/ viernes 31 de diciembre de 2021

Somos pequeños instrumentos

Por: María Soledad Limas Frescas

El nuevo año está por comenzar, los buenos deseos, parabienes y propósitos no se dejan esperar, los recibimos por todas partes y eso es bueno, sólo que para cumplir las metas y los propósitos se requiere fuerza de voluntad, ya que no acontecen por arte de magia, y realmente la sociedad tiene urgencia de que cada uno de nosotros hagamos el bien que nos corresponde, sin esperar a que otros lo hagan primero. Hay que ser disruptivos, y como dice la máxima “hacer el bien sin mirar a quién”, despojándonos del egoísmo y tratando al prójimo como queremos ser tratados nosotros, es una fórmula para que la balanza se incline hacia los resultados positivos, en esa medida será posible una sociedad más justa y más humana.

Por lo general, también solemos reflexionar al finalizar cada año, sobre el recuento de los acontecimientos buenos y malos que se vivieron durante el mismo; el 2021 nos dejó sufrimiento, frustración, desempleo y más pobreza, derivados de la pandemia, pero también nos ha enseñado a valorar la vida, a valorar la familia, el trabajo, los amigos, y principalmente la salud, entre otros bienes o bendiciones con las que contamos y a veces no se les da el justo valor.

Para muchos de nosotros fue un año difícil y doloroso, porque perdimos a un ser querido muy cercano, y eso nos hace meditar que la vida nadie la tiene asegurada, que la vida es aquí y ahora, y que hay que vivir bien y al máximo, haciendo actos de bondad a diario, no dejarlos para un “después” que quizá nunca llegue.

Decía la Madre Santa Teresa de Calcuta, “Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros”, por eso urge que como pequeños instrumentos actuemos y hagamos nuestra parte para frenar la pobreza, cumpliendo el compromiso social que tenemos con los más pobres, si somos empresarios creando fuentes de empleo, y como ciudadanos exigiendo al gobierno que cumpla también su compromiso social, diseñando, planificando y ejecutando políticas públicas que brinden oportunidades de crecimiento, alentando las inversiones de empresarios para la generación de trabajo, de esta manera iremos logrando juntos -sociedad y gobierno- que más de la mitad de la población, es decir 56 millones de personas, salgan de la pobreza.

Como pequeños instrumentos, no naturalicemos la violencia ni perdamos la capacidad de asombro, en la medida que dejemos de ser indiferentes vamos a evitar que cada quince minutos un mexicano sea ejecutado en el país, y que al día se reporten 10 asesinatos de mujeres.

Como pequeños instrumentos sigamos también el consejo de Santa Teresa de Calcuta, “actuemos para difundir el amor por donde quiera que vayamos, y no dejemos que nadie se aleje de nosotros sin ser un poco más feliz”.

Para encontrar la paz hay que ser humilde, y para ser humilde hay que practicar el amor.

Que el año que está por iniciar venga cargado de un cúmulo de bendiciones para usted y su familia. ¡¡Feliz año nuevo!!

Integrante de la AECHIH.


Por: María Soledad Limas Frescas

El nuevo año está por comenzar, los buenos deseos, parabienes y propósitos no se dejan esperar, los recibimos por todas partes y eso es bueno, sólo que para cumplir las metas y los propósitos se requiere fuerza de voluntad, ya que no acontecen por arte de magia, y realmente la sociedad tiene urgencia de que cada uno de nosotros hagamos el bien que nos corresponde, sin esperar a que otros lo hagan primero. Hay que ser disruptivos, y como dice la máxima “hacer el bien sin mirar a quién”, despojándonos del egoísmo y tratando al prójimo como queremos ser tratados nosotros, es una fórmula para que la balanza se incline hacia los resultados positivos, en esa medida será posible una sociedad más justa y más humana.

Por lo general, también solemos reflexionar al finalizar cada año, sobre el recuento de los acontecimientos buenos y malos que se vivieron durante el mismo; el 2021 nos dejó sufrimiento, frustración, desempleo y más pobreza, derivados de la pandemia, pero también nos ha enseñado a valorar la vida, a valorar la familia, el trabajo, los amigos, y principalmente la salud, entre otros bienes o bendiciones con las que contamos y a veces no se les da el justo valor.

Para muchos de nosotros fue un año difícil y doloroso, porque perdimos a un ser querido muy cercano, y eso nos hace meditar que la vida nadie la tiene asegurada, que la vida es aquí y ahora, y que hay que vivir bien y al máximo, haciendo actos de bondad a diario, no dejarlos para un “después” que quizá nunca llegue.

Decía la Madre Santa Teresa de Calcuta, “Somos pequeños instrumentos, pero muchos pequeños instrumentos en las manos de Dios pueden hacer milagros”, por eso urge que como pequeños instrumentos actuemos y hagamos nuestra parte para frenar la pobreza, cumpliendo el compromiso social que tenemos con los más pobres, si somos empresarios creando fuentes de empleo, y como ciudadanos exigiendo al gobierno que cumpla también su compromiso social, diseñando, planificando y ejecutando políticas públicas que brinden oportunidades de crecimiento, alentando las inversiones de empresarios para la generación de trabajo, de esta manera iremos logrando juntos -sociedad y gobierno- que más de la mitad de la población, es decir 56 millones de personas, salgan de la pobreza.

Como pequeños instrumentos, no naturalicemos la violencia ni perdamos la capacidad de asombro, en la medida que dejemos de ser indiferentes vamos a evitar que cada quince minutos un mexicano sea ejecutado en el país, y que al día se reporten 10 asesinatos de mujeres.

Como pequeños instrumentos sigamos también el consejo de Santa Teresa de Calcuta, “actuemos para difundir el amor por donde quiera que vayamos, y no dejemos que nadie se aleje de nosotros sin ser un poco más feliz”.

Para encontrar la paz hay que ser humilde, y para ser humilde hay que practicar el amor.

Que el año que está por iniciar venga cargado de un cúmulo de bendiciones para usted y su familia. ¡¡Feliz año nuevo!!

Integrante de la AECHIH.