/ jueves 26 de agosto de 2021

Se va Corral gracias a Dios ….

Por: Eduardo Fernández Ponce


“En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad de los hombres”

Francois-Marie Voltaire (1694-1778)

Sin duda los chihuahuenses ¡ni habiendo ido a bailar a chalma! en las tres pasadas administraciones podríamos haber subido al estado sobre los rieles de la seguridad, la transparencia y el bienestar social que por años ha reclamado la sociedad. Los gobiernos de Reyes Baeza, Duarte y Corral fallaron estrepitosamente. No es para menos; Corral, de ambición ilimitada y egocentrista, deja a Chihuahua en bancarrota, inseguro y sin esperanza en el mediano plazo de salir adelante. Desde cualquier perspectiva el resultado es desastroso.

Se va con náuseas, cólicos y dolor de parto… ¡será un morenito de seguro! Su última misión en atender fue la instrucción de Palacio Nacional para que los niños regresen a clases que es sin duda inaceptable a pesar de la tajante advertencia del Colegio Estatal de Médicos por alertarnos ante el peor escenario de la pandemia con la aparición aún más grave de la variante delta. No podía ser de otra manera, pues ningún galeno olvida que en 2016, luego de convenir por escrito con su propio puño y firma como gobernador para que fuese un -médico el titular- de la Secretaría de Salud, habría de faltar desvergonzadamente a su palabra.

Qué más podría esperarse de un mercenario de la política, falto de honradez, de ética y civilidad con su propio partido (PAN) queriendo imponer su candidato a la gubernatura, o qué acaso no había pregonado siempre la excelsa “república democrática”, recordándolo algunas veces citar airoso desde la tribuna parlamentaria de San Lázaro a Montesquieu con singular temple y elocuencia: “El principio que la anima es la virtud: el amor a la patria, el deseo de gloria auténtica, la renuncia a sí mismo …”.

Hoy deja un déficit en su administración de 8 mil millones de pesos como pesada lápida a los contribuyentes, más los 55 mil millones ya existentes. Dónde quedó su discurso de toma de protesta como gobernador en que confiábamos miles de chihuahuenses para resolver la crisis financiera y la inseguridad que viven pueblos y ciudades enteras. Dónde están los corifeos de sus míticos defensores, sus peregrinos de la honestidad, sus albaceas a modo del poder Judicial que iban a rescatar del abismo al estado; dónde habrá dejado aquella bandera de México que mostró pletórico como estandarte en su cintura jurando dar la vida por Chihuahua en sus apoteósicas marchas por el país, emulando a nuestros héroes con los más justos postulados.

Ahora ha expresado que seguirá persiguiendo al –pillo- de Duarte, lo cual es absolutamente risible, porque vivimos en un país de simulaciones donde los políticos dominan el fino arte de engañar al pueblo, como vulgares –bufones- en una tragicomedia griega de Eurípides. Yo voté al igual que miles de “ilusionados” por su persona para que mostrara las mismas agallas que se le veían en la tribuna parlamentaria. Qué decepción haberlo admitido como gobernador. Qué bien que ya se va, habrá que festejarlo; pero qué malo lamentar cómo deja herido nuestro estado, al que hace 5 años juró hacer guardar la Constitución de la nación, la del estado y las leyes que de ellas emanan. Nos preguntamos, qué hubiera sido de Chihuahua si no las hubiera jurado. Qué pena que ahora no podemos creerle ni a las piedras.


efconsultor@yahoo.com


Por: Eduardo Fernández Ponce


“En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad de los hombres”

Francois-Marie Voltaire (1694-1778)

Sin duda los chihuahuenses ¡ni habiendo ido a bailar a chalma! en las tres pasadas administraciones podríamos haber subido al estado sobre los rieles de la seguridad, la transparencia y el bienestar social que por años ha reclamado la sociedad. Los gobiernos de Reyes Baeza, Duarte y Corral fallaron estrepitosamente. No es para menos; Corral, de ambición ilimitada y egocentrista, deja a Chihuahua en bancarrota, inseguro y sin esperanza en el mediano plazo de salir adelante. Desde cualquier perspectiva el resultado es desastroso.

Se va con náuseas, cólicos y dolor de parto… ¡será un morenito de seguro! Su última misión en atender fue la instrucción de Palacio Nacional para que los niños regresen a clases que es sin duda inaceptable a pesar de la tajante advertencia del Colegio Estatal de Médicos por alertarnos ante el peor escenario de la pandemia con la aparición aún más grave de la variante delta. No podía ser de otra manera, pues ningún galeno olvida que en 2016, luego de convenir por escrito con su propio puño y firma como gobernador para que fuese un -médico el titular- de la Secretaría de Salud, habría de faltar desvergonzadamente a su palabra.

Qué más podría esperarse de un mercenario de la política, falto de honradez, de ética y civilidad con su propio partido (PAN) queriendo imponer su candidato a la gubernatura, o qué acaso no había pregonado siempre la excelsa “república democrática”, recordándolo algunas veces citar airoso desde la tribuna parlamentaria de San Lázaro a Montesquieu con singular temple y elocuencia: “El principio que la anima es la virtud: el amor a la patria, el deseo de gloria auténtica, la renuncia a sí mismo …”.

Hoy deja un déficit en su administración de 8 mil millones de pesos como pesada lápida a los contribuyentes, más los 55 mil millones ya existentes. Dónde quedó su discurso de toma de protesta como gobernador en que confiábamos miles de chihuahuenses para resolver la crisis financiera y la inseguridad que viven pueblos y ciudades enteras. Dónde están los corifeos de sus míticos defensores, sus peregrinos de la honestidad, sus albaceas a modo del poder Judicial que iban a rescatar del abismo al estado; dónde habrá dejado aquella bandera de México que mostró pletórico como estandarte en su cintura jurando dar la vida por Chihuahua en sus apoteósicas marchas por el país, emulando a nuestros héroes con los más justos postulados.

Ahora ha expresado que seguirá persiguiendo al –pillo- de Duarte, lo cual es absolutamente risible, porque vivimos en un país de simulaciones donde los políticos dominan el fino arte de engañar al pueblo, como vulgares –bufones- en una tragicomedia griega de Eurípides. Yo voté al igual que miles de “ilusionados” por su persona para que mostrara las mismas agallas que se le veían en la tribuna parlamentaria. Qué decepción haberlo admitido como gobernador. Qué bien que ya se va, habrá que festejarlo; pero qué malo lamentar cómo deja herido nuestro estado, al que hace 5 años juró hacer guardar la Constitución de la nación, la del estado y las leyes que de ellas emanan. Nos preguntamos, qué hubiera sido de Chihuahua si no las hubiera jurado. Qué pena que ahora no podemos creerle ni a las piedras.


efconsultor@yahoo.com