/ domingo 2 de octubre de 2022

Se "fragmenta" la política en México

Crece la desconfianza hacia los partidos, de cara a las elecciones, se apuesta a ciudadanos

Por: POR JOSÉ LUIS JÁQUEZ BALDERRAMA

De cara a las elecciones del próximo año en el Estado de México y Coahuila, además del adelantado cambio presidencial, el escenario político es lamentable, pues los partidos se han “fragmentado” y crece la desconfianza ciudadana.

Estamos ante un fuerte cuestionamiento al régimen de partidos, sobre todo por la corrupción, promesas incumplidas y malos candidatos.

En la actualidad hay una fuerte efervescencia teórica y práctica en los promotores políticos, aunque la noción que el ciudadano tiene de la acción política es de desconfianza.

Un claro ejemplo es la repartición de posiciones a grupos y personajes “encumbrados” del sistema, sin importar principios ideológicos. Como si nada, políticos del PRI se pasan a Morena o de MORENA al PAN. Hay quien llama a esto como una “prostitución ideológica”.

Y como si nada, se vota a favor en el Congreso de la Unión por reformas que antes condenaron, como lo hicieron los legisladores del tricolor con la militarización de la Guardia Nacional. Los llamados “líderes” se “venden” al mejor postor.

El escritor mexicano José Rubén Romero, en su libro “La vida inútil de Pito Pérez” (1938) al referirse a la clase política dijo: “¿No ha observado usted que la profesión de déspota es más fácil que la del médico o la del abogado? Primer año: ciclo de promesas, sonrisas y cortesías para los electores; segundo año: liquidación de viejas amistades para evitar que con su presencia recuerden el pasado, y creación de su supremo consejo de lambiscones; tercer año: curso completo de egolatría y megalomanía, cuarto año y último año: preponderancia de la opinión personal y arbitrariedades a toda orquesta. A los cuatro años, el título empieza a hacerse odioso, sin que universidad alguna ose revalidarlo”.

En efecto, todo eso y más, los ciudadanos no creen en los gobernantes.

La guerra “intestina” alcanzó a los llamados partidos "grandes", como Acción Nacional, el Revolucionario Institucional, y claro, al mismo Morena. Y los “chicos” como el Verde Ecologista, Panal, MC, PRD y el Partido del Trabajo no se escapan de ello.

Se entiende que un partido se propone actuar concertadamente en la lucha competitiva por el poder político y el bienestar de la sociedad, pero desafortunadamente estamos ante un fenómeno de dispersión.

El control corporativo y los fundamentos ideológicos que dieron cuerpo a las respectivas estructuras partidarias son ahora objeto de constantes cuestionamientos de la sociedad mexicana.

Pero también es notorio que la crisis económica trajo consigo una serie de factores distorsionantes de la tradicional relación Estado-sociedad. La inflación es imparable.

Estamos frente a una "fragmentación" de la actividad política y pocos resultados gubernamentales, sobre todo en seguridad y economía.

El ascenso de regímenes políticos por la vía de la democracia electoral no representa necesariamente una mayor participación de la sociedad, pues se ha demostrado que sigue creciendo el abstencionismo.

No se trata de cuestionar lo que se tiene de avance democrático en México, pero es menester que los ciudadanos (el llamado quinto poder) ante este panorama trabajemos en pos de una sólida democracia, liderazgos estables y definidos.

La democracia debe ser convocante e incluyente, indispensable para establecer un nuevo tipo de cohesión social. ¿Y usted qué opina?


Nos puede seguir: twiter@palabrapropia

Antena Radio 102.5 FM, de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde

Crece la desconfianza hacia los partidos, de cara a las elecciones, se apuesta a ciudadanos

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De cara a las elecciones del próximo año en el Estado de México y Coahuila, además del adelantado cambio presidencial, el escenario político es lamentable, pues los partidos se han “fragmentado” y crece la desconfianza ciudadana.

Estamos ante un fuerte cuestionamiento al régimen de partidos, sobre todo por la corrupción, promesas incumplidas y malos candidatos.

En la actualidad hay una fuerte efervescencia teórica y práctica en los promotores políticos, aunque la noción que el ciudadano tiene de la acción política es de desconfianza.

Un claro ejemplo es la repartición de posiciones a grupos y personajes “encumbrados” del sistema, sin importar principios ideológicos. Como si nada, políticos del PRI se pasan a Morena o de MORENA al PAN. Hay quien llama a esto como una “prostitución ideológica”.

Y como si nada, se vota a favor en el Congreso de la Unión por reformas que antes condenaron, como lo hicieron los legisladores del tricolor con la militarización de la Guardia Nacional. Los llamados “líderes” se “venden” al mejor postor.

El escritor mexicano José Rubén Romero, en su libro “La vida inútil de Pito Pérez” (1938) al referirse a la clase política dijo: “¿No ha observado usted que la profesión de déspota es más fácil que la del médico o la del abogado? Primer año: ciclo de promesas, sonrisas y cortesías para los electores; segundo año: liquidación de viejas amistades para evitar que con su presencia recuerden el pasado, y creación de su supremo consejo de lambiscones; tercer año: curso completo de egolatría y megalomanía, cuarto año y último año: preponderancia de la opinión personal y arbitrariedades a toda orquesta. A los cuatro años, el título empieza a hacerse odioso, sin que universidad alguna ose revalidarlo”.

En efecto, todo eso y más, los ciudadanos no creen en los gobernantes.

La guerra “intestina” alcanzó a los llamados partidos "grandes", como Acción Nacional, el Revolucionario Institucional, y claro, al mismo Morena. Y los “chicos” como el Verde Ecologista, Panal, MC, PRD y el Partido del Trabajo no se escapan de ello.

Se entiende que un partido se propone actuar concertadamente en la lucha competitiva por el poder político y el bienestar de la sociedad, pero desafortunadamente estamos ante un fenómeno de dispersión.

El control corporativo y los fundamentos ideológicos que dieron cuerpo a las respectivas estructuras partidarias son ahora objeto de constantes cuestionamientos de la sociedad mexicana.

Pero también es notorio que la crisis económica trajo consigo una serie de factores distorsionantes de la tradicional relación Estado-sociedad. La inflación es imparable.

Estamos frente a una "fragmentación" de la actividad política y pocos resultados gubernamentales, sobre todo en seguridad y economía.

El ascenso de regímenes políticos por la vía de la democracia electoral no representa necesariamente una mayor participación de la sociedad, pues se ha demostrado que sigue creciendo el abstencionismo.

No se trata de cuestionar lo que se tiene de avance democrático en México, pero es menester que los ciudadanos (el llamado quinto poder) ante este panorama trabajemos en pos de una sólida democracia, liderazgos estables y definidos.

La democracia debe ser convocante e incluyente, indispensable para establecer un nuevo tipo de cohesión social. ¿Y usted qué opina?


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