/ viernes 11 de enero de 2019

Tres fechas memorables  

Desde mi ejido

Espero y esta época navideña, recién concluida, nos haya hecho reflexionar de todo lo hecho en el año, mal que bien; haberlo disfrutado en familia, amigos, vecinos y, por qué no, con compañeros de labores, para quienes no tuvimos la suerte de gozar del periodo vacacional, ya fuera porque no nos tocaban, ya las habíamos tomado, la misma responsabilidad de la labor a desempeñar contraída, o simplemente se tomarán después.

El año que inicia, lo mejor para todas las familias del mundo y no se diga para las mexicanas, que exista armonía, paz, tranquilidad, prosperidad y, por sobre todas las cosas, salud, en el buen sentido de la palabra, que los proyectos familiares en unidad salgan adelante, que las envidias, egoísmos, chismes y chirinolas sean desterrados de la misma, que seamos uno solo, para todos, sin distinción.

Que a la sociedad la política no nos divida, que no nos arruguemos la nariz, y menos sacarnos la lengua, que como sociedad exista el respeto primordialmente, que se fomente el espíritu de cooperación y apoyo, como si se tratara de la misma familia, que en realidad es lo que debemos ser, como seres humanos vivientes, que las brechas que con el tiempo se han ido acrecentando se reviertan.

Los Reyes Magos… ojalá todos hubiéramos pedido lo mismo que un servidor: Que nos auxilien a hacer que nuestros gobernantes sean más humanos, respetuosos, honrados, conscientes, capaces y preparados, para desempeñar el cargo que les confirió el pueblo, y a los funcionarios, no traicionar la confianza que les brindó el gobernante o representante popular, líder o dirigente, si se puede, si se quiere, es muy fácil; y no se requiere de guaruras, secretarios, asistentes, asesores... ¿por qué? porque se “supone” que tienen la debida capacidad, experiencia, don de servicio, trato humano y de gentes de buena fe, no orgullosos, prepotentes y menos soberbios, que planten muy bien los pies sobre la tierra, y actúen en consecuencia, con conciencia. Y no digo “se vale soñar”, es posible, sólo que exista voluntad.

Desde mi ejido

Espero y esta época navideña, recién concluida, nos haya hecho reflexionar de todo lo hecho en el año, mal que bien; haberlo disfrutado en familia, amigos, vecinos y, por qué no, con compañeros de labores, para quienes no tuvimos la suerte de gozar del periodo vacacional, ya fuera porque no nos tocaban, ya las habíamos tomado, la misma responsabilidad de la labor a desempeñar contraída, o simplemente se tomarán después.

El año que inicia, lo mejor para todas las familias del mundo y no se diga para las mexicanas, que exista armonía, paz, tranquilidad, prosperidad y, por sobre todas las cosas, salud, en el buen sentido de la palabra, que los proyectos familiares en unidad salgan adelante, que las envidias, egoísmos, chismes y chirinolas sean desterrados de la misma, que seamos uno solo, para todos, sin distinción.

Que a la sociedad la política no nos divida, que no nos arruguemos la nariz, y menos sacarnos la lengua, que como sociedad exista el respeto primordialmente, que se fomente el espíritu de cooperación y apoyo, como si se tratara de la misma familia, que en realidad es lo que debemos ser, como seres humanos vivientes, que las brechas que con el tiempo se han ido acrecentando se reviertan.

Los Reyes Magos… ojalá todos hubiéramos pedido lo mismo que un servidor: Que nos auxilien a hacer que nuestros gobernantes sean más humanos, respetuosos, honrados, conscientes, capaces y preparados, para desempeñar el cargo que les confirió el pueblo, y a los funcionarios, no traicionar la confianza que les brindó el gobernante o representante popular, líder o dirigente, si se puede, si se quiere, es muy fácil; y no se requiere de guaruras, secretarios, asistentes, asesores... ¿por qué? porque se “supone” que tienen la debida capacidad, experiencia, don de servicio, trato humano y de gentes de buena fe, no orgullosos, prepotentes y menos soberbios, que planten muy bien los pies sobre la tierra, y actúen en consecuencia, con conciencia. Y no digo “se vale soñar”, es posible, sólo que exista voluntad.