/ martes 17 de septiembre de 2019

Revolución e Independencia I

“¡Viva la libertad! ¡Viva América! ¡Muera el mal gobierno!”: Miguel Hidalgo


La lucha libertaria de las colonias españolas en América no tuvo procesos similares. España se dedicó a hacer lo que hicieron los imperios coloniales: saquear los recursos naturales de “sus” colonias y explotar inicuamente a los pueblos nativos de ellas. El caduco sistema feudal español, la existencia del estado clerical y el lento desarrollo de la acumulación originaria del capital fueron factores que incrementaron la presión tributaria a los habitantes de las colonias. La lucha de clases y la doble contradicción dialéctica en la pirámide socioeconómica se agudizaron. Los españoles eran la clase opulenta, explotadora, que además ocupaba los más altos cargos de la administración, de la escala militar y del clero católico. Su contradicción con los euromestizos (criollos) produjo división, encono y una situación de deseos independentistas. Veinticinco mil españoles frente a poco más de un millón de criollos era una enorme desigualdad. Por otro lado tres millones y medio de indomestizos e indios de comunidades recónditas, la gran mayoría sometidos al peonaje y a los trabajos más pesados (minería), constantemente se sublevaban al dogal de los españoles y criollos.

Los criollos se reunían para conspirar y organizar la lucha contra los poderosos españoles. Como en toda revolución, había grupos moderados, fieles a la corona y sólo querían pocos cambios y oportunidades. También los grupos radicales, que deseaban grandes cambios y formar una nación nueva e independiente del Imperio Español. Hidalgo y varios militares de baja graduación encabezaron una explosión revolucionaria, que pronto contó con miles de luchadores por la liberación. Una masa enorme que se componía de hombres con sus mujeres e hijos, sus armas eran: sus utensilios de labranza y de trabajo en las minas, escasas armas de fuego y de artillería.

Obtuvieron algunos triunfos y ocuparon parte del Bajío: Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Valle de México y cerca de la Ciudad de México (Monte de las Cruces), derrotaron a las fuerzas españolas, pero las contradicciones de Hidalgo y Allende los obligaron a separarse y miles de hombres abandonaron la lucha. El pueblo no entendía el sentido de la lucha y mucha sangre se había derramado.

“¡Viva la libertad! ¡Viva América! ¡Muera el mal gobierno!”: Miguel Hidalgo


La lucha libertaria de las colonias españolas en América no tuvo procesos similares. España se dedicó a hacer lo que hicieron los imperios coloniales: saquear los recursos naturales de “sus” colonias y explotar inicuamente a los pueblos nativos de ellas. El caduco sistema feudal español, la existencia del estado clerical y el lento desarrollo de la acumulación originaria del capital fueron factores que incrementaron la presión tributaria a los habitantes de las colonias. La lucha de clases y la doble contradicción dialéctica en la pirámide socioeconómica se agudizaron. Los españoles eran la clase opulenta, explotadora, que además ocupaba los más altos cargos de la administración, de la escala militar y del clero católico. Su contradicción con los euromestizos (criollos) produjo división, encono y una situación de deseos independentistas. Veinticinco mil españoles frente a poco más de un millón de criollos era una enorme desigualdad. Por otro lado tres millones y medio de indomestizos e indios de comunidades recónditas, la gran mayoría sometidos al peonaje y a los trabajos más pesados (minería), constantemente se sublevaban al dogal de los españoles y criollos.

Los criollos se reunían para conspirar y organizar la lucha contra los poderosos españoles. Como en toda revolución, había grupos moderados, fieles a la corona y sólo querían pocos cambios y oportunidades. También los grupos radicales, que deseaban grandes cambios y formar una nación nueva e independiente del Imperio Español. Hidalgo y varios militares de baja graduación encabezaron una explosión revolucionaria, que pronto contó con miles de luchadores por la liberación. Una masa enorme que se componía de hombres con sus mujeres e hijos, sus armas eran: sus utensilios de labranza y de trabajo en las minas, escasas armas de fuego y de artillería.

Obtuvieron algunos triunfos y ocuparon parte del Bajío: Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Valle de México y cerca de la Ciudad de México (Monte de las Cruces), derrotaron a las fuerzas españolas, pero las contradicciones de Hidalgo y Allende los obligaron a separarse y miles de hombres abandonaron la lucha. El pueblo no entendía el sentido de la lucha y mucha sangre se había derramado.