/ martes 20 de agosto de 2019

Soliloquio

“La madurez comienza después de los 60”


Una de cada nueve personas tiene 60 años o más y se estima que en treinta años, será una de cada cinco. Estamos frente al envejecimiento de la población, recomienda la ONU que este factor no debe ser ignorado. Es erróneo considerar que una persona de sesenta años o más ya no tiene nada que aportar a la sociedad, y se le discrimine. El respeto y el reconocimiento de todo ser humano es de elemental importancia; resulta gratificante reconocer que todos, sin importar edades, somos necesarios y que algo tenemos que aportar no sólo en el ámbito familiar, también en las distintas áreas de la sociedad. Por ende, se debe trabajar en políticas públicas que conlleven a su bienestar, y que lejos de considerar a los adultos mayores como una carga, se les incluya y se les brinden oportunidades de trabajo, de desarrollo, de realización y de expresión. Grandes hombres y mujeres que rondan en la sexta década y más han aportado invaluables riquezas a la humanidad, a través de sus letras, pinturas, esculturas, su música, inventos y descubrimientos, desde la ciencia, la empresa, etc. Platón sostenía que “la madurez comienza a los sesenta años”. Facundo Cabral referenciaba en sus conciertos ejemplos de personajes que marcaron historia y son dignos de admiración, por ejemplo se refería a Moisés, quien a sus setenta años lideró al pueblo judío y lo condujo a la Tierra Prometida, o a Arthur Rubinstein, quien con maestría interpretaba a los clásicos en el piano, rondando los noventa años; agrego a otros como José Saramago, quien se reveló como escritor después de los sesenta; Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges escribían con excelencia después de la edad referida. Leonardo Da Vinci, Pablo Picasso, Diego Rivera, Salvador Dalí, hicieron verdaderas obras de arte pintando cuadros magistrales, rebasando las seis décadas, entre muchos otros. ¡Qué grande es la sabiduría y la experiencia que dejan los años! Honor a quien honor merece, y dentro de estos reconocimientos están todos los abuelos que cuidan y enseñan a sus nietos, dejando en ellos una huella imborrable.

Festejemos los años que dejan grandeza, en todo caso debemos ocuparnos para que la sociedad no envejezca en principios y en valores, pues esto sí es altamente preocupante.




“La madurez comienza después de los 60”


Una de cada nueve personas tiene 60 años o más y se estima que en treinta años, será una de cada cinco. Estamos frente al envejecimiento de la población, recomienda la ONU que este factor no debe ser ignorado. Es erróneo considerar que una persona de sesenta años o más ya no tiene nada que aportar a la sociedad, y se le discrimine. El respeto y el reconocimiento de todo ser humano es de elemental importancia; resulta gratificante reconocer que todos, sin importar edades, somos necesarios y que algo tenemos que aportar no sólo en el ámbito familiar, también en las distintas áreas de la sociedad. Por ende, se debe trabajar en políticas públicas que conlleven a su bienestar, y que lejos de considerar a los adultos mayores como una carga, se les incluya y se les brinden oportunidades de trabajo, de desarrollo, de realización y de expresión. Grandes hombres y mujeres que rondan en la sexta década y más han aportado invaluables riquezas a la humanidad, a través de sus letras, pinturas, esculturas, su música, inventos y descubrimientos, desde la ciencia, la empresa, etc. Platón sostenía que “la madurez comienza a los sesenta años”. Facundo Cabral referenciaba en sus conciertos ejemplos de personajes que marcaron historia y son dignos de admiración, por ejemplo se refería a Moisés, quien a sus setenta años lideró al pueblo judío y lo condujo a la Tierra Prometida, o a Arthur Rubinstein, quien con maestría interpretaba a los clásicos en el piano, rondando los noventa años; agrego a otros como José Saramago, quien se reveló como escritor después de los sesenta; Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges escribían con excelencia después de la edad referida. Leonardo Da Vinci, Pablo Picasso, Diego Rivera, Salvador Dalí, hicieron verdaderas obras de arte pintando cuadros magistrales, rebasando las seis décadas, entre muchos otros. ¡Qué grande es la sabiduría y la experiencia que dejan los años! Honor a quien honor merece, y dentro de estos reconocimientos están todos los abuelos que cuidan y enseñan a sus nietos, dejando en ellos una huella imborrable.

Festejemos los años que dejan grandeza, en todo caso debemos ocuparnos para que la sociedad no envejezca en principios y en valores, pues esto sí es altamente preocupante.