/ domingo 8 de noviembre de 2020

Sociedad civil organizada, corazones que laten por otros


Como todos sabemos, las organizaciones de la sociedad civil son entidades en su mayoría sin fines de lucro, que desde su ámbito han contribuido a promover derechos y trabajan por causas de interés público; se trata de ciudadanos que de manera libre buscan cambiar realidades, que dejaron de verse a sí mismos para luchar por los menos favorecidos, personas para quienes el altruismo es ese espacio donde pueden desarrollar sus capacidades y creatividad en favor de otros.

Las también llamadas Organizaciones No Gubernamentales fijan agenda, promueven temas de relevancia social, cumplen un rol sobresaliente, realizan un trabajo decidido y apasionado para romper inercias y buscan hacer una sociedad más equitativa; están integradas por personas tan especiales y audaces que casi siempre van un paso delante de los gobiernos, acompañan a otros, dejan la comodidad de sus vidas para ocuparse de otros y ayudarles a solucionar sus carencias.

Dentro de las organizaciones hay expertos en muchos temas, quienes han puesto su conocimiento al servicio de todos, su cercanía con los temas por los que luchan, la interacción con la problemática y los beneficiarios les da la posibilidad de dar soluciones diferentes y más eficaces, demostrando gran flexibilidad para buscar alternativas novedosas.

Estas organizaciones se constituyen para atender y resolver problemáticas que en estricto sentido son obligación de los gobiernos, pero que éstos no atienden o ignoran; también es cierto que las autoridades no pueden solas con todo, pero por esa razón en señal de gratitud y reciprocidad, debe reconocerse, recompensarse y facilitar el trabajo de las OSC.

Por esto, resulta preocupante que se hayan aprobado modificaciones a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, las cuales tendrán repercusiones importantes para que las OSC puedan financiarse, operar e, incluso, subsistir; ahora el cincuenta por ciento de las donatarias deberán recibir sus ingresos por las actividades relacionadas con sus causas, so pena de cancelar su autorización en caso de no cumplir, por ejemplo, si una organización vende tazas para allegarse recursos puede perder la calidad de donataria autorizada, tendría que ceder su patrimonio a otra y desaparecer, todo porque la ley establece que la mayor parte del financiamiento de las organizaciones debe provenir de donativos.

La llamada tercera esfera de la sociedad es factor de lucha y de cambio, sin duda son estructuras de apoyo sin las cuales las sociedades no tendrían puntal, son espacios de interacción social, generan capital social, credibilidad y empatía.

Con mucha seriedad hay que preguntarnos a quién le debe interesar la existencia de estas organizaciones; considero que todos, a los gobiernos, a la sociedad en general, pues sin sus aportaciones habría un vacío de atención a las personas vulnerables; por ello, es importante que todos defendamos esta lucha de la sociedad civil organizada, empecemos por exigir que no se les obstaculice, debemos reconocer y agradecer su invaluable y solidario trabajo, corresponder con hechos la generosidad de las OSC que nos fortalecen la fe en que el mudo puede ser un lugar mejor.


Como todos sabemos, las organizaciones de la sociedad civil son entidades en su mayoría sin fines de lucro, que desde su ámbito han contribuido a promover derechos y trabajan por causas de interés público; se trata de ciudadanos que de manera libre buscan cambiar realidades, que dejaron de verse a sí mismos para luchar por los menos favorecidos, personas para quienes el altruismo es ese espacio donde pueden desarrollar sus capacidades y creatividad en favor de otros.

Las también llamadas Organizaciones No Gubernamentales fijan agenda, promueven temas de relevancia social, cumplen un rol sobresaliente, realizan un trabajo decidido y apasionado para romper inercias y buscan hacer una sociedad más equitativa; están integradas por personas tan especiales y audaces que casi siempre van un paso delante de los gobiernos, acompañan a otros, dejan la comodidad de sus vidas para ocuparse de otros y ayudarles a solucionar sus carencias.

Dentro de las organizaciones hay expertos en muchos temas, quienes han puesto su conocimiento al servicio de todos, su cercanía con los temas por los que luchan, la interacción con la problemática y los beneficiarios les da la posibilidad de dar soluciones diferentes y más eficaces, demostrando gran flexibilidad para buscar alternativas novedosas.

Estas organizaciones se constituyen para atender y resolver problemáticas que en estricto sentido son obligación de los gobiernos, pero que éstos no atienden o ignoran; también es cierto que las autoridades no pueden solas con todo, pero por esa razón en señal de gratitud y reciprocidad, debe reconocerse, recompensarse y facilitar el trabajo de las OSC.

Por esto, resulta preocupante que se hayan aprobado modificaciones a la Ley del Impuesto Sobre la Renta, las cuales tendrán repercusiones importantes para que las OSC puedan financiarse, operar e, incluso, subsistir; ahora el cincuenta por ciento de las donatarias deberán recibir sus ingresos por las actividades relacionadas con sus causas, so pena de cancelar su autorización en caso de no cumplir, por ejemplo, si una organización vende tazas para allegarse recursos puede perder la calidad de donataria autorizada, tendría que ceder su patrimonio a otra y desaparecer, todo porque la ley establece que la mayor parte del financiamiento de las organizaciones debe provenir de donativos.

La llamada tercera esfera de la sociedad es factor de lucha y de cambio, sin duda son estructuras de apoyo sin las cuales las sociedades no tendrían puntal, son espacios de interacción social, generan capital social, credibilidad y empatía.

Con mucha seriedad hay que preguntarnos a quién le debe interesar la existencia de estas organizaciones; considero que todos, a los gobiernos, a la sociedad en general, pues sin sus aportaciones habría un vacío de atención a las personas vulnerables; por ello, es importante que todos defendamos esta lucha de la sociedad civil organizada, empecemos por exigir que no se les obstaculice, debemos reconocer y agradecer su invaluable y solidario trabajo, corresponder con hechos la generosidad de las OSC que nos fortalecen la fe en que el mudo puede ser un lugar mejor.