/ martes 14 de julio de 2020

Sylvia Martínez Elizondo, una guerrera 

Nació y murió en Monterrey, donde vivió su juventud, hasta casarse con un servidor y trasladarse a Chihuahua, ciudad que acogió con todo su amor y pasión durante casi 48 años, así que fue chihuahuense por adopción propia.

Una guerrera de sus valores cristianos, los cuales vivía todos los días y daba testimonio con su vida. De joven formó parte de las “Jornadas de vida cristiana”, llevándola a estados de la República donde no tenían conocimiento de ésta y que existen hasta la fecha. Ya de casada trajo a Chihuahua a “La agrupación de esposas cristianas” obra de la Sra. Campos, que están pidiendo su canonización, y de mi suegra (q.e.p.d.) doña Elisa, obra que ya se encuentra por todo el estado. Ésta última fue su pasión que no dejó ni cuando se tuvo que ir a México como senadora de la República, en el avión hacía sus tareas para presentarse el lunes a las juntas y en la noche regresar a la CdMx.

De sus ingresos de senadora donaba mes con mes el 50% de los mismos a instituciones de beneficencia en el estado y si era necesario conseguía bajar más recursos del Senado para que la ayuda fuera completa.

Una guerrera en sus valores democráticos, que los defendió hasta los límites de su capacidad, a veces arriesgando su propia vida, como fue aquel “verano caliente del 86” en que fueron golpeadas por el CDP, brazo del PRI de aquel entonces.

La política no le gustaba, participaba en ella por la convicción de que alguien tenía que hacerlo para poder llegar a la democracia, a la justicia y una patria mejor para todos. Así fue como se convirtió en voluntaria del DIF municipal de Chihuahua, cuando se ganó la presidencia municipal por el PAN por primera vez con don Luis H. Álvarez. Posteriormente como directora del DIF estatal en la primera gubernatura panista con Pancho Barrio. Siempre dejando una profunda huella con su desempeño.

Fue dirigente estatal de la mujer en el PAN por tres años, reestructurando esta dirección en todo el estado. Fue consejera del Instituto para la Mujer Nacional en México también por 3 años, luchando siempre por los derechos de las mujeres, mismo que hizo desde el Senado en los dos años que estuvo supliendo a Javier Corral. Lo mismo defendía todas las causas justas que en este país a veces hay poca gente que las defienda, es más cómodo irse a la cargada.

En el PAN, partido al que amaba profundamente, aunque a veces lo veía un poco descarriado y se enojaba, fue consejera estatal y nacional, aportando siempre las ideas que se basaban en sus principios cívicos, morales y religiosos, nunca fue moneda de cambio de sus valores.

Fue una guerrera con su enfermedad que le fue detectada a principio de este año, un cáncer que a la postre resultó muy agresivo. Luchó soportando todos los recursos médicos, que a veces resultan con consecuencias colaterales que son difíciles de soportar, pero ella luchó hasta su último aliento, y siempre estuvo dispuesta a hacer lo que fuera necesario para salir adelante.

Descansa en paz, en los brazos de nuestro Señor, Sylvia Martínez Elizondo, una guerrera.


Nació y murió en Monterrey, donde vivió su juventud, hasta casarse con un servidor y trasladarse a Chihuahua, ciudad que acogió con todo su amor y pasión durante casi 48 años, así que fue chihuahuense por adopción propia.

Una guerrera de sus valores cristianos, los cuales vivía todos los días y daba testimonio con su vida. De joven formó parte de las “Jornadas de vida cristiana”, llevándola a estados de la República donde no tenían conocimiento de ésta y que existen hasta la fecha. Ya de casada trajo a Chihuahua a “La agrupación de esposas cristianas” obra de la Sra. Campos, que están pidiendo su canonización, y de mi suegra (q.e.p.d.) doña Elisa, obra que ya se encuentra por todo el estado. Ésta última fue su pasión que no dejó ni cuando se tuvo que ir a México como senadora de la República, en el avión hacía sus tareas para presentarse el lunes a las juntas y en la noche regresar a la CdMx.

De sus ingresos de senadora donaba mes con mes el 50% de los mismos a instituciones de beneficencia en el estado y si era necesario conseguía bajar más recursos del Senado para que la ayuda fuera completa.

Una guerrera en sus valores democráticos, que los defendió hasta los límites de su capacidad, a veces arriesgando su propia vida, como fue aquel “verano caliente del 86” en que fueron golpeadas por el CDP, brazo del PRI de aquel entonces.

La política no le gustaba, participaba en ella por la convicción de que alguien tenía que hacerlo para poder llegar a la democracia, a la justicia y una patria mejor para todos. Así fue como se convirtió en voluntaria del DIF municipal de Chihuahua, cuando se ganó la presidencia municipal por el PAN por primera vez con don Luis H. Álvarez. Posteriormente como directora del DIF estatal en la primera gubernatura panista con Pancho Barrio. Siempre dejando una profunda huella con su desempeño.

Fue dirigente estatal de la mujer en el PAN por tres años, reestructurando esta dirección en todo el estado. Fue consejera del Instituto para la Mujer Nacional en México también por 3 años, luchando siempre por los derechos de las mujeres, mismo que hizo desde el Senado en los dos años que estuvo supliendo a Javier Corral. Lo mismo defendía todas las causas justas que en este país a veces hay poca gente que las defienda, es más cómodo irse a la cargada.

En el PAN, partido al que amaba profundamente, aunque a veces lo veía un poco descarriado y se enojaba, fue consejera estatal y nacional, aportando siempre las ideas que se basaban en sus principios cívicos, morales y religiosos, nunca fue moneda de cambio de sus valores.

Fue una guerrera con su enfermedad que le fue detectada a principio de este año, un cáncer que a la postre resultó muy agresivo. Luchó soportando todos los recursos médicos, que a veces resultan con consecuencias colaterales que son difíciles de soportar, pero ella luchó hasta su último aliento, y siempre estuvo dispuesta a hacer lo que fuera necesario para salir adelante.

Descansa en paz, en los brazos de nuestro Señor, Sylvia Martínez Elizondo, una guerrera.