/ miércoles 28 de abril de 2021

Una elección en busca de sentido

Las motivaciones para votar en las próximas elecciones del 6 se han polarizado en una megadicotomía antagónica:

  1. Para que no aumente su poder el presidente López Obrador y que pierda su supermayoría en la Cámara de Diputados, o

  2. Para apoyar a Morena y a sus partidos aliados para que el presidente pueda consolidar su proyecto transformador.

De esta manera, Andrés Manuel ya logró su propósito de polarizar a la sociedad en torno a él y dividirnos en función de si creemos que sus cambios nos ayudarán a ser un país más justo y con mayor bienestar; o si él está tomando decisiones dañinas para la gente, para la economía, la democracia y el medioambiente.

La disyuntiva es tan radical que ha logrado borrar las demás ponderaciones posibles.

La polarización ha llegado a tal grado que ya no importa si los candidatos están acusados de violación, de corrupción o de vínculos con el narco: lo importante es si son o no de Morena.

Muchos ciudadanos se sienten desmotivados por esta confrontación y por el reduccionismo que implica dejar de exigir mejores propuestas. En la calle nos reclaman que hemos orillado a los ciudadanos a elegir entre un mal o un mal menor. Así, llegaremos a elegir a alguien porque está del lado correcto de la competencia, aunque sus atributos personales sean cuestionados. Ahí estamos atrapados y admitirlo nos ayuda no sólo a entender el contexto que vivimos, sino a poder aspirar a compensar esta deficiencia.

Las propuestas para reducir las brechas y desigualdades en nuestro país, apoyar la educación, la innovación, el combate al calentamiento global, a la corrupción, a la impunidad, el fortalecimiento de la democracia y del federalismo, también deberían tener una ponderación en nuestra deliberación y votación.

Es frustrante que todos los medios se saturen con la discusión pública sobre los dichos (incluidas sus mentiras y provocaciones) del presidente en sus mañaneras en vez de ocuparnos en el debate de ideas, propuestas para crecer, atraer inversión, generar empleos, mejorar la educación. Es frustrante el desperdicio del diálogo social centrado en un artículo transitorio evidentemente inconstitucional para ampliar el periodo del presidente del Consejo de la Judicatura Federal que distrae al debate sobre las mejores prácticas y modelos para el desarrollo humano y social de nuestro lastimado país.

Los partidos de oposición debemos aspirar a ser los partidos de la alternativa, con propuestas claras y convincentes. Debemos aspirar a ser críticos y autocríticos para converger en una propuesta de futuro y no sólo identificarnos por estar contra Morena.

Los ciudadanos estaremos a prueba en estas elecciones. De qué estamos hechos, qué defendemos o si solamente nos definimos en torno a López Obrador.

En mi caso, como panista, no me alcanza el argumento de votar solamente para que no gane morena. Mi compromiso ha sido luchar, y también votar por quien fortalezca la democracia, las políticas públicas humanistas centradas en la persona, la economía de mercado con responsabilidad social, el fortalecimiento del federalismo, del estado de derecho y por el combate abierto a la corrupción y a la impunidad. Mi compromiso es por la defensa y ampliación de los Derechos Humanos, económicos, sociales y culturales y un firme compromiso con los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible: para que nadie se quede atrás.

Las motivaciones para votar en las próximas elecciones del 6 se han polarizado en una megadicotomía antagónica:

  1. Para que no aumente su poder el presidente López Obrador y que pierda su supermayoría en la Cámara de Diputados, o

  2. Para apoyar a Morena y a sus partidos aliados para que el presidente pueda consolidar su proyecto transformador.

De esta manera, Andrés Manuel ya logró su propósito de polarizar a la sociedad en torno a él y dividirnos en función de si creemos que sus cambios nos ayudarán a ser un país más justo y con mayor bienestar; o si él está tomando decisiones dañinas para la gente, para la economía, la democracia y el medioambiente.

La disyuntiva es tan radical que ha logrado borrar las demás ponderaciones posibles.

La polarización ha llegado a tal grado que ya no importa si los candidatos están acusados de violación, de corrupción o de vínculos con el narco: lo importante es si son o no de Morena.

Muchos ciudadanos se sienten desmotivados por esta confrontación y por el reduccionismo que implica dejar de exigir mejores propuestas. En la calle nos reclaman que hemos orillado a los ciudadanos a elegir entre un mal o un mal menor. Así, llegaremos a elegir a alguien porque está del lado correcto de la competencia, aunque sus atributos personales sean cuestionados. Ahí estamos atrapados y admitirlo nos ayuda no sólo a entender el contexto que vivimos, sino a poder aspirar a compensar esta deficiencia.

Las propuestas para reducir las brechas y desigualdades en nuestro país, apoyar la educación, la innovación, el combate al calentamiento global, a la corrupción, a la impunidad, el fortalecimiento de la democracia y del federalismo, también deberían tener una ponderación en nuestra deliberación y votación.

Es frustrante que todos los medios se saturen con la discusión pública sobre los dichos (incluidas sus mentiras y provocaciones) del presidente en sus mañaneras en vez de ocuparnos en el debate de ideas, propuestas para crecer, atraer inversión, generar empleos, mejorar la educación. Es frustrante el desperdicio del diálogo social centrado en un artículo transitorio evidentemente inconstitucional para ampliar el periodo del presidente del Consejo de la Judicatura Federal que distrae al debate sobre las mejores prácticas y modelos para el desarrollo humano y social de nuestro lastimado país.

Los partidos de oposición debemos aspirar a ser los partidos de la alternativa, con propuestas claras y convincentes. Debemos aspirar a ser críticos y autocríticos para converger en una propuesta de futuro y no sólo identificarnos por estar contra Morena.

Los ciudadanos estaremos a prueba en estas elecciones. De qué estamos hechos, qué defendemos o si solamente nos definimos en torno a López Obrador.

En mi caso, como panista, no me alcanza el argumento de votar solamente para que no gane morena. Mi compromiso ha sido luchar, y también votar por quien fortalezca la democracia, las políticas públicas humanistas centradas en la persona, la economía de mercado con responsabilidad social, el fortalecimiento del federalismo, del estado de derecho y por el combate abierto a la corrupción y a la impunidad. Mi compromiso es por la defensa y ampliación de los Derechos Humanos, económicos, sociales y culturales y un firme compromiso con los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible: para que nadie se quede atrás.