/ viernes 10 de julio de 2020

Sagrada Escritura Judía

Me parece que para los judíos de los siglos anteriores a la era cristiana, las palabras “Sagrada Escritura” tenían un gran significado. Por las Santas Escrituras que era Palabra de Dios, eran capaces de dar la vida.

Dios llamó a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo. Sus descendientes formaron un pueblo estando esclavizados en Egipto. Formaban 12 tribus, una por cada hijo de Jacob. El profeta Moisés liberó al pueblo de la esclavitud y lo condujo al desierto. En el Monte Sinaí, Dios les dio una ley: el Decálogo. Dios le ordenó: “Escribe la ley”. Moisés que era un gran predicador, se convirtió en un gran escritor. Las enseñanzas de Moisés constituyeron la Escritura Sagrada, recibida del Señor. Los 5 libros de Moisés formaron el Torá (la ley). Los profetas instaban al pueblo judío a cumplir la ley; nacieron así los libros proféticos. Hubo hombres y mujeres que eran un ejemplo para vivir la fe, con estos nombres nació un tercer grupo de libros llamados Los Escritores.

Se formó un grupo de maestros de la ley a los que llamaba Doctores de Ley, ellos enseñaban el cumplimiento de la escritura. Los especialistas en la escritura lo formaban los rabinos. Ellos eran especialistas en la ley.

Fueron escribiendo todo lo que se derivaba de la ley. Recopilaban discursos y escritos orales y escritos, recopilaban de la ley de Moisés: tradiciones, costumbres, historias, leyendas, biografías, narraciones, vestiduras, acciones impuras, el trato de la lepra, ornamentos de los sacerdotes. Conservaban un cúmulo de libros a los que daban en nombre del Talmud. Por eso “Talmud” es otro de los nombres de los libros de la Ley Judía. Los libros santos estaban escritos en rollos. Los libros de páginas que conocemos hoy van a nacer en el siglo XV. Cada sinagoga tenía sus propios rollos. Hubo un momento en que era tanto el número de los libros, que eran muchos los libros.

Jesús conocía la escritura judía. Ante una cuestión que le planteaba un joven, Jesús le preguntó: -“¿Qué dice la escritura?”. Jesucristo estaba explicando en la sinagoga el libro de Jeremías. Jesús suele citar a Moisés, a David, a Salomón, a Jonás. Cuando lo condenaron a muerte les dijo: “Mi Padre puede mandar a ejércitos de ángeles a liberarme”. Es la Sagrada Escritura la que pide que conozcan. Un día un doctor de la ley le preguntó: Señor, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Escritura? Jesús le contesta: “El primero es amarás a tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo”.

Eran tres los tipos de la escritura judía: La Torá, los Nevim y los Ketuvim. La “Torá” contenía los 5 libros de Moisés sobre la relación de Dios con los hombres; estos libros corresponden a nuestros libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Entre los libros del “Ketuvim”, proféticos, podemos citar a los 4 libros principales: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel. De los libros llamados “Ketuvim, escritores, cito sólo cuatro: Salmos, Job, Proverbios, Ester.

La Sagrada Escritura en la que nace el cristianismo es en esta colección de rollos, que fundaban todas sus enseñanzas en el decálogo de Moisés. Esta es la doctrina que heredaron los apóstoles de Jesucristo. Así empezó la Iglesia cristiana.

Me parece que para los judíos de los siglos anteriores a la era cristiana, las palabras “Sagrada Escritura” tenían un gran significado. Por las Santas Escrituras que era Palabra de Dios, eran capaces de dar la vida.

Dios llamó a Abraham para hacerlo padre de un gran pueblo. Sus descendientes formaron un pueblo estando esclavizados en Egipto. Formaban 12 tribus, una por cada hijo de Jacob. El profeta Moisés liberó al pueblo de la esclavitud y lo condujo al desierto. En el Monte Sinaí, Dios les dio una ley: el Decálogo. Dios le ordenó: “Escribe la ley”. Moisés que era un gran predicador, se convirtió en un gran escritor. Las enseñanzas de Moisés constituyeron la Escritura Sagrada, recibida del Señor. Los 5 libros de Moisés formaron el Torá (la ley). Los profetas instaban al pueblo judío a cumplir la ley; nacieron así los libros proféticos. Hubo hombres y mujeres que eran un ejemplo para vivir la fe, con estos nombres nació un tercer grupo de libros llamados Los Escritores.

Se formó un grupo de maestros de la ley a los que llamaba Doctores de Ley, ellos enseñaban el cumplimiento de la escritura. Los especialistas en la escritura lo formaban los rabinos. Ellos eran especialistas en la ley.

Fueron escribiendo todo lo que se derivaba de la ley. Recopilaban discursos y escritos orales y escritos, recopilaban de la ley de Moisés: tradiciones, costumbres, historias, leyendas, biografías, narraciones, vestiduras, acciones impuras, el trato de la lepra, ornamentos de los sacerdotes. Conservaban un cúmulo de libros a los que daban en nombre del Talmud. Por eso “Talmud” es otro de los nombres de los libros de la Ley Judía. Los libros santos estaban escritos en rollos. Los libros de páginas que conocemos hoy van a nacer en el siglo XV. Cada sinagoga tenía sus propios rollos. Hubo un momento en que era tanto el número de los libros, que eran muchos los libros.

Jesús conocía la escritura judía. Ante una cuestión que le planteaba un joven, Jesús le preguntó: -“¿Qué dice la escritura?”. Jesucristo estaba explicando en la sinagoga el libro de Jeremías. Jesús suele citar a Moisés, a David, a Salomón, a Jonás. Cuando lo condenaron a muerte les dijo: “Mi Padre puede mandar a ejércitos de ángeles a liberarme”. Es la Sagrada Escritura la que pide que conozcan. Un día un doctor de la ley le preguntó: Señor, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Escritura? Jesús le contesta: “El primero es amarás a tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo”.

Eran tres los tipos de la escritura judía: La Torá, los Nevim y los Ketuvim. La “Torá” contenía los 5 libros de Moisés sobre la relación de Dios con los hombres; estos libros corresponden a nuestros libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Entre los libros del “Ketuvim”, proféticos, podemos citar a los 4 libros principales: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel. De los libros llamados “Ketuvim, escritores, cito sólo cuatro: Salmos, Job, Proverbios, Ester.

La Sagrada Escritura en la que nace el cristianismo es en esta colección de rollos, que fundaban todas sus enseñanzas en el decálogo de Moisés. Esta es la doctrina que heredaron los apóstoles de Jesucristo. Así empezó la Iglesia cristiana.