/ viernes 7 de diciembre de 2018

Urge la pacificación, con “superdelegados” o sin ellos

La inseguridad en México es, para Andrés Manuel López Obrador, un producto de casi cuatro décadas de política económica “antipopular y entreguista”. Sobre esta idea se busca recuperar la paz y la seguridad mediante una estrategia territorial que ha inquietado a los gobernadores, quienes ven una amenaza a la soberanía de sus entidades.

En todo el país operarán doscientas sesenta y seis coordinaciones territoriales, correspondiéndole un total de diez al estado de Chihuahua. Según la estrategia, cada Coordinación Territorial para la Construcción de la Paz tendría un titular encargado de la política de pacificación a nivel local.

A nivel estatal, habría un titular encargado de coordinar a las coordinaciones territoriales para la pacificación. Y a nivel federal, será el Gabinete de Seguridad encabezado por el presidente de la república el encargado de coordinar los trabajos en todo el país.

La Conferencia Nacional de Gobernadores pidió a López Obrador que los “superdelegados” no participen en las políticas de seguridad en los estados, ya que de participar en ellas se estaría violentando el pacto federal y las leyes estatales.

Después del diálogo “franco y abierto” con AMLO que pedían los gobernadores, éste decidió finalmente que sus delegados estatales no intervengan en temas de seguridad pública, reconociendo la responsabilidad de los gobernadores en ese renglón.

Los gobernadores deben estar conscientes de que la seguridad en sus estados no parece mejorar pese a sus esfuerzos. AMLO ha dicho que el combate a la inseguridad ha fracasado por la falta de coordinación entre las autoridades dedicadas a ello, una afirmación en la que seguramente estamos de acuerdo muchos ciudadanos.

Es necesaria una coordinación en todos los niveles, un auténtico compromiso de los servidores públicos. Hay una esperanza ciudadana de que las medidas del gobierno federal –centralistas o no- traigan un orden y una paz que los gobiernos locales no han podido brindar.

Los habitantes de Chihuahua, como los de los demás estados con serios problemas de inseguridad, necesitamos un respiro, anhelamos tranquilidad, nos urge una paz.

La inseguridad en México es, para Andrés Manuel López Obrador, un producto de casi cuatro décadas de política económica “antipopular y entreguista”. Sobre esta idea se busca recuperar la paz y la seguridad mediante una estrategia territorial que ha inquietado a los gobernadores, quienes ven una amenaza a la soberanía de sus entidades.

En todo el país operarán doscientas sesenta y seis coordinaciones territoriales, correspondiéndole un total de diez al estado de Chihuahua. Según la estrategia, cada Coordinación Territorial para la Construcción de la Paz tendría un titular encargado de la política de pacificación a nivel local.

A nivel estatal, habría un titular encargado de coordinar a las coordinaciones territoriales para la pacificación. Y a nivel federal, será el Gabinete de Seguridad encabezado por el presidente de la república el encargado de coordinar los trabajos en todo el país.

La Conferencia Nacional de Gobernadores pidió a López Obrador que los “superdelegados” no participen en las políticas de seguridad en los estados, ya que de participar en ellas se estaría violentando el pacto federal y las leyes estatales.

Después del diálogo “franco y abierto” con AMLO que pedían los gobernadores, éste decidió finalmente que sus delegados estatales no intervengan en temas de seguridad pública, reconociendo la responsabilidad de los gobernadores en ese renglón.

Los gobernadores deben estar conscientes de que la seguridad en sus estados no parece mejorar pese a sus esfuerzos. AMLO ha dicho que el combate a la inseguridad ha fracasado por la falta de coordinación entre las autoridades dedicadas a ello, una afirmación en la que seguramente estamos de acuerdo muchos ciudadanos.

Es necesaria una coordinación en todos los niveles, un auténtico compromiso de los servidores públicos. Hay una esperanza ciudadana de que las medidas del gobierno federal –centralistas o no- traigan un orden y una paz que los gobiernos locales no han podido brindar.

Los habitantes de Chihuahua, como los de los demás estados con serios problemas de inseguridad, necesitamos un respiro, anhelamos tranquilidad, nos urge una paz.