/ sábado 5 de octubre de 2019

Serendipia en la Petroquímica de Cd. Camargo

¿Sabía usted, querido lector, lectora, que en la Petroquímica de Camargo más de cincuenta personas, empleados que cubren los tres turnos, cobran (después de casi veinte años de que la planta no produce), salarios y prestaciones completas? Y lo peor de todo, siéntese si está parado, porque en el colmo del abuso, heredan las plazas, de no hacer nada (cachar moscas en el lenguaje vulgo popular) a sus hijos.


Pemex parece ser la empresa maldita de México, el cuerno de la abundancia que sacó lo peor de nuestra mezcla indo-española e hizo, sigue, y seguirá haciendo, archimillonarios a cuanto director y líder sindical llegue a dirigirla, y, claro, también a sus amigos, tal es el caso del sexenio de Carlos Salinas y Peña Nieto. Mientras nosotros, los ciudadanos, honestos, de medio pelo, como usted y yo, compramos gasolina gringa porque está más barata.

Si usted cree que el huachicol era la gran tragedia de Pemex, olvídelo.

La Petroquímica de Camargo le vendía gas y amoniaco a Ferquimex Camargo, para que produjera fertilizante, pero a principios de los noventa, con la entrada de fertilizante chino barato, Ferquimex se quedó sin clientes y se declaró en huelga. En consecuencia, también la petroquímica se quedó sin su principal cliente, que era Ferquimex. Y así es como hasta hoy estas personas non gratas cobran en la nómina de Pemex.

Serendipia quiere decir buscar una cosa y encontrar otra de más importancia, y así me sucedió con este tema. Usted sabe que escarbar en Pemex es asegurarse unos intentos de vómito, porque por esos años en que Ferquimex Camargo estaba en huelga, Salinas de Gortari, aprovechadito como era, privatizó el 50% de las plantas (Camargo, Salamanca y Minatitlán) y la llamó Fertimex, luego la vendió, en mucho menos valor de lo que valían sus propios activos (redondita la ganancia) a unos senadores priistas que se dedicaron a quebrarla, pero luego fueron rescatados por el IPAB con créditos millonarios que hasta la fecha estamos pagando. Luego, para 1999, se volvieron a pedir créditos para reavivarlas, facturaron por aquí y por allá, y no sirvió de nada: también estamos pagando esos créditos.

Pero aquí no acaba la historia, y ahora toca reírnos: el gobierno del enamorado Peña Nieto volvió a comprar la parte que era privada con una inversión de 635 millones de dólares, leyó usted bien, 635 millones de dólares, más 425 para liquidar los adeudos que había, y luego Pemex fertilizantes le inyectó 315 millones para modernizarla. Y todos son dólares. ¿Tiene asco? Discúlpeme, pero todavía no termina esta real historia de políticos hambrientos (y mire usted, yo escribiendo, humildemente, historias de amor inventadas) luego Pemex HOLDINGS BV, una empresa que según documentos encontrados en internet está domiciliada en Holanda, pero nadie sabe de quién es, autorizó un crédito por 475 millones de dólares también para su modernización. Modernización que nunca llegó. Ferquimex, Fertimex y Fertinal es la misma empresa. Si desea saber más y tiene el estómago asentado busque en internet “Fertinal”, que es como se llama ahora, encontrará más de lo que puedo platicarle.

Como ya se me está acabando el espacio sólo le diré que, según la Auditoría Superior de la Federación, Fertinal es una empresa fachada donde el gobierno y los que disponen de él se hacen archimillonarios con los préstamos bancarios inventando una empresa tras otra. ¿Otra “estafa maestra”? No. Esta es la madrasta de todas las estafas.

Pero, bueno, amables lectores, estábamos en los que cobran por cachar moscas en una empresa que lo que necesita es cerrarse sin romanticismos políticos, para que no la vuelvan a usar como trampolín de créditos a cargo de usted y míos, porque se nos endeuda con millones de dólares cada vez que la van a reabrir en un juego inacabable de corrupción, mientras casi todo el fertilizante se importa.

¿A usted le gustaría que le pagaran por cachar moscas? A mí sí, me gustaría tanto que lloraría, reiría, saltaría, todo al mismo tiempo, pero ah, la vida me dio una madre tan honrada, de esas que dan lástima en este país de corruptos, y a quien no me quedó otra cosa que imitarla para poder estar en paz conmigo misma.

Ojalá AMLO, nuestro buen intencionado presidente anticorrupción, lo ilumine Dios, la Fraternidad Universal o Buda, para que no siga con su idea de reabrir la Petroquímica de Camargo, porque entonces ya sabremos a qué está jugando: se harán de dinero y seguirán importando fertilizante.

Estimado lector, amable lectora, la verdad duele, pero es necesario saberla para armar el rompecabezas de nuestra vida y como sociedad apoyar una cosa u otra, no importa con cuál partido simpaticemos, exijámosle la divina virtud de la honradez.

Que tenga una linda semana. Saludos al Sr. Antonio García, mi fan número dos.

Namasté.

www.silviagonzalez.com.mx


¿Sabía usted, querido lector, lectora, que en la Petroquímica de Camargo más de cincuenta personas, empleados que cubren los tres turnos, cobran (después de casi veinte años de que la planta no produce), salarios y prestaciones completas? Y lo peor de todo, siéntese si está parado, porque en el colmo del abuso, heredan las plazas, de no hacer nada (cachar moscas en el lenguaje vulgo popular) a sus hijos.


Pemex parece ser la empresa maldita de México, el cuerno de la abundancia que sacó lo peor de nuestra mezcla indo-española e hizo, sigue, y seguirá haciendo, archimillonarios a cuanto director y líder sindical llegue a dirigirla, y, claro, también a sus amigos, tal es el caso del sexenio de Carlos Salinas y Peña Nieto. Mientras nosotros, los ciudadanos, honestos, de medio pelo, como usted y yo, compramos gasolina gringa porque está más barata.

Si usted cree que el huachicol era la gran tragedia de Pemex, olvídelo.

La Petroquímica de Camargo le vendía gas y amoniaco a Ferquimex Camargo, para que produjera fertilizante, pero a principios de los noventa, con la entrada de fertilizante chino barato, Ferquimex se quedó sin clientes y se declaró en huelga. En consecuencia, también la petroquímica se quedó sin su principal cliente, que era Ferquimex. Y así es como hasta hoy estas personas non gratas cobran en la nómina de Pemex.

Serendipia quiere decir buscar una cosa y encontrar otra de más importancia, y así me sucedió con este tema. Usted sabe que escarbar en Pemex es asegurarse unos intentos de vómito, porque por esos años en que Ferquimex Camargo estaba en huelga, Salinas de Gortari, aprovechadito como era, privatizó el 50% de las plantas (Camargo, Salamanca y Minatitlán) y la llamó Fertimex, luego la vendió, en mucho menos valor de lo que valían sus propios activos (redondita la ganancia) a unos senadores priistas que se dedicaron a quebrarla, pero luego fueron rescatados por el IPAB con créditos millonarios que hasta la fecha estamos pagando. Luego, para 1999, se volvieron a pedir créditos para reavivarlas, facturaron por aquí y por allá, y no sirvió de nada: también estamos pagando esos créditos.

Pero aquí no acaba la historia, y ahora toca reírnos: el gobierno del enamorado Peña Nieto volvió a comprar la parte que era privada con una inversión de 635 millones de dólares, leyó usted bien, 635 millones de dólares, más 425 para liquidar los adeudos que había, y luego Pemex fertilizantes le inyectó 315 millones para modernizarla. Y todos son dólares. ¿Tiene asco? Discúlpeme, pero todavía no termina esta real historia de políticos hambrientos (y mire usted, yo escribiendo, humildemente, historias de amor inventadas) luego Pemex HOLDINGS BV, una empresa que según documentos encontrados en internet está domiciliada en Holanda, pero nadie sabe de quién es, autorizó un crédito por 475 millones de dólares también para su modernización. Modernización que nunca llegó. Ferquimex, Fertimex y Fertinal es la misma empresa. Si desea saber más y tiene el estómago asentado busque en internet “Fertinal”, que es como se llama ahora, encontrará más de lo que puedo platicarle.

Como ya se me está acabando el espacio sólo le diré que, según la Auditoría Superior de la Federación, Fertinal es una empresa fachada donde el gobierno y los que disponen de él se hacen archimillonarios con los préstamos bancarios inventando una empresa tras otra. ¿Otra “estafa maestra”? No. Esta es la madrasta de todas las estafas.

Pero, bueno, amables lectores, estábamos en los que cobran por cachar moscas en una empresa que lo que necesita es cerrarse sin romanticismos políticos, para que no la vuelvan a usar como trampolín de créditos a cargo de usted y míos, porque se nos endeuda con millones de dólares cada vez que la van a reabrir en un juego inacabable de corrupción, mientras casi todo el fertilizante se importa.

¿A usted le gustaría que le pagaran por cachar moscas? A mí sí, me gustaría tanto que lloraría, reiría, saltaría, todo al mismo tiempo, pero ah, la vida me dio una madre tan honrada, de esas que dan lástima en este país de corruptos, y a quien no me quedó otra cosa que imitarla para poder estar en paz conmigo misma.

Ojalá AMLO, nuestro buen intencionado presidente anticorrupción, lo ilumine Dios, la Fraternidad Universal o Buda, para que no siga con su idea de reabrir la Petroquímica de Camargo, porque entonces ya sabremos a qué está jugando: se harán de dinero y seguirán importando fertilizante.

Estimado lector, amable lectora, la verdad duele, pero es necesario saberla para armar el rompecabezas de nuestra vida y como sociedad apoyar una cosa u otra, no importa con cuál partido simpaticemos, exijámosle la divina virtud de la honradez.

Que tenga una linda semana. Saludos al Sr. Antonio García, mi fan número dos.

Namasté.

www.silviagonzalez.com.mx