Como lo adelantamos la semana pasada, Ricardo Anaya es ya el tercer invitado en la contienda por la Presidencia de la República 2018.
Después de que el PRI-Gobierno hiciera todo lo posible (y lo imposible) por evitar la coalición, minando el de por sí escabroso camino a la unidad, de tres diferentes corrientes partidarias en un solo afán, rescatar y devolver a México a sus ciudadanos.
La semana pasada fue verdaderamente trascendental para el futuro de nuestro país, Ricardo Anaya presenta su renuncia a la presidencia del PAN ante la comisión permanente el viernes 8 de diciembre, el sábado 9 del mismo mes se registró ante el INE la Coalición Por México, Al Frente, que agrupa al Partido Acción Nacional, al Partido de la Revolución Democrática así como a Movimiento Ciudadano, rompiendo con esto todo pronóstico de fracaso para esta novedosa propuesta ciudadana, contra viento y marea, los encargados de llevar a buen término la coalición logran cumplir con los requisitos en tiempo y forma, para el domingo 10 de diciembre, ante la presencia de un auditorio pluripartidista y ciudadano, presentó su intención de buscar la candidatura a la Presidencia de la República para el primer domingo de julio del año que entra.
Según la crítica opositora, la coalición iba a durar hasta que se nombrara a su candidato, bueno, pues ahí está ya, Ricardo Anaya es abanderado de esta novedosa iniciativa, sumar los tres grupos partidarios asegura técnicamente, según el análisis que hiciera el joven precandidato de los últimos resultados electorales en los estados, el triunfo de la coalición.
De las tres opciones disponibles, más de lo mismo del PRI y sus aliados o el salto al abismo retrógrada de Morena, la única alternativa viable es la propuesta Por México, Al Frente, que representa la oportunidad real, de desarrollo nacional integral y de combate a la corrupción y la impunidad.
Las primeras encuestas después del registro formal de la coalición y del pronunciamiento de Ricardo Anaya de su intención de registrarse como precandidato ubican a la coalición en primero o en segundo lugar de preferencias partidarias, dando con esto un claro golpe de timón hasta lo ahora logrado tanto por el partido oficial como por el eterno candidato de izquierda.
