/ domingo 27 de diciembre de 2020

Revaloricemos a enfermeras y enfermeros

En la sociedad siempre se ha distinguido o ponderado la labor de los médicos, y si se trata de especialistas, la sociedad los reconoce y da un trato especial; pero pocas veces nos detenemos a revisar y revalorar la importante labor que realizan en instituciones públicas y privadas el resto del personal de salud, quienes se dedican a enfermería, limpieza, cocina, conductores de ambulancia, administrativos, entre otros.

Es importante que podamos analizar algunos datos referentes a enfermería; en principio reconocer que se trata en su mayoría de personas con una profunda y comprometida vocación al servicio de los demás, que demanda habilidades de comunicación, empatía, respeto, paciencia, resiliencia, estabilidad emocional, resistencia física, iniciativa, capacidad para tomar decisiones e incluso hasta servir de compañía o consuelo a los enfermos y familiares, en general, interactuar como intermediarios entre médicos y pacientes.

En nuestro país existe 2.8 enfermeras o enfermeros por cada 1,000 habitantes, muy por debajo de los estándares recomendados por la Organización Mundial de Salud, que es de 8, es decir tenemos un déficit aproximado de 730,000, de modo tal que al ritmo en el que las políticas públicas se han decantado en este tema, nos llevarían al menos 17 años para llegar a los extremos aceptables; tenemos muy pocas escuelas de enfermería y de especialización, lo que nos coloca en una condición deficitaria muy importante, la estadística nos señala que el 85% son mujeres y 15% varones; sin dejar de lado que los salarios y prestaciones que devengan son muy bajos.

Tuve oportunidad de compartir vivienda con una enfermera, era sorprendente ver su disciplina y responsabilidad, verla regresar a casa después de jornadas extenuantes de trabajo, seguir estudiando para poder atender mejor a sus pacientes, recuerdo la sensación terrible cuando fallecía alguna persona bajo sus cuidados, esa tristeza que se transmite sólo con verte sufrir de impotencia; tengo en fortuna contar entre mis amistades a personas que llevan con orgullo esta noble profesión, a quienes admiro y respeto profundamente.

La pandemia nos ha demostrado lo injusto que hemos sido con enfermeras y enfermeros, quienes mayoritariamente han cuidado a los enfermos y muchas veces son los encargados de brindar información a los familiares incomunicados acerca de las condiciones de salud de sus seres queridos, no han tenido vacaciones ni recibido los bonos ofrecidos y aun cuando han tenido alguna condición de incapacidad no se les han respetado, mucho menos reconocido su actividad como un riesgo de trabajo.

El próximo 6 de enero se celebra en México su día, será una fecha diferente; hemos entendido que enfermeras y enfermeros son tan importantes como los médicos, que urge la contratación de más personal, que debe intensificarse su capacitación y mejorar sus condiciones laborales, comprender que debemos hacerlo porque tristemente muchos han fallecido en el ejercicio de su profesión y si no les cuidamos, quiénes cuidarán de nosotros.


En la sociedad siempre se ha distinguido o ponderado la labor de los médicos, y si se trata de especialistas, la sociedad los reconoce y da un trato especial; pero pocas veces nos detenemos a revisar y revalorar la importante labor que realizan en instituciones públicas y privadas el resto del personal de salud, quienes se dedican a enfermería, limpieza, cocina, conductores de ambulancia, administrativos, entre otros.

Es importante que podamos analizar algunos datos referentes a enfermería; en principio reconocer que se trata en su mayoría de personas con una profunda y comprometida vocación al servicio de los demás, que demanda habilidades de comunicación, empatía, respeto, paciencia, resiliencia, estabilidad emocional, resistencia física, iniciativa, capacidad para tomar decisiones e incluso hasta servir de compañía o consuelo a los enfermos y familiares, en general, interactuar como intermediarios entre médicos y pacientes.

En nuestro país existe 2.8 enfermeras o enfermeros por cada 1,000 habitantes, muy por debajo de los estándares recomendados por la Organización Mundial de Salud, que es de 8, es decir tenemos un déficit aproximado de 730,000, de modo tal que al ritmo en el que las políticas públicas se han decantado en este tema, nos llevarían al menos 17 años para llegar a los extremos aceptables; tenemos muy pocas escuelas de enfermería y de especialización, lo que nos coloca en una condición deficitaria muy importante, la estadística nos señala que el 85% son mujeres y 15% varones; sin dejar de lado que los salarios y prestaciones que devengan son muy bajos.

Tuve oportunidad de compartir vivienda con una enfermera, era sorprendente ver su disciplina y responsabilidad, verla regresar a casa después de jornadas extenuantes de trabajo, seguir estudiando para poder atender mejor a sus pacientes, recuerdo la sensación terrible cuando fallecía alguna persona bajo sus cuidados, esa tristeza que se transmite sólo con verte sufrir de impotencia; tengo en fortuna contar entre mis amistades a personas que llevan con orgullo esta noble profesión, a quienes admiro y respeto profundamente.

La pandemia nos ha demostrado lo injusto que hemos sido con enfermeras y enfermeros, quienes mayoritariamente han cuidado a los enfermos y muchas veces son los encargados de brindar información a los familiares incomunicados acerca de las condiciones de salud de sus seres queridos, no han tenido vacaciones ni recibido los bonos ofrecidos y aun cuando han tenido alguna condición de incapacidad no se les han respetado, mucho menos reconocido su actividad como un riesgo de trabajo.

El próximo 6 de enero se celebra en México su día, será una fecha diferente; hemos entendido que enfermeras y enfermeros son tan importantes como los médicos, que urge la contratación de más personal, que debe intensificarse su capacitación y mejorar sus condiciones laborales, comprender que debemos hacerlo porque tristemente muchos han fallecido en el ejercicio de su profesión y si no les cuidamos, quiénes cuidarán de nosotros.