/ martes 30 de enero de 2018

Tenemos mucho que hacer

“Aquel que todo lo aplaza, no dejará nada concluido ni perfecto”.   Demócrates

 

Muchas personas atribuyen a la mala suerte sus fracasos y sus constantes tropiezos. ¡Estoy más salado que un bacalao! Algún día me sacaré la lotería y saldré de pobre... Dejamos a la buena fortuna el quehacer que nos corresponde. En demasiadas ocasiones queremos y exigimos que otra persona nos haga lo que nos corresponde. En tiempos electorales con claridad vemos a miles de personas que buscan con afán el gancho donde colgar el desollado cuerpo que les permita eludir sus obligaciones de hacer lo que les corresponde. Eso aprovechan los candidatos de los diferentes partidos que se presentan como personajes mesiánicos y maniqueos, para quedar ungidos como los ídolos de los que huyen del trabajo, del quehacer obligado a los hombres honestos y a los dignos.

Son de alabarse los hombres que toman sus herramientas y utensilios de trabajo y, acuden puntuales a sus labores cotidianas. Los que saben que tienen mucho que hacer y lo afrontan con entusiasmo y con responsabilidad. Los que de todo se quejan y culpan al gobierno de su falta de responsabilidad y de vergüenza, porque quieren succionar de la ubre presupuestal, es decir, que los mantenga el gobierno. ¡Qué orgullo sienten los hombres, las mujeres, los jóvenes de recibir su salario que significa el sustento de sus familias! Por ello desde ahora, sin adivinanzas, afirmamos que los partidos que llevan mensajes de dádivas, de limosnas y de promesas, perderán en las elecciones, ya próximas. Los institutos políticos que ofrezcan reunir en un haz de voluntades y de responsabilidades a la gente, tendrán mayores posibilidades de triunfo y de encabezar un buen gobierno, digno y plegado a la ley.

El P(de)AN y los morenos, tienen ahogadas en sus discursos demagógicos las letanías de sus proclamas falaces, que son aquéllas donde abrevan los “que todo lo atribuyen a la mala suerte”.

 

“Aquel que todo lo aplaza, no dejará nada concluido ni perfecto”.   Demócrates

 

Muchas personas atribuyen a la mala suerte sus fracasos y sus constantes tropiezos. ¡Estoy más salado que un bacalao! Algún día me sacaré la lotería y saldré de pobre... Dejamos a la buena fortuna el quehacer que nos corresponde. En demasiadas ocasiones queremos y exigimos que otra persona nos haga lo que nos corresponde. En tiempos electorales con claridad vemos a miles de personas que buscan con afán el gancho donde colgar el desollado cuerpo que les permita eludir sus obligaciones de hacer lo que les corresponde. Eso aprovechan los candidatos de los diferentes partidos que se presentan como personajes mesiánicos y maniqueos, para quedar ungidos como los ídolos de los que huyen del trabajo, del quehacer obligado a los hombres honestos y a los dignos.

Son de alabarse los hombres que toman sus herramientas y utensilios de trabajo y, acuden puntuales a sus labores cotidianas. Los que saben que tienen mucho que hacer y lo afrontan con entusiasmo y con responsabilidad. Los que de todo se quejan y culpan al gobierno de su falta de responsabilidad y de vergüenza, porque quieren succionar de la ubre presupuestal, es decir, que los mantenga el gobierno. ¡Qué orgullo sienten los hombres, las mujeres, los jóvenes de recibir su salario que significa el sustento de sus familias! Por ello desde ahora, sin adivinanzas, afirmamos que los partidos que llevan mensajes de dádivas, de limosnas y de promesas, perderán en las elecciones, ya próximas. Los institutos políticos que ofrezcan reunir en un haz de voluntades y de responsabilidades a la gente, tendrán mayores posibilidades de triunfo y de encabezar un buen gobierno, digno y plegado a la ley.

El P(de)AN y los morenos, tienen ahogadas en sus discursos demagógicos las letanías de sus proclamas falaces, que son aquéllas donde abrevan los “que todo lo atribuyen a la mala suerte”.