/ jueves 17 de junio de 2021

Un paso a la vez

Sin duda alguna, la emergencia sanitaria ha trastocado nuestras vidas de un modo por demás importante, no por nada es la más grande pandemia en los últimos cien años. Con ello, la economía, los puestos laborales, la salud y por supuesto la educación se han visto afectados en modo superlativo.

A partir de la vacunación del personal magisterial y de una parte importante -que no la mayoría- de la población, la definición de la autoridad federal y de las entidades han establecido el regreso a clases como un paso necesario y urgente para buscar remediar, aunque sea en parte, el daño que se ha tenido con la lejanía de las clases presenciales al interior de los centros escolares.

Hablando de las niñas, niños y adolescentes que han dejado la escuela, dependiendo de la fuente que se tome en consideración, la cifra varía de uno a más de tres millones, mismas que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) en la última encuesta al respecto, lo ha sido por cuestiones económicas o de afectaciones directas por la situación de emergencia que vivimos en la actualidad.

Por otra parte, según datos de la Red por los Derecho se la Infancia en México (REDIM) con base en la información oficial de la Secretaría de salud, 15 mil 159 niñas, niños y adolescentes fueron atendidos por violencia en hospitales del país, es decir, que cada hora, dos sufrieron golpes y/o hospitalización, lo que marca la emergencia que provoca la delicada situación en nuestro país.

En este sentido, pocas dudas quedan de la situación en la que se enmarca la urgencia de apertura de los centros escolares. Ya son 12 entidades las que están en clases -al menos parciales- y otras más habrán de integrarse o a hacer pruebas en las próximas semanas, por lo que ya empiezan a manejarse tanto los protocolos como los primeros casos de contagios al interior de los centros educativos, situación que debe permitirnos actuar con extremo cuidado y valorar, por parte de las familias, la situación que permita el retorno a las aulas con seguridad.

Es por esto que el permiso para que las y los estudiantes regresen a las aulas debe ser un paso cuidadoso y delicado, especialmente si en casa hay personas cuya situación personal y familiar exponga a otros integrantes, que puedan tener otras consecuencias.

Como ya lo expresó el director de la Facultad de Medicina y Ciencias Biométricas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) en días pasados, en el sentido que el regreso a clases presenciales puede significar un gran riesgo debido a que la mayor parte de la población no está inmunizada contra el Covid-19.

Es cierto que urge el regreso a las clases, por ello hay que actuar con extremo cuidado, dando prioridad a las niñas, niños y adolescentes que más lo necesitan, sin embargo, hay que tener en mente las diferentes consecuencias para decidir quienes van a asistir a los centros escolares y que ello se dé de manera organizada, con el tiempo y la seguridad que el caso amerita para no lamentar las consecuencias.

El autor es miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com

Sin duda alguna, la emergencia sanitaria ha trastocado nuestras vidas de un modo por demás importante, no por nada es la más grande pandemia en los últimos cien años. Con ello, la economía, los puestos laborales, la salud y por supuesto la educación se han visto afectados en modo superlativo.

A partir de la vacunación del personal magisterial y de una parte importante -que no la mayoría- de la población, la definición de la autoridad federal y de las entidades han establecido el regreso a clases como un paso necesario y urgente para buscar remediar, aunque sea en parte, el daño que se ha tenido con la lejanía de las clases presenciales al interior de los centros escolares.

Hablando de las niñas, niños y adolescentes que han dejado la escuela, dependiendo de la fuente que se tome en consideración, la cifra varía de uno a más de tres millones, mismas que, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) en la última encuesta al respecto, lo ha sido por cuestiones económicas o de afectaciones directas por la situación de emergencia que vivimos en la actualidad.

Por otra parte, según datos de la Red por los Derecho se la Infancia en México (REDIM) con base en la información oficial de la Secretaría de salud, 15 mil 159 niñas, niños y adolescentes fueron atendidos por violencia en hospitales del país, es decir, que cada hora, dos sufrieron golpes y/o hospitalización, lo que marca la emergencia que provoca la delicada situación en nuestro país.

En este sentido, pocas dudas quedan de la situación en la que se enmarca la urgencia de apertura de los centros escolares. Ya son 12 entidades las que están en clases -al menos parciales- y otras más habrán de integrarse o a hacer pruebas en las próximas semanas, por lo que ya empiezan a manejarse tanto los protocolos como los primeros casos de contagios al interior de los centros educativos, situación que debe permitirnos actuar con extremo cuidado y valorar, por parte de las familias, la situación que permita el retorno a las aulas con seguridad.

Es por esto que el permiso para que las y los estudiantes regresen a las aulas debe ser un paso cuidadoso y delicado, especialmente si en casa hay personas cuya situación personal y familiar exponga a otros integrantes, que puedan tener otras consecuencias.

Como ya lo expresó el director de la Facultad de Medicina y Ciencias Biométricas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) en días pasados, en el sentido que el regreso a clases presenciales puede significar un gran riesgo debido a que la mayor parte de la población no está inmunizada contra el Covid-19.

Es cierto que urge el regreso a las clases, por ello hay que actuar con extremo cuidado, dando prioridad a las niñas, niños y adolescentes que más lo necesitan, sin embargo, hay que tener en mente las diferentes consecuencias para decidir quienes van a asistir a los centros escolares y que ello se dé de manera organizada, con el tiempo y la seguridad que el caso amerita para no lamentar las consecuencias.

El autor es miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua

manuelnavarrow@gmail.com

https://manuelnavarrow.com