/ martes 19 de noviembre de 2019

Tendencias políticas II

“Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos”: Napoleón


Con el éxito la explosión revolucionaria, la Asamblea Legislativa entró en funciones, la confección de la constitución que debía cumplir y hacer cumplir el rey. Estaba en gestación la monarquía constitucional. Sin embargo las tendencias políticas fueron tomando forma: la burguesía (comerciantes, industriales y banqueros) tomó la conducción del proceso de la revolución. Pronto tres grupos se conformaron en el seno de la Asamblea Legislativa: los representantes de la vieja nobleza feudal, la burguesía, a quienes se denominó girondinos, y al extremo radical, los jacobinos, que exigían más cambios. De 1789 a 1791, los girondinos tuvieron la hegemonía política y pronto muchos nobles y clérigos se les unieron. Empero la enorme masa de la población (campesinos, obreros, intelectuales y trabajadores en general) se acercó a los jacobinos.

De 766 diputados, sólo había tres campesinos y cuatro artesanos, la gran mayoría estaba en manos de la burguesía. La tendencia radical exigió la caída de la monarquía, fue el 10 de agosto de 1792 y exigió medidas radicales; los jacobinos, encabezados por Dantón y Robespierre, encabezaron la movilización revolucionaria. Convocaron a una asamblea popular que se denominó Convención. ¡Ojo! Quienes ocupaban la parte izquierda de la sala de la Convención fueron los más radicales, los que exigían más cambios. Los que ocuparon el lado derecho, eran los moderados y que planteaban menos cambios. La parte alta la ocupaban los “montagnards”, “la montaña”, también radicales.

Los revolucionarios franceses, que ya dominaban la Convención, se fueron dividiendo en grupos que fueron tipificados como los irreductibles que rechazaron todo aspecto de la exmonarquía, a ellos se les denominó “les cordielers”, los cordeleros. Durante el proceso revolucionario, en ningún momento se mostraron los de la izquierda, unidos, en un frente común. El año 1793, los jacobinos revolucionarios tuvieron el poder y el control, y la guillotina trabajó día y noche. Más de 25 mil cabezas cayeron en la cesta, entre ellas las de Luis XVI, de su esposa María Antonieta, la de Dantón y la de Robespierre. El 27 de julio de 1794 terminó la dictadura jacobina.

“Nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen a los hechos”: Napoleón


Con el éxito la explosión revolucionaria, la Asamblea Legislativa entró en funciones, la confección de la constitución que debía cumplir y hacer cumplir el rey. Estaba en gestación la monarquía constitucional. Sin embargo las tendencias políticas fueron tomando forma: la burguesía (comerciantes, industriales y banqueros) tomó la conducción del proceso de la revolución. Pronto tres grupos se conformaron en el seno de la Asamblea Legislativa: los representantes de la vieja nobleza feudal, la burguesía, a quienes se denominó girondinos, y al extremo radical, los jacobinos, que exigían más cambios. De 1789 a 1791, los girondinos tuvieron la hegemonía política y pronto muchos nobles y clérigos se les unieron. Empero la enorme masa de la población (campesinos, obreros, intelectuales y trabajadores en general) se acercó a los jacobinos.

De 766 diputados, sólo había tres campesinos y cuatro artesanos, la gran mayoría estaba en manos de la burguesía. La tendencia radical exigió la caída de la monarquía, fue el 10 de agosto de 1792 y exigió medidas radicales; los jacobinos, encabezados por Dantón y Robespierre, encabezaron la movilización revolucionaria. Convocaron a una asamblea popular que se denominó Convención. ¡Ojo! Quienes ocupaban la parte izquierda de la sala de la Convención fueron los más radicales, los que exigían más cambios. Los que ocuparon el lado derecho, eran los moderados y que planteaban menos cambios. La parte alta la ocupaban los “montagnards”, “la montaña”, también radicales.

Los revolucionarios franceses, que ya dominaban la Convención, se fueron dividiendo en grupos que fueron tipificados como los irreductibles que rechazaron todo aspecto de la exmonarquía, a ellos se les denominó “les cordielers”, los cordeleros. Durante el proceso revolucionario, en ningún momento se mostraron los de la izquierda, unidos, en un frente común. El año 1793, los jacobinos revolucionarios tuvieron el poder y el control, y la guillotina trabajó día y noche. Más de 25 mil cabezas cayeron en la cesta, entre ellas las de Luis XVI, de su esposa María Antonieta, la de Dantón y la de Robespierre. El 27 de julio de 1794 terminó la dictadura jacobina.