más importantes para la emisión de este Reglamento, se citan datos publicados por la FAO, en los que se estima que en el período comprendido entre 1990 y 2020, se perdieron en el mundo 420 millones de hectáreas de bosque, debido a la deforestación. Es importante destacar que con su aprobación, se reconoce además, el deseo de los ciudadanos europeos de no seguir contribuyendo a la deforestación global con su consumo.

Los productos que de inicio estarán sujetos a esta nueva regulación, son ganado, cacao, café, aceite de palma, soya, madera, caucho, carbón vegetal, papel impreso, cuero, chocolate y muebles. Entre las obligaciones que ahora se impondrán a las empresas comercializadoras de estos productos, están la de verificar y emitir una declaración, llamada “diligencia debida”, de que los productos colocados en el mercado de los países que integran la Unión Europea, no han provocado deforestación y degradación forestal, en cualquier parte del mundo después del 31 de diciembre de 2020.

Esto no implica que vaya a estar prohibida la venta de estos productos en los países de la UE, sino que éstos deberán llevar esa declaración. Las empresas, deberán además, verificar el cumplimiento de la legislación aplicable en el país de origen, incluidos los derechos humanos, y que se hayan respetado los derechos de los pueblos indígenas interesados.

Para el caso de los productos del sector forestal, como la madera, carbón vegetal, papel impreso y muebles, será un gran avance, contar por ejemplo, con la certificación de manejo forestal responsable que emite el Forest Stewardship Council (FSC), como es el caso ya de varios productores forestales en el Estado. A las empresas que exporten a los países de la Unión Europea muebles, madera, tarimas, tableros de madera, por ejemplo, podrán certificarse primero en cadena de custodia del FSC y complementar el proceso con una guía de acciones adicionales que el propio FSC ha desarrollado, para facilitar la obtención del certificado de “diligencia debida”, que se exigirá a las empresas.

La comercialización de los productos de madera está pasando ya por un proceso cada vez más rápido de ser una política de implementación voluntaria, a convertirse en una exigencia de los mercados. Por lo pronto, en los países de la Unión Europea esto es ya una realidad; y en otras regiones como en Estados Unidos y algunos países de Asia, está creciendo de manera muy importante la demanda de los mercados por productos certificados, aunque aún no sea una exigencia legal. El interés de las empresas por mostrar su colaboración en la lucha contra el cambio climático y la conservación de los bosques del mundo, está aumentando muy rápido, y seguramente ya no se va a detener.

Ante este escenario real, sería muy importante que se dé mayor prioridad y se destinen más recursos presupuestales para promover la certificación forestal. Con esto, no sólo se estaría impulsando la conservación y buen manejo de nuestros bosques, sino además, se podrían evitar futuros riesgos en la cadena de comercialización de los productos forestales, y con ello su impacto negativo en la economía y el empleo, tanto de los productores primarios, como de las empresas comercializadoras. El tiempo se agota…

oestradam81@hotmail.com

Como parte de las acciones de lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, el parlamento europeo aprobó un nuevo Reglamento que entrará en vigor a partir de diciembre de este año, el cual impone la obligación a las empresas comercializadoras de varios productos, de verificar que no provocan deforestación o degradación forestal.

Entre los argumentos más importantes para la emisión de este Reglamento, se citan datos publicados por la FAO, en los que se estima que en el período comprendido entre 1990 y 2020, se perdieron en el mundo 420 millones de hectáreas de bosque, debido a la deforestación. Es importante destacar que con su aprobación, se reconoce además, el deseo de los ciudadanos europeos de no seguir contribuyendo a la deforestación global con su consumo.

Los productos que de inicio estarán sujetos a esta nueva regulación, son ganado, cacao, café, aceite de palma, soya, madera, caucho, carbón vegetal, papel impreso, cuero, chocolate y muebles. Entre las obligaciones que ahora se impondrán a las empresas comercializadoras de estos productos, están la de verificar y emitir una declaración, llamada “diligencia debida”, de que los productos colocados en el mercado de los países que integran la Unión Europea, no han provocado deforestación y degradación forestal, en cualquier parte del mundo después del 31 de diciembre de 2020.

Esto no implica que vaya a estar prohibida la venta de estos productos en los países de la UE, sino que éstos deberán llevar esa declaración. Las empresas, deberán además, verificar el cumplimiento de la legislación aplicable en el país de origen, incluidos los derechos humanos, y que se hayan respetado los derechos de los pueblos indígenas interesados.

Para el caso de los productos del sector forestal, como la madera, carbón vegetal, papel impreso y muebles, será un gran avance, contar por ejemplo, con la certificación de manejo forestal responsable que emite el Forest Stewardship Council (FSC), como es el caso ya de varios productores forestales en el Estado. A las empresas que exporten a los países de la Unión Europea muebles, madera, tarimas, tableros de madera, por ejemplo, podrán certificarse primero en cadena de custodia del FSC y complementar el proceso con una guía de acciones adicionales que el propio FSC ha desarrollado, para facilitar la obtención del certificado de “diligencia debida”, que se exigirá a las empresas.

La comercialización de los productos de madera está pasando ya por un proceso cada vez más rápido de ser una política de implementación voluntaria, a convertirse en una exigencia de los mercados. Por lo pronto, en los países de la Unión Europea esto es ya una realidad; y en otras regiones como en Estados Unidos y algunos países de Asia, está creciendo de manera muy importante la demanda de los mercados por productos certificados, aunque aún no sea una exigencia legal. El interés de las empresas por mostrar su colaboración en la lucha contra el cambio climático y la conservación de los bosques del mundo, está aumentando muy rápido, y seguramente ya no se va a detener.

Ante este escenario real, sería muy importante que se dé mayor prioridad y se destinen más recursos presupuestales para promover la certificación forestal. Con esto, no sólo se estaría impulsando la conservación y buen manejo de nuestros bosques, sino además, se podrían evitar futuros riesgos en la cadena de comercialización de los productos forestales, y con ello su impacto negativo en la economía y el empleo, tanto de los productores primarios, como de las empresas comercializadoras. El tiempo se agota…

oestradam81@hotmail.com