/ sábado 20 de julio de 2019

Sigue el populismo

“Es una necedad pretender que el desperdicio se consagre como una virtud humana”


Una cosa que la izquierda bolivariana (venezolana) en México todavía no entiende, ni aquí ni allá, es que la lección que hay que enseñar, incesantemente, es la de que en el mundo hay abundancia para todos, pero necesitamos trabajar y ahorrar para que pueda ser verdad.

La teoría torpe del mal llamado presidente, de que el hombre puede crear otro mundo en el que no haya que trabajar ni que ahorrar, no es creída por persona alguna de inteligencia, aunque sea mediana, salvo los que han sido mantenidos pobres intencionalmente, ahora llamados “chairos”, manteniéndolos pobres pero con esperanza, para que sigan votando por ellos.

Las naciones ricas por naturaleza y que viven en estado de quiebra son una muestra vergonzosa de la mala administración de personas ignorantes, sin capacitación alguna, pero como dice su mesías, son “muy honestas”, que al fin de cuentas no lo son; de una intención cruel demostrada por promesas y expectativas generadas por la ya muy bien conocida retórica populista de pereza, mentira y cobardía.

Como en el actual gobierno, los países improvidentes que viven buena parte de su tiempo fortaleciendo expectativas entre los pobres con promesas generadoras de falsas esperanzas en orgías de mitin y mitin de mano alzada, “regalando” recursos que le han sido sustraídos al pueblo que sigue sufriendo hambre, no pueden llamarse libres.

La retórica populista del mal llamado presidente, y su insistencia en proponerse gastar el dinero de la nación, además de en otros países, hacerlo a manos llenas a quienes ellos quieren asegurar para futuros votos, los hace aparecer como muy generosos, pero con lo que no es suyo, con el trabajo ajeno.

El populismo de López hace que los jóvenes no se preocupen por generar riqueza porque creen que el capital no es una cosa que se genera, sino que es algo que se puede obtener simplemente por pedirlo y creer merecerlo. Y al ritmo de gasto actual, llegará el momento en que ya no tendrán programas que recortar, en que Pemex quite dinero en lugar de contribuirlo, en que sigamos regalando los millones de dólares a El Salvador, Honduras y Guatemala…. y luego seguirán con las expropiaciones al estilo bolivariano.

Lo que “estos” no comprenden es que la verdadera prosperidad es el fenómeno total del consumo.


“Es una necedad pretender que el desperdicio se consagre como una virtud humana”


Una cosa que la izquierda bolivariana (venezolana) en México todavía no entiende, ni aquí ni allá, es que la lección que hay que enseñar, incesantemente, es la de que en el mundo hay abundancia para todos, pero necesitamos trabajar y ahorrar para que pueda ser verdad.

La teoría torpe del mal llamado presidente, de que el hombre puede crear otro mundo en el que no haya que trabajar ni que ahorrar, no es creída por persona alguna de inteligencia, aunque sea mediana, salvo los que han sido mantenidos pobres intencionalmente, ahora llamados “chairos”, manteniéndolos pobres pero con esperanza, para que sigan votando por ellos.

Las naciones ricas por naturaleza y que viven en estado de quiebra son una muestra vergonzosa de la mala administración de personas ignorantes, sin capacitación alguna, pero como dice su mesías, son “muy honestas”, que al fin de cuentas no lo son; de una intención cruel demostrada por promesas y expectativas generadas por la ya muy bien conocida retórica populista de pereza, mentira y cobardía.

Como en el actual gobierno, los países improvidentes que viven buena parte de su tiempo fortaleciendo expectativas entre los pobres con promesas generadoras de falsas esperanzas en orgías de mitin y mitin de mano alzada, “regalando” recursos que le han sido sustraídos al pueblo que sigue sufriendo hambre, no pueden llamarse libres.

La retórica populista del mal llamado presidente, y su insistencia en proponerse gastar el dinero de la nación, además de en otros países, hacerlo a manos llenas a quienes ellos quieren asegurar para futuros votos, los hace aparecer como muy generosos, pero con lo que no es suyo, con el trabajo ajeno.

El populismo de López hace que los jóvenes no se preocupen por generar riqueza porque creen que el capital no es una cosa que se genera, sino que es algo que se puede obtener simplemente por pedirlo y creer merecerlo. Y al ritmo de gasto actual, llegará el momento en que ya no tendrán programas que recortar, en que Pemex quite dinero en lugar de contribuirlo, en que sigamos regalando los millones de dólares a El Salvador, Honduras y Guatemala…. y luego seguirán con las expropiaciones al estilo bolivariano.

Lo que “estos” no comprenden es que la verdadera prosperidad es el fenómeno total del consumo.