/ martes 7 de mayo de 2019

Señales peligrosas; lucha de clases

Definitivamente no hemos entendido la estructura del México de hoy, donde más del 70% de la población se encuentra en pobreza o extrema pobreza, al mismo tiempo que su nivel de preparación y cultural no le permite ver más allá de las necesidades básicas y de la esperanza puesta en un personaje que aprovechándose de su situación manipuló y sigue manipulando los sectores más desprotegidos. Y, como lo hizo en campaña, sigue utilizando promesas de esperanza, apoyos económicos directos que si bien mueven la economía en cascada, no permite la productividad de las regiones.

Alguna de las señales peligrosas hacia el futuro de nuestro país radica en el impacto del discurso del presidente en relación con las clases, poniéndoles apodos y enfrentándolos, logrando una confrontación y división en nuestro país, como si fuéramos enemigos. Si bien es cierto, durante muchos años se ha descuidado fuertemente y se ha incrementado la brecha entre pobres y ricos, hoy le agrega un ingrediente ideológico y político que puede llevar a un peligroso futuro de enfrentamiento violento.

Desde la frase “por el bien de todos, primero los pobres”, lo cierto es que en esta época se deben visualizar las problemáticas sociales desde un punto de vista sistémico y no podemos polarizar, ni sesgar, ni cargar la balanza, mucho menos alimentar a los medios para sembrar dicha polarización.

Cuando esta polarización empieza a echar raíces en los sectores sociales, muestra otro significado y es percibido como la existencia de ciudadanos de primera y de segunda. Se está generando una división donde, sin escuchar a las personas, se desestiman las opiniones por pertenecer a un grupo o al otro.

México se encuentra entre los diez países más desiguales del mundo, según informaciones del Banco Mundial.

A pesar de que definitivamente se debe de trabajar fuertemente para apoyar y desarrollar en muchos aspectos a los más desprotegidos y vulnerables, la forma en que lo está abordando el nuevo gobierno, pareciera que lo único que está haciendo es ganar partidarios y dividir el país en dos grandes grupos.

Esto ya lo hemos vivido en la historia y muchos países también lo han vivido. Más aún, si esta división va de la mano con funcionarios mentirosos, manipuladores, corruptos, escondiéndose en una retórica tipo socialista, el futuro se vislumbra peligroso.

En el día a día se empieza a escuchar las pláticas de división de ricos y pobres, con discursos de defensa y de justificación. Pero deberíamos esforzarnos por puntualizar que todos somos mexicanos, que todos debemos de apoyar a los más desprotegidos, que ninguno deberíamos de pensar como enemigos a los de un lado o los de otro. Sino más bien, cómo podemos entender y trabajar para lograr la equidad y la justica social. No es con discursos antagónicos, ni con burlas, o frases, o apodos, con lo que podemos ver todos a un solo México.

No se debe de permitir, ni siquiera al presidente, que utilice la lucha de clases como estrategia de mantenimiento de un gobierno cuya esperanza empieza a debilitarse, porque los escenarios no son nada buenos para ninguno.

email: antonio.rios@tec.mx


Definitivamente no hemos entendido la estructura del México de hoy, donde más del 70% de la población se encuentra en pobreza o extrema pobreza, al mismo tiempo que su nivel de preparación y cultural no le permite ver más allá de las necesidades básicas y de la esperanza puesta en un personaje que aprovechándose de su situación manipuló y sigue manipulando los sectores más desprotegidos. Y, como lo hizo en campaña, sigue utilizando promesas de esperanza, apoyos económicos directos que si bien mueven la economía en cascada, no permite la productividad de las regiones.

Alguna de las señales peligrosas hacia el futuro de nuestro país radica en el impacto del discurso del presidente en relación con las clases, poniéndoles apodos y enfrentándolos, logrando una confrontación y división en nuestro país, como si fuéramos enemigos. Si bien es cierto, durante muchos años se ha descuidado fuertemente y se ha incrementado la brecha entre pobres y ricos, hoy le agrega un ingrediente ideológico y político que puede llevar a un peligroso futuro de enfrentamiento violento.

Desde la frase “por el bien de todos, primero los pobres”, lo cierto es que en esta época se deben visualizar las problemáticas sociales desde un punto de vista sistémico y no podemos polarizar, ni sesgar, ni cargar la balanza, mucho menos alimentar a los medios para sembrar dicha polarización.

Cuando esta polarización empieza a echar raíces en los sectores sociales, muestra otro significado y es percibido como la existencia de ciudadanos de primera y de segunda. Se está generando una división donde, sin escuchar a las personas, se desestiman las opiniones por pertenecer a un grupo o al otro.

México se encuentra entre los diez países más desiguales del mundo, según informaciones del Banco Mundial.

A pesar de que definitivamente se debe de trabajar fuertemente para apoyar y desarrollar en muchos aspectos a los más desprotegidos y vulnerables, la forma en que lo está abordando el nuevo gobierno, pareciera que lo único que está haciendo es ganar partidarios y dividir el país en dos grandes grupos.

Esto ya lo hemos vivido en la historia y muchos países también lo han vivido. Más aún, si esta división va de la mano con funcionarios mentirosos, manipuladores, corruptos, escondiéndose en una retórica tipo socialista, el futuro se vislumbra peligroso.

En el día a día se empieza a escuchar las pláticas de división de ricos y pobres, con discursos de defensa y de justificación. Pero deberíamos esforzarnos por puntualizar que todos somos mexicanos, que todos debemos de apoyar a los más desprotegidos, que ninguno deberíamos de pensar como enemigos a los de un lado o los de otro. Sino más bien, cómo podemos entender y trabajar para lograr la equidad y la justica social. No es con discursos antagónicos, ni con burlas, o frases, o apodos, con lo que podemos ver todos a un solo México.

No se debe de permitir, ni siquiera al presidente, que utilice la lucha de clases como estrategia de mantenimiento de un gobierno cuya esperanza empieza a debilitarse, porque los escenarios no son nada buenos para ninguno.

email: antonio.rios@tec.mx