/ domingo 16 de enero de 2022

Si el Norte fuera el Sur….                                     

Por: Brenda Ríos

Si el Norte fuera el Sur la gobernadora subiría fotos a Instagram con los líderes criminales de Chihuahua

Si el Norte fuera el Sur, estaríamos viviendo en el estado de la eterna primavera… Chihuahua sería Morelos y estaríamos viviendo en un estado donde el gobernador hace Tik Toks con los malandros del estado. Subiría fotos en Instagram con filtros en el cotorreo en Palacio, en una carnita asada en la zona serrana estilo López Obrador en el Triángulo Dorado, o comiendo Pizza La Sierra en alguna de las múltiples sucursales que hoy tiene esta franquicia. Si el Norte fuera el Sur, la gobernadora Maru Campos ni reunión de seguridad tendría después de la masacre en el bar de Juárez y sus operadores principales hasta parientes directos serían de los líderes criminales del estado. Si el Norte fuera el Sur, en Chihuahua ya se habrían espantado los inversionistas y la capital estaría desolada, sin crecimiento, sin obra, sin oportunidades de construir patrimonio o siquiera transitar por las calles. Ciudad Juárez estaría gobernada por un morenista sin pies ni cabeza, con medio kilo de cerebro y poca voluntad de trabajar con su contraparte de otro partido político… gracias a Dios no es el caso.

¿Somos diferentes los del Norte a los del Sur? Totalmente. ¿Qué hace entonces diferente a los norteños, gente que vive y crece en condiciones climatológicas difíciles, con historias de antaño de muchísima gallardía, rebeldes, que no estiran la mano para pedir porque su orgullo difícilmente lo impide? ¿Acaso vivimos en un estado que se contagia por los gringos en esa incesante idea de libertad individual y a toda costa sentir la tierra entre sus manos y aspirar a construir algo de ella? ¿Qué pasaría si lo que esta semana pasada vimos del gobernador de Morelos se publicara de la gobernadora Maru Campos? Explico: Hace algunos días se publicó que el gobernador de Morelos atendió una reunión con tres líderes del crimen organizado en el estado que gobierna y en plena casa de gobierno, reuniones verificadas, y personajes que hasta ayer Ciro Gómez Leyva demuestra en videos en su noticiero como los responsables directos de asesinar a mujeres y niños, y protegido por la Policía Estatal irse cómodamente de la escena del crimen como si no pasara nada. Ah, caray, me recordó algo… ¡siento que describí la época de un gobernador y una fiscal de Chihuahua hace escasos años! Época donde me tocó presenciar una matanza en pleno centro de Nuevo Casas Grandes a medio día, a 100 metros de mí, y del otro lado de la calle los policías estatales corriendo a esconderse gritando que no era su problema. ¿Realmente existe una diferencia entre el Norte y el Sur en cuanto a las relaciones entre el gobierno en turno y el crimen organizado? La verdad, no estoy segura.

El Norte sí es el Sur cuando se trata de la relación gobierno-crimen. La única diferencia es la forma en que esa relación carcome cualquier semblanza de separación pública y/o la forma de llegar a acuerdos. En el Norte se esconden los acuerdos y se negocian a través de terceros y regularmente de forma discreta; en el Sur el cinismo de esta compleja relación ya no tiene límites. Todo se vale. Como ciudadano el problema es que en el resultado del día a día no se note la diferencia, y el crimen aunque influya en el poder no se apropie públicamente de él, porque es allí donde los ciudadanos perdemos toda esperanza… esa pérdida de esperanza es fatal. Los mexicanos somos como aquella no deseable frase: “Pégame pero no me dejes”, o sea “no negocies con el crimen, pero haz lo que tengas que hacer”. En pocas palabras, no quiero saber qué tienes que hacer para que mi vida esté tranquila, no me falte trabajo, no viva en angustia en mi casa o colonia, ¡pero tampoco te pases!

Los chihuahuenses aguantamos mucho y no somos tontos, pero no se pasen de la raya. Las relaciones para gobernar no pueden en ningún momento cruzar una línea imaginaria entre el “bien” y el “mal”, no estamos dispuestos a tolerar en nuestra infinita grandeza que nuestros gobernantes se vean pequeños antes los retos que deben y fueron instruidos a encabezar.

Los norteños queremos prosperar trabajando y viendo trabajar, que nos hablen de frente y en los hechos se refleje que se sabe gobernar con agallas, con estrategia… con humildad, pero con fuerza… y siendo una mujer, nuestra gobernadora tiene el reto histórico de encontrar la fórmula correcta para gobernar, y demostrar que el Norte NO es el Sur.


Por: Brenda Ríos

Si el Norte fuera el Sur la gobernadora subiría fotos a Instagram con los líderes criminales de Chihuahua

Si el Norte fuera el Sur, estaríamos viviendo en el estado de la eterna primavera… Chihuahua sería Morelos y estaríamos viviendo en un estado donde el gobernador hace Tik Toks con los malandros del estado. Subiría fotos en Instagram con filtros en el cotorreo en Palacio, en una carnita asada en la zona serrana estilo López Obrador en el Triángulo Dorado, o comiendo Pizza La Sierra en alguna de las múltiples sucursales que hoy tiene esta franquicia. Si el Norte fuera el Sur, la gobernadora Maru Campos ni reunión de seguridad tendría después de la masacre en el bar de Juárez y sus operadores principales hasta parientes directos serían de los líderes criminales del estado. Si el Norte fuera el Sur, en Chihuahua ya se habrían espantado los inversionistas y la capital estaría desolada, sin crecimiento, sin obra, sin oportunidades de construir patrimonio o siquiera transitar por las calles. Ciudad Juárez estaría gobernada por un morenista sin pies ni cabeza, con medio kilo de cerebro y poca voluntad de trabajar con su contraparte de otro partido político… gracias a Dios no es el caso.

¿Somos diferentes los del Norte a los del Sur? Totalmente. ¿Qué hace entonces diferente a los norteños, gente que vive y crece en condiciones climatológicas difíciles, con historias de antaño de muchísima gallardía, rebeldes, que no estiran la mano para pedir porque su orgullo difícilmente lo impide? ¿Acaso vivimos en un estado que se contagia por los gringos en esa incesante idea de libertad individual y a toda costa sentir la tierra entre sus manos y aspirar a construir algo de ella? ¿Qué pasaría si lo que esta semana pasada vimos del gobernador de Morelos se publicara de la gobernadora Maru Campos? Explico: Hace algunos días se publicó que el gobernador de Morelos atendió una reunión con tres líderes del crimen organizado en el estado que gobierna y en plena casa de gobierno, reuniones verificadas, y personajes que hasta ayer Ciro Gómez Leyva demuestra en videos en su noticiero como los responsables directos de asesinar a mujeres y niños, y protegido por la Policía Estatal irse cómodamente de la escena del crimen como si no pasara nada. Ah, caray, me recordó algo… ¡siento que describí la época de un gobernador y una fiscal de Chihuahua hace escasos años! Época donde me tocó presenciar una matanza en pleno centro de Nuevo Casas Grandes a medio día, a 100 metros de mí, y del otro lado de la calle los policías estatales corriendo a esconderse gritando que no era su problema. ¿Realmente existe una diferencia entre el Norte y el Sur en cuanto a las relaciones entre el gobierno en turno y el crimen organizado? La verdad, no estoy segura.

El Norte sí es el Sur cuando se trata de la relación gobierno-crimen. La única diferencia es la forma en que esa relación carcome cualquier semblanza de separación pública y/o la forma de llegar a acuerdos. En el Norte se esconden los acuerdos y se negocian a través de terceros y regularmente de forma discreta; en el Sur el cinismo de esta compleja relación ya no tiene límites. Todo se vale. Como ciudadano el problema es que en el resultado del día a día no se note la diferencia, y el crimen aunque influya en el poder no se apropie públicamente de él, porque es allí donde los ciudadanos perdemos toda esperanza… esa pérdida de esperanza es fatal. Los mexicanos somos como aquella no deseable frase: “Pégame pero no me dejes”, o sea “no negocies con el crimen, pero haz lo que tengas que hacer”. En pocas palabras, no quiero saber qué tienes que hacer para que mi vida esté tranquila, no me falte trabajo, no viva en angustia en mi casa o colonia, ¡pero tampoco te pases!

Los chihuahuenses aguantamos mucho y no somos tontos, pero no se pasen de la raya. Las relaciones para gobernar no pueden en ningún momento cruzar una línea imaginaria entre el “bien” y el “mal”, no estamos dispuestos a tolerar en nuestra infinita grandeza que nuestros gobernantes se vean pequeños antes los retos que deben y fueron instruidos a encabezar.

Los norteños queremos prosperar trabajando y viendo trabajar, que nos hablen de frente y en los hechos se refleje que se sabe gobernar con agallas, con estrategia… con humildad, pero con fuerza… y siendo una mujer, nuestra gobernadora tiene el reto histórico de encontrar la fórmula correcta para gobernar, y demostrar que el Norte NO es el Sur.