/ domingo 30 de mayo de 2021

Retos del periodismo ante las elecciones

En el fortalecimiento de la democracia en México, necesariamente deben intervenir los profesionales del periodismo y la llamada prensa libre.

Los nuevos tiempos globales y la nueva sociedad del conocimiento en que vivimos nos exigen estar más y mejor preparados e informados, pero también nos ponen en alerta sobre los peligros que tiene encima el periodismo (violencia y gobernantes totalitarios), los cuales dañan fuertemente la relación institución-medio-sociedad.

En el mundo actual, la sociedad civil —sobre todo la sociedad organizada— es una herramienta efectiva en la solución de problemas agudos, como la intolerancia, la antidemocracia, la impunidad y la corrupción.

En este contexto, los periodistas en compañía de la ciudadanía hacen el llamado “quinto poder”, es decir, un frente (bien organizado y sin tintes partidistas) respaldado y acrecentado a través de las llamadas “redes sociales”.

El fin es defender las libertades (de prensa, empresa, culto, voto) que contribuyan a la democracia. El reto se encuentra a la vuelta de la esquina, es decir el próximo 6 de junio.

Cada profesión tiene sus propias herramientas. Los escritores y los periodistas tienen la palabra: los primeros, para contar, y los segundos, para informar; los primeros desde la mesura, y los segundos desde la inmediatez.

El periodista es toda persona física que hace del ejercicio de las libertades de expresión y de información su actividad principal, de manera permanente y remunerada. Es quien cumple con un sentido de responsabilidad social.

Todos estamos en posibilidad de hacer una maleta de viaje, pero la realidad es que no todos dominamos el arte de transmitir un mensaje.

El periodista efectivamente es un artista en su medio, porque sabe ver las cosas con claridad y describirlas con sencillez. Hace arte.

Entre los principios básicos para el ejercicio profesional presentados por el escritor español Juan Luis Cebrián, destaca que para el periodista:

La primera obligación es la verdad; su primera lealtad es hacia los ciudadanos; debe servir como un vigilante independiente del poder; debe otorgar tribuna a las críticas públicas y al compromiso.

Sirvan para bien las palabras de Félix Rebollo: “El periodista mediocre informa por informar; el gran periodista informa y forma”.

La cultura, el espíritu crítico, como cualquier otra de las cualidades señaladas, se pueden ir adquiriendo con tesón, pero el entusiasmo por realizar un buen periodismo sólo se encuentra en la gran pasión por el arte de informar y servir.

Debo señalar que los grandes periodistas de la historia han triunfado por sentirse esencialmente periodistas y estar al servicio de la noticia y de su patria. No cambiaron la pasión de la verdad por la pasión de la palabra. El acontecimiento, el hecho noticioso, es el eje de su labor, el eco de todo.

Obrar como debe y decidir lo que éticamente es bueno, es el deber fundamental del individuo. Este deber, es preciso señalarlo a los periodistas, no disminuye su libertad... ¡los hace ejercerla!

Los procesos mundiales han obligado a la mayoría de las naciones a buscar el fortalecimiento de sus instituciones.

El fortalecimiento tiene que darse en el marco del derecho, la transparencia y la participación activa de los ciudadanos, de los medios y sus contrapesos, de lo contrario corremos el riesgo de un retroceso en la democracia.

Nos pueden seguir: palabrapropia@hotmail.com twiter@palabrapropia

Antena radio 102.5 FM. de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde

En el fortalecimiento de la democracia en México, necesariamente deben intervenir los profesionales del periodismo y la llamada prensa libre.

Los nuevos tiempos globales y la nueva sociedad del conocimiento en que vivimos nos exigen estar más y mejor preparados e informados, pero también nos ponen en alerta sobre los peligros que tiene encima el periodismo (violencia y gobernantes totalitarios), los cuales dañan fuertemente la relación institución-medio-sociedad.

En el mundo actual, la sociedad civil —sobre todo la sociedad organizada— es una herramienta efectiva en la solución de problemas agudos, como la intolerancia, la antidemocracia, la impunidad y la corrupción.

En este contexto, los periodistas en compañía de la ciudadanía hacen el llamado “quinto poder”, es decir, un frente (bien organizado y sin tintes partidistas) respaldado y acrecentado a través de las llamadas “redes sociales”.

El fin es defender las libertades (de prensa, empresa, culto, voto) que contribuyan a la democracia. El reto se encuentra a la vuelta de la esquina, es decir el próximo 6 de junio.

Cada profesión tiene sus propias herramientas. Los escritores y los periodistas tienen la palabra: los primeros, para contar, y los segundos, para informar; los primeros desde la mesura, y los segundos desde la inmediatez.

El periodista es toda persona física que hace del ejercicio de las libertades de expresión y de información su actividad principal, de manera permanente y remunerada. Es quien cumple con un sentido de responsabilidad social.

Todos estamos en posibilidad de hacer una maleta de viaje, pero la realidad es que no todos dominamos el arte de transmitir un mensaje.

El periodista efectivamente es un artista en su medio, porque sabe ver las cosas con claridad y describirlas con sencillez. Hace arte.

Entre los principios básicos para el ejercicio profesional presentados por el escritor español Juan Luis Cebrián, destaca que para el periodista:

La primera obligación es la verdad; su primera lealtad es hacia los ciudadanos; debe servir como un vigilante independiente del poder; debe otorgar tribuna a las críticas públicas y al compromiso.

Sirvan para bien las palabras de Félix Rebollo: “El periodista mediocre informa por informar; el gran periodista informa y forma”.

La cultura, el espíritu crítico, como cualquier otra de las cualidades señaladas, se pueden ir adquiriendo con tesón, pero el entusiasmo por realizar un buen periodismo sólo se encuentra en la gran pasión por el arte de informar y servir.

Debo señalar que los grandes periodistas de la historia han triunfado por sentirse esencialmente periodistas y estar al servicio de la noticia y de su patria. No cambiaron la pasión de la verdad por la pasión de la palabra. El acontecimiento, el hecho noticioso, es el eje de su labor, el eco de todo.

Obrar como debe y decidir lo que éticamente es bueno, es el deber fundamental del individuo. Este deber, es preciso señalarlo a los periodistas, no disminuye su libertad... ¡los hace ejercerla!

Los procesos mundiales han obligado a la mayoría de las naciones a buscar el fortalecimiento de sus instituciones.

El fortalecimiento tiene que darse en el marco del derecho, la transparencia y la participación activa de los ciudadanos, de los medios y sus contrapesos, de lo contrario corremos el riesgo de un retroceso en la democracia.

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