/ jueves 18 de marzo de 2021

#UnRetoMas | No es sólo el “gasolinazo”

Precisamente a mediados de marzo del año pasado, durante su gira por Oaxaca, el presidente Andrés Manuel ya presumía la baja en la gasolina y aseguraba haber tomado la decisión de reducir su precio para fortalecer la economía popular frente a la adversidad. Sin embargo, el costo de combustibles no depende sólo del gobierno federal. Éste se determina por factores internacionales como el costo del crudo y la incertidumbre en los mercados financieros, además de otros factores como el precio de referencia, margen, IVA y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), como sostiene CI Banco.

Al día de hoy, el precio de la gasolina sigue subiendo. Entre diciembre de 2020 y febrero, su precio ha aumentado 7.6% y especialistas como Arturo Carranza, consideran que “En lo que resta del año, los precios se van a incrementar…” especialmente desde que el Paquete Económico 2021 de la Federación modificara la Ley del IEPS e incorporara un nuevo concepto tributario a combustibles, como la gasolina y el diésel.

Aunque la gasolina no sea un producto de “primera necesidad”, no podemos pasar por alto los efectos negativos que este impuesto causa en los bolsillos de los mexicanos y, en general, en las finanzas del país. Sobre todo en un escenario de contracción económica donde, según el InegiI, se han perdido aproximadamente 12 millones de empleos y analistas como Macario Schettino considerann seguirá “el hundimiento de la economía”; en gran parte además por la poca atención y falta de apoyos del gobierno central al comercio e industria.

A pesar de esto, en el tema de la gasolina, el precio no es el único foco de alarma al que debiéramos estar prestando atención pues, desde hace ya tiempo, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), considerado el regulador antimonopolios, acusó a la 4T de obstaculizar a empresas privadas la importación y venta de gasolina para favorecer a Pemex, desde que en noviembre de 2018 se frenaron nuevos permisos de importación a agentes privados. Lo que preocupa a expertos como Javier Estrada, director de Petróleo y Gas en PwC México, ya que no queda claro qué tanta fuerza y dominio se le dé a Pemex por encima de independientes. Afectando la percepción de inversionistas, arriesgando el libre mercado y acercándonos a prácticas monopólicas; en un momento en el que Petróleos Mexicanos ya suministra más del 86% del mercado de gasolinas y tiene cerca del 90% de la infraestructura de almacenamiento y transporte.

Al día de hoy sigue siendo difícil entender cómo es que, en el momento en el que el resto del mundo busca maneras de proteger a su gente de los fuertes golpes económicos, en nuestro país se obstaculiza la oportunidad para nuevos participantes en el mercado; con acciones que no sólo no favorecen a la economía nacional, sino que más lamentable aún, seguirán afectando directamente los bolsillos de las familias mexicanas.

Precisamente a mediados de marzo del año pasado, durante su gira por Oaxaca, el presidente Andrés Manuel ya presumía la baja en la gasolina y aseguraba haber tomado la decisión de reducir su precio para fortalecer la economía popular frente a la adversidad. Sin embargo, el costo de combustibles no depende sólo del gobierno federal. Éste se determina por factores internacionales como el costo del crudo y la incertidumbre en los mercados financieros, además de otros factores como el precio de referencia, margen, IVA y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), como sostiene CI Banco.

Al día de hoy, el precio de la gasolina sigue subiendo. Entre diciembre de 2020 y febrero, su precio ha aumentado 7.6% y especialistas como Arturo Carranza, consideran que “En lo que resta del año, los precios se van a incrementar…” especialmente desde que el Paquete Económico 2021 de la Federación modificara la Ley del IEPS e incorporara un nuevo concepto tributario a combustibles, como la gasolina y el diésel.

Aunque la gasolina no sea un producto de “primera necesidad”, no podemos pasar por alto los efectos negativos que este impuesto causa en los bolsillos de los mexicanos y, en general, en las finanzas del país. Sobre todo en un escenario de contracción económica donde, según el InegiI, se han perdido aproximadamente 12 millones de empleos y analistas como Macario Schettino considerann seguirá “el hundimiento de la economía”; en gran parte además por la poca atención y falta de apoyos del gobierno central al comercio e industria.

A pesar de esto, en el tema de la gasolina, el precio no es el único foco de alarma al que debiéramos estar prestando atención pues, desde hace ya tiempo, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), considerado el regulador antimonopolios, acusó a la 4T de obstaculizar a empresas privadas la importación y venta de gasolina para favorecer a Pemex, desde que en noviembre de 2018 se frenaron nuevos permisos de importación a agentes privados. Lo que preocupa a expertos como Javier Estrada, director de Petróleo y Gas en PwC México, ya que no queda claro qué tanta fuerza y dominio se le dé a Pemex por encima de independientes. Afectando la percepción de inversionistas, arriesgando el libre mercado y acercándonos a prácticas monopólicas; en un momento en el que Petróleos Mexicanos ya suministra más del 86% del mercado de gasolinas y tiene cerca del 90% de la infraestructura de almacenamiento y transporte.

Al día de hoy sigue siendo difícil entender cómo es que, en el momento en el que el resto del mundo busca maneras de proteger a su gente de los fuertes golpes económicos, en nuestro país se obstaculiza la oportunidad para nuevos participantes en el mercado; con acciones que no sólo no favorecen a la economía nacional, sino que más lamentable aún, seguirán afectando directamente los bolsillos de las familias mexicanas.