/ viernes 13 de marzo de 2020

Ultra feminismo utópico

“Exigen las feministas, sin razonamientos cuerdos… utopías y asuntos lerdos, con imposición golpista”.

Aquí es importante recordar la premisa ética del periodismo… “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”. Frase de Evelyn Hall, que se le atribuye a Voltaire; Antes de cualquier cosa, me declaro uno de los máximos admiradores de la mujer, como lo afirmo en mi libro que escribí en homenaje a la mujer: “Mujer, Anatomía y Soneto”, que inicia con… “De mujer hemos nacido, es mujer nuestro querer; y por mujer al hacer…va nuestro orgullo rendido”.

Mi propósito es demostrar que las descabelladas luchas de las ultra-feministas, es una utopía. Mujeres que se quejan de los abusos hacia ellas y de los feminicidios. Una de ellas expresa en un artículo: “Necesitamos romper el molde de la cultura patriarcal y la sumisión”… Geovana Bañuelos. Error; esta dama como muchas más, no entiende que por haber roto el molde y vivir y actuar una vida “libérrima”, le han venido a la mujer consecuencias desastrosas. Primero, considero que la vida de una mujer y de un hombre tienen la misma valía; y aumentar la penalización en los casos de homicidio pasional hacia las mujeres, no cambiará en nada la futura conducta social delictiva. Los crímenes pasionales de mujeres y hombres son intrínsecos de la condición humana, desde la aparición del hombre en la tierra. Está probado que hay cuatro tipos de homicidios que no pueden prevenir la penalización de los mismos: 1) el imprudencial, 2) el concertado por pago o interés material, 3) el demencial o psicótico y 4) el pasional; a donde corresponde el feminicidio; ni la cadena perpetua, ni la pena de muerte, lo previene ni lo detiene.

Díganme entonces si no es utópico exigirle al Estado, que por decreto lo extinga. Y a diferencia de lo que dice la Sra. Bañuelos, es la libertad sexual la que ha propiciado la agudización del problema; pues las mujeres jóvenes han malinterpretado su libertad sexual, al considerarla “su libérrima sexualidad”, en donde la promiscuidad es el objetivo a alcanzar.

No he sabido de ninguna asociación feminista, que promueva entre sus militantes, la tarea de bien educar a sus hijas en los valores tradicionales del respeto al hogar, a vestir y comportarse con decoro, a no ser promiscuas en su libertad sexual, a respetar a su pareja en turno mientras mantenga una relación con él; a no alcoholizarse, drogarse ni tatuarse; en fin a tener una conducta decorosa que limite el acoso de los varones y el crimen pasional. Durante mi vida profesional atendí en mi consulta a algunas jóvenes que con lágrimas en los ojos me narraban como en un antro X, ya alcoholizadas habían sido violadas cuando las llevaban a sus casas. Y otras ni las llevaban. Y si resultaban embarazadas –hubieran sido violadas o no- su recurso era “tirar” el producto, para poder continuar la vida a la que según ellas tenían derecho… “fuera de la cultura patriarcal y la sumisión”. Afortunadamente todavía tenemos jóvenes mujeres que se limitan en la decencia, y no se evaden en la pretendida equidad sexual.

Las ultra-feministas son mujeres protagónicas en busca de notoriedad o puestos políticos. Para mí la mujer es y seguirá siendo el núcleo del hogar, ejemplo de dignidad y decoro para los hijos. Lo demás, son desveladas utopías de las que en su infernal pesadilla por no nacer varones, vivieron “bajo la cultura patriarcal y la sumisión”; según la Sra. Bañuelos.



“Exigen las feministas, sin razonamientos cuerdos… utopías y asuntos lerdos, con imposición golpista”.

Aquí es importante recordar la premisa ética del periodismo… “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”. Frase de Evelyn Hall, que se le atribuye a Voltaire; Antes de cualquier cosa, me declaro uno de los máximos admiradores de la mujer, como lo afirmo en mi libro que escribí en homenaje a la mujer: “Mujer, Anatomía y Soneto”, que inicia con… “De mujer hemos nacido, es mujer nuestro querer; y por mujer al hacer…va nuestro orgullo rendido”.

Mi propósito es demostrar que las descabelladas luchas de las ultra-feministas, es una utopía. Mujeres que se quejan de los abusos hacia ellas y de los feminicidios. Una de ellas expresa en un artículo: “Necesitamos romper el molde de la cultura patriarcal y la sumisión”… Geovana Bañuelos. Error; esta dama como muchas más, no entiende que por haber roto el molde y vivir y actuar una vida “libérrima”, le han venido a la mujer consecuencias desastrosas. Primero, considero que la vida de una mujer y de un hombre tienen la misma valía; y aumentar la penalización en los casos de homicidio pasional hacia las mujeres, no cambiará en nada la futura conducta social delictiva. Los crímenes pasionales de mujeres y hombres son intrínsecos de la condición humana, desde la aparición del hombre en la tierra. Está probado que hay cuatro tipos de homicidios que no pueden prevenir la penalización de los mismos: 1) el imprudencial, 2) el concertado por pago o interés material, 3) el demencial o psicótico y 4) el pasional; a donde corresponde el feminicidio; ni la cadena perpetua, ni la pena de muerte, lo previene ni lo detiene.

Díganme entonces si no es utópico exigirle al Estado, que por decreto lo extinga. Y a diferencia de lo que dice la Sra. Bañuelos, es la libertad sexual la que ha propiciado la agudización del problema; pues las mujeres jóvenes han malinterpretado su libertad sexual, al considerarla “su libérrima sexualidad”, en donde la promiscuidad es el objetivo a alcanzar.

No he sabido de ninguna asociación feminista, que promueva entre sus militantes, la tarea de bien educar a sus hijas en los valores tradicionales del respeto al hogar, a vestir y comportarse con decoro, a no ser promiscuas en su libertad sexual, a respetar a su pareja en turno mientras mantenga una relación con él; a no alcoholizarse, drogarse ni tatuarse; en fin a tener una conducta decorosa que limite el acoso de los varones y el crimen pasional. Durante mi vida profesional atendí en mi consulta a algunas jóvenes que con lágrimas en los ojos me narraban como en un antro X, ya alcoholizadas habían sido violadas cuando las llevaban a sus casas. Y otras ni las llevaban. Y si resultaban embarazadas –hubieran sido violadas o no- su recurso era “tirar” el producto, para poder continuar la vida a la que según ellas tenían derecho… “fuera de la cultura patriarcal y la sumisión”. Afortunadamente todavía tenemos jóvenes mujeres que se limitan en la decencia, y no se evaden en la pretendida equidad sexual.

Las ultra-feministas son mujeres protagónicas en busca de notoriedad o puestos políticos. Para mí la mujer es y seguirá siendo el núcleo del hogar, ejemplo de dignidad y decoro para los hijos. Lo demás, son desveladas utopías de las que en su infernal pesadilla por no nacer varones, vivieron “bajo la cultura patriarcal y la sumisión”; según la Sra. Bañuelos.