/ sábado 3 de agosto de 2019

¿Somos unos mantenidos?

El hombre aprende poco en la victoria y mucho en el fracaso


El individuo y la nación que no tienen que trabajar porque sus gobernantes los mantienen, están perdidos.


Se dice que el hombre aprende poco en la victoria y mucho en el fracaso, y así, dicho fracaso es uno de los mejores maestros en la vida. Aprendemos que las dificultades que tenemos son imprescindibles para todo aprendizaje; son como los remedios antiguos, mientras peor saben mejor provecho hacen.


Grave error el mantener económicamente a jóvenes y adultos, pues vaticinan la ruina del país. En estos tiempos, ni siquiera los impedimentos físicos pueden invocarse como excusa de nuestra debilidad o de nuestro fracaso, porque podemos encontrar en la historia pasada y reciente, debilidades iguales convertidas en fuerza y éxito. Proporcionalmente ocurren más fracasos entre los hombres que están íntegros físicamente que entre los incapacitados donde se ha cultivado el carácter.

Los que no tenemos impedimentos físicos tenemos tantas oportunidades de triunfar que no les ponemos atención, mientras que el incapacitado, a quienes a quienes esas mismas oportunidades le faltan, nos ponen en vergüenza con sus actividades, logros y éxitos. Sacan de sí mismos la fuerza de triunfar, fuerza que encontrándose latente en cada uno de nosotros, raramente aprovechamos.


Decir que “no se puede” no resuelve ninguna situación. Existe una enorme diferencia entre estar satisfechos y haber dejado morir nuestra ambición. Si realmente queremos, todo lo que deseamos está a nuestro alcance, lo mismo las cosas superfluas que tanto ambiciona todo el mundo, así como las cosas inmateriales que forman el carácter. La cuestión es que mientras algunos desean, piden, imploran y exigen, otros se ponen manos a la obra y se dedican con entusiasmo a la realización de sus anhelos.


Nuestro porvenir, nuestro futuro está frente a nosotros, como un block de mármol con el cual podemos esculpir lo que nos parezca. La pregunta es: ¿Tenemos o estamos con la determinación firme para pagar el precio con nuestro esfuerzo y perseverancia?


Creo que todos podemos afirmar que no hacemos más porque no intentamos más.


Suponer un país rico no es volverlo rico. “Suponiendo -dijo una vez Abraham Lincoln-, que la cola de un becerro es otra pata, ¿cuántas patas tendrá el animal?”. “Cinco”, contestaron los presentes, “pero no tendría más de cuatro -contestó Lincoln-, porque suponer una cosa no es volverla real”.

¿Somos unos mantenidos?

El hombre aprende poco en la victoria y mucho en el fracaso


El individuo y la nación que no tienen que trabajar porque sus gobernantes los mantienen, están perdidos.


Se dice que el hombre aprende poco en la victoria y mucho en el fracaso, y así, dicho fracaso es uno de los mejores maestros en la vida. Aprendemos que las dificultades que tenemos son imprescindibles para todo aprendizaje; son como los remedios antiguos, mientras peor saben mejor provecho hacen.


Grave error el mantener económicamente a jóvenes y adultos, pues vaticinan la ruina del país. En estos tiempos, ni siquiera los impedimentos físicos pueden invocarse como excusa de nuestra debilidad o de nuestro fracaso, porque podemos encontrar en la historia pasada y reciente, debilidades iguales convertidas en fuerza y éxito. Proporcionalmente ocurren más fracasos entre los hombres que están íntegros físicamente que entre los incapacitados donde se ha cultivado el carácter.

Los que no tenemos impedimentos físicos tenemos tantas oportunidades de triunfar que no les ponemos atención, mientras que el incapacitado, a quienes a quienes esas mismas oportunidades le faltan, nos ponen en vergüenza con sus actividades, logros y éxitos. Sacan de sí mismos la fuerza de triunfar, fuerza que encontrándose latente en cada uno de nosotros, raramente aprovechamos.


Decir que “no se puede” no resuelve ninguna situación. Existe una enorme diferencia entre estar satisfechos y haber dejado morir nuestra ambición. Si realmente queremos, todo lo que deseamos está a nuestro alcance, lo mismo las cosas superfluas que tanto ambiciona todo el mundo, así como las cosas inmateriales que forman el carácter. La cuestión es que mientras algunos desean, piden, imploran y exigen, otros se ponen manos a la obra y se dedican con entusiasmo a la realización de sus anhelos.


Nuestro porvenir, nuestro futuro está frente a nosotros, como un block de mármol con el cual podemos esculpir lo que nos parezca. La pregunta es: ¿Tenemos o estamos con la determinación firme para pagar el precio con nuestro esfuerzo y perseverancia?


Creo que todos podemos afirmar que no hacemos más porque no intentamos más.


Suponer un país rico no es volverlo rico. “Suponiendo -dijo una vez Abraham Lincoln-, que la cola de un becerro es otra pata, ¿cuántas patas tendrá el animal?”. “Cinco”, contestaron los presentes, “pero no tendría más de cuatro -contestó Lincoln-, porque suponer una cosa no es volverla real”.

¿Somos unos mantenidos?