/ viernes 17 de mayo de 2019

Ser maestro: retos y motivos

Docente, profesor, facilitador, educador, enseñante, mentor, maestro o catedrático, son distintas formas de nombrar a quienes tenemos la enorme responsabilidad no sólo de transmitir y transferir conocimientos y experiencias en el ámbito educativo y académico, sino también de ayudar a formar verdaderos ciudadanos; o sea, personas de bien.

Sin duda alguna, la función del buen maestro no es cualquier cosa. Y es que como bien lo dijo la escritora estadounidense Maggie Gallagher: “De todos los trabajos difíciles, uno de los más difíciles es ser un buen maestro”. Más difícil, en estos tiempos en los que las políticas públicas en materia educativa se están orientando más a adoctrinar, que a ir formando opinión pública informada y razonada.

Sí, tiempos muy difíciles se avecinan para quien en verdad tiene la vocación de la enseñanza integral, pero no son imposibles de enfrentar. Quien realmente tiene la vocación y la intención de educar y formar para la vida, para el trabajo y para la sociedad, se enfrentará a muchos obstáculos, pero ninguno de ellos será tan grande como para no poder esquivarlo.

En el presente y en el futuro cercano, ser un buen maestro representa un reto de esos que con gusto se asumen, porque el deber cumplido deja grandes satisfacciones y experiencias que no cualquiera tiene la dicha de vivir y revivir.

El reto de ser maestro en estos tiempos radica pues, en estar plenamente formados y preparados para enfrentar con éxito todos los desafíos que se ya se tienen, más los que se visualizan para un futuro muy (pero muy) próximo.

Que el Día del Maestro 2019 sirva como un ingrediente motivador para seguir desarrollando la ardua, pero noble, generosa y satisfactoria labor que implica la responsabilidad de ser maestro; más cuando ésta se efectuará en momentos tan intrincados como los que ya se empiezan a presentar.

Que sirva también este Día del Maestro para recordar que la verdadera práctica docente involucra a la democracia como instrumento de “empoderamiento de todos los individuos para participar activa y responsablemente en todos los ámbitos de la vida política y social” (UNESCO, 1993).

En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el pedagogo brasileño Paulo Freire: “El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión”.


laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com

Docente, profesor, facilitador, educador, enseñante, mentor, maestro o catedrático, son distintas formas de nombrar a quienes tenemos la enorme responsabilidad no sólo de transmitir y transferir conocimientos y experiencias en el ámbito educativo y académico, sino también de ayudar a formar verdaderos ciudadanos; o sea, personas de bien.

Sin duda alguna, la función del buen maestro no es cualquier cosa. Y es que como bien lo dijo la escritora estadounidense Maggie Gallagher: “De todos los trabajos difíciles, uno de los más difíciles es ser un buen maestro”. Más difícil, en estos tiempos en los que las políticas públicas en materia educativa se están orientando más a adoctrinar, que a ir formando opinión pública informada y razonada.

Sí, tiempos muy difíciles se avecinan para quien en verdad tiene la vocación de la enseñanza integral, pero no son imposibles de enfrentar. Quien realmente tiene la vocación y la intención de educar y formar para la vida, para el trabajo y para la sociedad, se enfrentará a muchos obstáculos, pero ninguno de ellos será tan grande como para no poder esquivarlo.

En el presente y en el futuro cercano, ser un buen maestro representa un reto de esos que con gusto se asumen, porque el deber cumplido deja grandes satisfacciones y experiencias que no cualquiera tiene la dicha de vivir y revivir.

El reto de ser maestro en estos tiempos radica pues, en estar plenamente formados y preparados para enfrentar con éxito todos los desafíos que se ya se tienen, más los que se visualizan para un futuro muy (pero muy) próximo.

Que el Día del Maestro 2019 sirva como un ingrediente motivador para seguir desarrollando la ardua, pero noble, generosa y satisfactoria labor que implica la responsabilidad de ser maestro; más cuando ésta se efectuará en momentos tan intrincados como los que ya se empiezan a presentar.

Que sirva también este Día del Maestro para recordar que la verdadera práctica docente involucra a la democracia como instrumento de “empoderamiento de todos los individuos para participar activa y responsablemente en todos los ámbitos de la vida política y social” (UNESCO, 1993).

En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el pedagogo brasileño Paulo Freire: “El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión”.


laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com