/ viernes 1 de julio de 2022

Un mundo de oportunidades

Por Édgar Piñón


La tecnología hoy día impulsa la transformación de las economías en el mundo, teniendo un impacto directo en el estándar de vida de sus habitantes, así como de sus preferencias de consumo, lo que ha orillado a que la industria evolucione rápidamente.

Muchas de las empresas más grandes del mundo no existían hace 20 años, la tecnología cambió radicalmente la forma de vivir, de comunicarnos, de trabajar, así como de la manera de realizar las actividades cotidianas de las personas. En la actualidad tenemos a millones de individuos trabajando desde sus hogares, tomando educación a distancia, haciendo transferencias económicas desde sus dispositivos móviles, e incluso comprando productos en línea.

Estas situaciones o actividades, pudieran parecer cotidianas o normalizadas, pero hace unos años esto no era posible en la vida de muchas personas. Y es precisamente, de donde nace la siguiente pregunta. ¿Cuántos cambios vienen en los próximos años, y cómo nos estamos adaptando o preparando para ello?

Algunos países han definido la transición energética y la fecha en la que los vehículos dejarán de usar gasolina, así como el momento en que la electricidad se producirá únicamente con energías limpias y renovables. Se están realizando regulaciones en algunas naciones sobre aspectos de biotecnología que permitan muy pronto portar un chip que genere un diagnóstico permanente del estado de salud de las personas.

O que decir del BIG DATA, que permitiría a los gobiernos contar con bases de información absoluta de sus ciudadanos; dónde trabajan, dónde estudian, en qué utilizan su tiempo libre, qué los motiva y qué los asusta, sin duda, algo que sólo reflejamos en la ciencia ficción del cine, y qué está más cerca que nunca; aunque está posibilidad requiere de un gran análisis, pero principalmente de regulación.


La inteligencia artificial y el uso de logaritmos facilitarán la vida a las personas, pero también disminuirán su libertad, pues si bien es cierto, los alcances tecnológicos, nos ha permitido ahorros sustanciales en costos de transporte, logística, compras en línea desde cualquier lugar, este último con una gran fuerza a raíz de la pandemia, nos hace cada vez más dependientes, y observados por quienes ostentan dichas plataformas o aplicaciones.


Jóvenes emprendedores están cambiando la forma de vivir de la humanidad, Uber, Air&B, Netflix, Google, son sólo algunos ejemplos, pero en la próxima década surgirán cientos de aplicaciones que harán posible cualquier cosa; los países que no tengan un proceso de adaptación continuarán teniendo reglas que no se ajustan a las nuevas circunstancias, peor aún, seguirán sin tener la posibilidad de impulsar estas nuevas empresas que están cambiando la forma de vivir.

Sin duda los tiempos actuales nos exigen modernidad, y es momento de adoptar nuevos y mejores procesos tecnológicos; eso sin que se pierda el sentido humano, en materia fiscal, laboral y legal.


Y esto porque en los próximos años veremos bancos, tiendas departamentales, y dependencias públicas que no tendrán sucursales ni edificios, la inmaterialidad será parte de la cotidianidad, y ello requiere de un esfuerzo mayor en materia de conectividad. Un ciudadano que no tiene acceso a internet es un nuevo estilo de analfabetismo y cada día verá mayor obstáculo a su forma de interactuar en estos tiempos.


No podemos disminuir la pobreza, la desigualdad y la inseguridad si no partimos de dar oportunidad a las personas de incorporarse y adaptarse a los nuevos cambios, de contar con internet y acortar la brecha digital. Una evolución tecnológica nos aguarda, y por tanto, veo finalmente al siglo XXI, como un MUNDO INFINITO DE POSIBILIDADES.

Por Édgar Piñón


La tecnología hoy día impulsa la transformación de las economías en el mundo, teniendo un impacto directo en el estándar de vida de sus habitantes, así como de sus preferencias de consumo, lo que ha orillado a que la industria evolucione rápidamente.

Muchas de las empresas más grandes del mundo no existían hace 20 años, la tecnología cambió radicalmente la forma de vivir, de comunicarnos, de trabajar, así como de la manera de realizar las actividades cotidianas de las personas. En la actualidad tenemos a millones de individuos trabajando desde sus hogares, tomando educación a distancia, haciendo transferencias económicas desde sus dispositivos móviles, e incluso comprando productos en línea.

Estas situaciones o actividades, pudieran parecer cotidianas o normalizadas, pero hace unos años esto no era posible en la vida de muchas personas. Y es precisamente, de donde nace la siguiente pregunta. ¿Cuántos cambios vienen en los próximos años, y cómo nos estamos adaptando o preparando para ello?

Algunos países han definido la transición energética y la fecha en la que los vehículos dejarán de usar gasolina, así como el momento en que la electricidad se producirá únicamente con energías limpias y renovables. Se están realizando regulaciones en algunas naciones sobre aspectos de biotecnología que permitan muy pronto portar un chip que genere un diagnóstico permanente del estado de salud de las personas.

O que decir del BIG DATA, que permitiría a los gobiernos contar con bases de información absoluta de sus ciudadanos; dónde trabajan, dónde estudian, en qué utilizan su tiempo libre, qué los motiva y qué los asusta, sin duda, algo que sólo reflejamos en la ciencia ficción del cine, y qué está más cerca que nunca; aunque está posibilidad requiere de un gran análisis, pero principalmente de regulación.


La inteligencia artificial y el uso de logaritmos facilitarán la vida a las personas, pero también disminuirán su libertad, pues si bien es cierto, los alcances tecnológicos, nos ha permitido ahorros sustanciales en costos de transporte, logística, compras en línea desde cualquier lugar, este último con una gran fuerza a raíz de la pandemia, nos hace cada vez más dependientes, y observados por quienes ostentan dichas plataformas o aplicaciones.


Jóvenes emprendedores están cambiando la forma de vivir de la humanidad, Uber, Air&B, Netflix, Google, son sólo algunos ejemplos, pero en la próxima década surgirán cientos de aplicaciones que harán posible cualquier cosa; los países que no tengan un proceso de adaptación continuarán teniendo reglas que no se ajustan a las nuevas circunstancias, peor aún, seguirán sin tener la posibilidad de impulsar estas nuevas empresas que están cambiando la forma de vivir.

Sin duda los tiempos actuales nos exigen modernidad, y es momento de adoptar nuevos y mejores procesos tecnológicos; eso sin que se pierda el sentido humano, en materia fiscal, laboral y legal.


Y esto porque en los próximos años veremos bancos, tiendas departamentales, y dependencias públicas que no tendrán sucursales ni edificios, la inmaterialidad será parte de la cotidianidad, y ello requiere de un esfuerzo mayor en materia de conectividad. Un ciudadano que no tiene acceso a internet es un nuevo estilo de analfabetismo y cada día verá mayor obstáculo a su forma de interactuar en estos tiempos.


No podemos disminuir la pobreza, la desigualdad y la inseguridad si no partimos de dar oportunidad a las personas de incorporarse y adaptarse a los nuevos cambios, de contar con internet y acortar la brecha digital. Una evolución tecnológica nos aguarda, y por tanto, veo finalmente al siglo XXI, como un MUNDO INFINITO DE POSIBILIDADES.