/ viernes 22 de febrero de 2019

¿También hablará el presidente con los pajaritos?

La caja de Pandora

Y qué tal si al final de cuentas, al presidente Andrés Manuel López Obrador le funcionara su atípica forma de gobernar que, cuando menos en la época posrevolucionaria no se había presentado, ni con el general Lázaro Cárdenas, a quien le cooperaron las clases menos acomodadas hasta con las modestas joyas familiares para pagar la expropiación petrolera, porque los ricos nunca cooperaron ni cooperarán sin nada que no les garantice una utilidad.

Son pocas las expectativas que a favor del desarrollo de México tiene la población en general, incluso ya hay simpatizantes de Morena que, como se dice en el argot popular, aventaron el arpa, por no estar de acuerdo con las decisiones en diversas áreas que está tomando el presidente.

En lo personal pienso que el presidente tiene más cosas positivas que negativas, no como los recalcitrantes de su partido que piensan que todo lo está haciendo bien, pero ya con un considerable número de mexicanos inconformes, porque podrá estar bien el presidente para continuar su fuerte lucha contra la corrupción y la impunidad; que ya no se le autoricen presupuestos a ninguna sociedad civil, ni a ninguna asociación no oficial, menos a sociedades u organizaciones de tipo político no afines a Morena, sino que los recursos que se les repartían ahora se haga de forma económica y directa a los beneficiados, está muy bien con la sanación que emprende en Pemex y de Comisión Federal de Electricidad, pero son unos volados las participaciones sociales incluyendo el brutal recorte a las guarderías que, en lugar de hacer una depuración de las mismas trata a todas con el mismo rasero.

Pero indudablemente que señala bien el gobernador Javier Corral, cuando al término de los festejos con motivo del Día del Ejército Nacional, aseguró a reporteros de diferentes medios que lo entrevistaron que había que alzar la voz contra el presidente, aunque en este momento sea mal visto, Corral Jurado afirmó que a pesar de ser uno de los más entusiastas con la alternancia en el gobierno y particularmente con el gobierno de López Obrador, señaló, dentro de lo que él considera irregularidades, el ataque, literalmente, a las guarderías infantiles, el desdén por los gobiernos estatales, las críticas a los organismos autónomos y la concentración de facultades.

Da la impresión pues de que, muchas de las acciones de López Obrador, que necesariamente tienen muy buenas intenciones, se podrán perder si no está estructurado el destino; como las becas que podrán fortalecer a los “ninis” y no convertirlos en buenos estudiantes o mejores trabajadores y las pensiones que podrán convertir al país en una gigantesca cantina, hasta para el libro de récords, si no se tiene organizado su aprovechamiento en la base, en los que los reciben.

Sin duda México está en su más delicada etapa después del movimiento revolucionario y, más peligroso porque hay la indolencia por los ajustes sociales que pudiera realizar Andrés Manuel López Obrador, es decir, pudiera no haberles importado a millones de mexicanos que votaron por él, más la oportunidad de sacar a los neoliberales de Los Pinos, como fue la bandera del ahora presidente como candidato, sin analizar que éste, en determinado momento pudiera también empezar a hablar con los pajaritos.


La caja de Pandora

Y qué tal si al final de cuentas, al presidente Andrés Manuel López Obrador le funcionara su atípica forma de gobernar que, cuando menos en la época posrevolucionaria no se había presentado, ni con el general Lázaro Cárdenas, a quien le cooperaron las clases menos acomodadas hasta con las modestas joyas familiares para pagar la expropiación petrolera, porque los ricos nunca cooperaron ni cooperarán sin nada que no les garantice una utilidad.

Son pocas las expectativas que a favor del desarrollo de México tiene la población en general, incluso ya hay simpatizantes de Morena que, como se dice en el argot popular, aventaron el arpa, por no estar de acuerdo con las decisiones en diversas áreas que está tomando el presidente.

En lo personal pienso que el presidente tiene más cosas positivas que negativas, no como los recalcitrantes de su partido que piensan que todo lo está haciendo bien, pero ya con un considerable número de mexicanos inconformes, porque podrá estar bien el presidente para continuar su fuerte lucha contra la corrupción y la impunidad; que ya no se le autoricen presupuestos a ninguna sociedad civil, ni a ninguna asociación no oficial, menos a sociedades u organizaciones de tipo político no afines a Morena, sino que los recursos que se les repartían ahora se haga de forma económica y directa a los beneficiados, está muy bien con la sanación que emprende en Pemex y de Comisión Federal de Electricidad, pero son unos volados las participaciones sociales incluyendo el brutal recorte a las guarderías que, en lugar de hacer una depuración de las mismas trata a todas con el mismo rasero.

Pero indudablemente que señala bien el gobernador Javier Corral, cuando al término de los festejos con motivo del Día del Ejército Nacional, aseguró a reporteros de diferentes medios que lo entrevistaron que había que alzar la voz contra el presidente, aunque en este momento sea mal visto, Corral Jurado afirmó que a pesar de ser uno de los más entusiastas con la alternancia en el gobierno y particularmente con el gobierno de López Obrador, señaló, dentro de lo que él considera irregularidades, el ataque, literalmente, a las guarderías infantiles, el desdén por los gobiernos estatales, las críticas a los organismos autónomos y la concentración de facultades.

Da la impresión pues de que, muchas de las acciones de López Obrador, que necesariamente tienen muy buenas intenciones, se podrán perder si no está estructurado el destino; como las becas que podrán fortalecer a los “ninis” y no convertirlos en buenos estudiantes o mejores trabajadores y las pensiones que podrán convertir al país en una gigantesca cantina, hasta para el libro de récords, si no se tiene organizado su aprovechamiento en la base, en los que los reciben.

Sin duda México está en su más delicada etapa después del movimiento revolucionario y, más peligroso porque hay la indolencia por los ajustes sociales que pudiera realizar Andrés Manuel López Obrador, es decir, pudiera no haberles importado a millones de mexicanos que votaron por él, más la oportunidad de sacar a los neoliberales de Los Pinos, como fue la bandera del ahora presidente como candidato, sin analizar que éste, en determinado momento pudiera también empezar a hablar con los pajaritos.