/ sábado 28 de julio de 2018

Ser empresario no… cualquiera

Tu familia te hará reclamaciones porque trabajas mucho y “nunca te ven”. Tus empleados te harán reclamaciones sin entender que están compartiendo el beneficio, pero no el riesgo

Recibí de un amigo y lector un artículo (de autor desconocido) en referencia al mío de la semana pasada: “El que nace pa’ maceta, no pasa del corredor”. Haciendo referencia a ese refrán, ya que muchos viven con la ilusión de hacer una empresa, de dirigir una empresa, pero esto no es para todos.

Ser empresario es un oficio, y como todos, requiere cualidades humanas y experiencias previas que se ponen en juego y apalancan la capacidad de descubrir y realizar negocios. Me pareció muy interesante y complementario. Se los transcribo.

Ser empresario no es para cualquiera. Tu familia te hará reclamaciones porque trabajas mucho y “nunca te ven”. Tus empleados te harán reclamaciones porque sentirán que los estás explotando, sin entender que están compartiendo el beneficio, pero no el riesgo.

Tus acreedores te harán reclamaciones porque sentirán que te estás haciendo rico a costa de ellos, pero saben que en buena parte la mayor utilidad la llevan ellos, sobre todo los bancos, no se diga el gobierno con los impuestos. Tu salud te hará reclamaciones porque habrá días que no comas bien, que no duermas lo suficiente.

Si las cosas salen bien te tendrá envidia, dirán que tuviste suerte, que hiciste fraude que te lo regalaron. Si las cosas salen mal dirán que eres un tonto, hablarán de cómo se debería haber hecho las cosas aunque ellos nunca lo hayan intentado siquiera.

Si hay ganancias, si hay fama, tendrás muchos amigos, muchos de ellos falsos. Si hay pérdidas, nadie te dirá: ¿Necesitas ayuda? ¿Necesitas un préstamo? ¿Te ayudo a recomenzar? En general, familiares, clientes, proveedores, empleados, pareja: te criticarán, te culparán, te exigirán.

Por ellos, ser emprendedor, ser empresario es una de las labores más honrosas y dignas de admiración que existen. Hay mucho en juego y casi nadie lo valora. Y aún así tienes fe, luchas por un sueño y estás mejorando la vida no sólo tuya, sino de todos los involucrados. Otros se preocupan por llevar comida a su mesa, tú empresario te preocupas por llevar comida a varias mesas además de la tuya.

Los partidos políticos, los funcionarios públicos, las grandes obras, las campañas electorales: todo se hace con los impuestos que pagamos. Por eso al empresario que desde que pone una tienda de abarrotes, una carpintería, un taller, hasta los grandes emprendedores hay que felicitarlos, admirarlos, escucharlos y aplaudirles. Darles respaldo porque solamente el que carga el saco sabe lo que pesa.

Tu familia te hará reclamaciones porque trabajas mucho y “nunca te ven”. Tus empleados te harán reclamaciones sin entender que están compartiendo el beneficio, pero no el riesgo

Recibí de un amigo y lector un artículo (de autor desconocido) en referencia al mío de la semana pasada: “El que nace pa’ maceta, no pasa del corredor”. Haciendo referencia a ese refrán, ya que muchos viven con la ilusión de hacer una empresa, de dirigir una empresa, pero esto no es para todos.

Ser empresario es un oficio, y como todos, requiere cualidades humanas y experiencias previas que se ponen en juego y apalancan la capacidad de descubrir y realizar negocios. Me pareció muy interesante y complementario. Se los transcribo.

Ser empresario no es para cualquiera. Tu familia te hará reclamaciones porque trabajas mucho y “nunca te ven”. Tus empleados te harán reclamaciones porque sentirán que los estás explotando, sin entender que están compartiendo el beneficio, pero no el riesgo.

Tus acreedores te harán reclamaciones porque sentirán que te estás haciendo rico a costa de ellos, pero saben que en buena parte la mayor utilidad la llevan ellos, sobre todo los bancos, no se diga el gobierno con los impuestos. Tu salud te hará reclamaciones porque habrá días que no comas bien, que no duermas lo suficiente.

Si las cosas salen bien te tendrá envidia, dirán que tuviste suerte, que hiciste fraude que te lo regalaron. Si las cosas salen mal dirán que eres un tonto, hablarán de cómo se debería haber hecho las cosas aunque ellos nunca lo hayan intentado siquiera.

Si hay ganancias, si hay fama, tendrás muchos amigos, muchos de ellos falsos. Si hay pérdidas, nadie te dirá: ¿Necesitas ayuda? ¿Necesitas un préstamo? ¿Te ayudo a recomenzar? En general, familiares, clientes, proveedores, empleados, pareja: te criticarán, te culparán, te exigirán.

Por ellos, ser emprendedor, ser empresario es una de las labores más honrosas y dignas de admiración que existen. Hay mucho en juego y casi nadie lo valora. Y aún así tienes fe, luchas por un sueño y estás mejorando la vida no sólo tuya, sino de todos los involucrados. Otros se preocupan por llevar comida a su mesa, tú empresario te preocupas por llevar comida a varias mesas además de la tuya.

Los partidos políticos, los funcionarios públicos, las grandes obras, las campañas electorales: todo se hace con los impuestos que pagamos. Por eso al empresario que desde que pone una tienda de abarrotes, una carpintería, un taller, hasta los grandes emprendedores hay que felicitarlos, admirarlos, escucharlos y aplaudirles. Darles respaldo porque solamente el que carga el saco sabe lo que pesa.