/ jueves 1 de agosto de 2019

Universidades en crisis

Once universidades públicas se encuentran en una seria crisis financiera, por lo que han recurrido al gobierno federal para que les proporcione los recursos necesarios para cubrir sus obligaciones económicas en este año, de acuerdo a lo informado por el subsecretario de Educación Superior de la SEP.

Estas universidades son autónomas y estatales, por lo que su déficit tiene una relación directa con los gobiernos de su entidad. La universidad veracruzana enfrentó la insolvencia debido a que el entonces gobernador Javier Duarte no les entregó su presupuesto y la universidad morelense padeció una situación parecida al enfrentarse el rector con el anterior gobernador de Morelos.

Las universidades autónomas estatales, pivotes esenciales en el desarrollo profesional regional, no son realmente autónomas en lo financiero, pues dependen de los subsidios federales y estatales.

Debido a ello usualmente tienen que gestionar sus partidas con los funcionarios en turno y ahí es donde surge cierta dependencia política hacia los encargados del erario. Luego inciden también la corrupción, el compadrazgo y otras prácticas viciadas que son comunes en nuestro sistema político mexicano.

La relativa autonomía de que gozan las universidades públicas se da en algunos aspectos administrativos y académicos, así como en algunas áreas de investigación.

El problema de la funcionalidad económica de estas instituciones está ligado a lo político y a pesar de que la lucha de la autonomía ha sido constante desde el siglo pasado, aún no se goza de una verdadera independencia financiera y administrativa.

Si en realidad se desea aprovechar la actual crisis, que también afecta al resto de las universidades estatales, se deben realizar cambios a fondo para que ellas puedan alcanzar en el futuro la autonomía financiera, sin la cual continuará su dependencia del gobierno.

Lo anterior podría realizarse si se toma el concepto de crisis como oportunidad, al estilo chino, y no sólo se ponen parches temporales para superar el reto de tener que cerrar por bancarrota.

Las universidades son producto de un esfuerzo milenario por crear instituciones educativas donde puedan expresarse y debatirse libremente las ideas, se desarrollen conocimientos y se formen profesionistas que actúen en beneficio de la sociedad.

El reto de que continúen siendo las universidades estatales una alternativa para el desarrollo humano es de todos los ciudadanos, no sólo de los universitarios. En el caso concreto de las once instituciones con graves problemas financieros, lo deseable es que superen sus deficiencias y reciban los apoyos gubernamentales para continuar funcionando normalmente.

Once universidades públicas se encuentran en una seria crisis financiera, por lo que han recurrido al gobierno federal para que les proporcione los recursos necesarios para cubrir sus obligaciones económicas en este año, de acuerdo a lo informado por el subsecretario de Educación Superior de la SEP.

Estas universidades son autónomas y estatales, por lo que su déficit tiene una relación directa con los gobiernos de su entidad. La universidad veracruzana enfrentó la insolvencia debido a que el entonces gobernador Javier Duarte no les entregó su presupuesto y la universidad morelense padeció una situación parecida al enfrentarse el rector con el anterior gobernador de Morelos.

Las universidades autónomas estatales, pivotes esenciales en el desarrollo profesional regional, no son realmente autónomas en lo financiero, pues dependen de los subsidios federales y estatales.

Debido a ello usualmente tienen que gestionar sus partidas con los funcionarios en turno y ahí es donde surge cierta dependencia política hacia los encargados del erario. Luego inciden también la corrupción, el compadrazgo y otras prácticas viciadas que son comunes en nuestro sistema político mexicano.

La relativa autonomía de que gozan las universidades públicas se da en algunos aspectos administrativos y académicos, así como en algunas áreas de investigación.

El problema de la funcionalidad económica de estas instituciones está ligado a lo político y a pesar de que la lucha de la autonomía ha sido constante desde el siglo pasado, aún no se goza de una verdadera independencia financiera y administrativa.

Si en realidad se desea aprovechar la actual crisis, que también afecta al resto de las universidades estatales, se deben realizar cambios a fondo para que ellas puedan alcanzar en el futuro la autonomía financiera, sin la cual continuará su dependencia del gobierno.

Lo anterior podría realizarse si se toma el concepto de crisis como oportunidad, al estilo chino, y no sólo se ponen parches temporales para superar el reto de tener que cerrar por bancarrota.

Las universidades son producto de un esfuerzo milenario por crear instituciones educativas donde puedan expresarse y debatirse libremente las ideas, se desarrollen conocimientos y se formen profesionistas que actúen en beneficio de la sociedad.

El reto de que continúen siendo las universidades estatales una alternativa para el desarrollo humano es de todos los ciudadanos, no sólo de los universitarios. En el caso concreto de las once instituciones con graves problemas financieros, lo deseable es que superen sus deficiencias y reciban los apoyos gubernamentales para continuar funcionando normalmente.