/ lunes 20 de diciembre de 2021

Se nos olvida la 4ta Revolución Industrial 

Por: Amín Anchondo

¿Entendemos el concepto?¿Estamos preparados para enfrentarla como ganadores y no como víctimas? Este es un tema que urge que todas las personas lo tengamos en la cabeza porque marca el rumbo que está tomando el mundo con la digitalización de todo, con el internet de las cosas y con la robótica en general. Las formas de trabajar están cambiando y los puestos se reducen por los nuevos sistemas y la mano de obra robotizada. En la revolución industrial, los obreros creían que destruyendo las máquinas de vapor iban a contrarrestar los efectos laborales que estaban teniendo y pues estaban muy equivocados.

Ahora no nos puede pasar lo mismo, o nos subimos a la sistematización o sufriremos las consecuencias. Es difícil que toda una sociedad tenga conocimiento o al menos esté de acuerdo en un rumbo que se debe tomar ya sea por la desinformación o simplemente por la falta de altura de miras. Es por esto que existen los líderes y dirigentes que deberían guiar a todos por un rumbo estratégico para seguir mejorando la calidad de vida y el desarrollo de la comunidad.

El problema más grande radica en el hecho de que muchas veces nuestros líderes se involucran tanto en los problemas locales, que pierden de vista el rumbo a donde debemos ir, que tiene base en la evolución del mundo económico. O peor aún, cuando ceden a presiones locales de gremios que quieren permanecer en el status quo y no tienen la intención de evolucionar o crecer. El ejemplo más claro de esto es Uber. Una empresa que llegó a evolucionar el sistema de transporte tipo taxi. La empresa causó una gran controversia al grado que las autoridades prohibieron que Uber pudiera subir pasajeros en puntos como el aeropuerto, entre otros. Uber se creó en 2008 y todavía no es día en que los gremios de taxistas se pongan de acuerdo sobre cómo van a evolucionar para poder ofrecer un servicio de la calidad de Uber. Peor aún, siguen intentando ponerles trabas y arreglos con autoridades para incomodarlos. Esto es exactamente lo mismo que tratar de destruir las máquinas de vapor.

Esa evolución, como el ejemplo del gremio de los taxistas, que lleva más de 13 años de retraso, se traslada a todos los ámbitos sociales, económicos, etc. Y si no logramos que, al menos, los estudiantes sepan cómo innovar, vender, sistematizar, etc., entonces nos convertiremos en las víctimas de esta revolución, cuando tenemos la oportunidad de capitalizar esta evolución.

No permitamos retrocesos o frenos al cambio en procesos educativos, constructivos, mercadológicos, etc., por meras presiones de gremios que no supieron cómo evolucionar al nuevo orden económico mundial. No dejemos que nuestras autoridades pierdan la altura de miras y cedan a presiones de pequeños grupos “políticamente poderosos” que al final nos afectarán a todos.

Nuestras universidades tienen que evolucionar el sistema educativo, los métodos de enseñanza y sobre todo las materias que se imparten. No hay tiempo que perder, porque ya vamos tarde.


Por: Amín Anchondo

¿Entendemos el concepto?¿Estamos preparados para enfrentarla como ganadores y no como víctimas? Este es un tema que urge que todas las personas lo tengamos en la cabeza porque marca el rumbo que está tomando el mundo con la digitalización de todo, con el internet de las cosas y con la robótica en general. Las formas de trabajar están cambiando y los puestos se reducen por los nuevos sistemas y la mano de obra robotizada. En la revolución industrial, los obreros creían que destruyendo las máquinas de vapor iban a contrarrestar los efectos laborales que estaban teniendo y pues estaban muy equivocados.

Ahora no nos puede pasar lo mismo, o nos subimos a la sistematización o sufriremos las consecuencias. Es difícil que toda una sociedad tenga conocimiento o al menos esté de acuerdo en un rumbo que se debe tomar ya sea por la desinformación o simplemente por la falta de altura de miras. Es por esto que existen los líderes y dirigentes que deberían guiar a todos por un rumbo estratégico para seguir mejorando la calidad de vida y el desarrollo de la comunidad.

El problema más grande radica en el hecho de que muchas veces nuestros líderes se involucran tanto en los problemas locales, que pierden de vista el rumbo a donde debemos ir, que tiene base en la evolución del mundo económico. O peor aún, cuando ceden a presiones locales de gremios que quieren permanecer en el status quo y no tienen la intención de evolucionar o crecer. El ejemplo más claro de esto es Uber. Una empresa que llegó a evolucionar el sistema de transporte tipo taxi. La empresa causó una gran controversia al grado que las autoridades prohibieron que Uber pudiera subir pasajeros en puntos como el aeropuerto, entre otros. Uber se creó en 2008 y todavía no es día en que los gremios de taxistas se pongan de acuerdo sobre cómo van a evolucionar para poder ofrecer un servicio de la calidad de Uber. Peor aún, siguen intentando ponerles trabas y arreglos con autoridades para incomodarlos. Esto es exactamente lo mismo que tratar de destruir las máquinas de vapor.

Esa evolución, como el ejemplo del gremio de los taxistas, que lleva más de 13 años de retraso, se traslada a todos los ámbitos sociales, económicos, etc. Y si no logramos que, al menos, los estudiantes sepan cómo innovar, vender, sistematizar, etc., entonces nos convertiremos en las víctimas de esta revolución, cuando tenemos la oportunidad de capitalizar esta evolución.

No permitamos retrocesos o frenos al cambio en procesos educativos, constructivos, mercadológicos, etc., por meras presiones de gremios que no supieron cómo evolucionar al nuevo orden económico mundial. No dejemos que nuestras autoridades pierdan la altura de miras y cedan a presiones de pequeños grupos “políticamente poderosos” que al final nos afectarán a todos.

Nuestras universidades tienen que evolucionar el sistema educativo, los métodos de enseñanza y sobre todo las materias que se imparten. No hay tiempo que perder, porque ya vamos tarde.