/ martes 10 de agosto de 2021

Variante omega o regreso a clases

Por: Agustín Pérez Reynoso

¿Conviene regresar a clases? La infraestructura escolar parece no estar preparada, la ventilación de las aulas no es prioridad, no se usan pruebas PCR, hay retraso en la aplicación de las vacunas comparándonos a otros países y no habrá vacunas para menores de edad (27-Jul-21, La Mañanera). Y dado a que las autoridades no han podido domar la pandemia, en puertas de la tercera ola de contagios, cuando éstos rebasan los 20 mil casos en un solo día, parece un poco irresponsable decir que la ciudadanía decida si se mete o no a la jaula de los leones, o se hagan riesgosos tanteos.

Otro factor, de acuerdo con el experto en políticas públicas, Xavier Tello, es que no estamos libres de que aparezca otra variante que afecte, de gravedad o muerte, a jóvenes y niños, cosa en lo que ahora más se ha acercado la variante delta. La variante omega, como le podríamos nombrar, sería el escenario más grave para lo que nos deberíamos de preparar. Ante la gravedad de las cosas, pensar que la Consulta Popular, para juzgar los crímenes de expresidentes, merece importancia, sobre todo, por los más de 500 millones de pesos que costó, parecería más una cortina de humo.

Más nos debería preocupar querer parecernos a Cuba, que importa 70% de sus alimentos, de los que EUA aporta 158 millones de dólares (2020). Si sólo hubiera diálogo entre los agentes que participan en decidir si se regresa a clases, se elevarían las garantías para que la gente, que no ha podido vacunarse con la segunda dosis, no se enferme de gravedad. México, para tal efecto, se está convirtiendo en campo de pruebas para nuevas cepas más resistentes y agresivas, porque el ejemplo pedagógico del gobierno ha reducido la sensibilidad de la población al riesgo de contagiarse.

Podemos decir que, gracias al desarrollo científico de una sociedad, moderna, descentralizada y libre es, quizá, la pandemia que ha tenido menor impacto en la humanidad, pero en un país con un régimen de izquierda que se propone tener pocas alternativas de progreso, -como con medidas para el control de precios, que aumentan el desabasto y los precios en el mercado negro, por ejemplo, en el sector gasero-, la capacidad de los estados de México para responder al Covid opaca prematuramente este objetivo. Los estados más pobres tienen el mayor rezago en la vacunación.

Difícil y complejo se vislumbra el panorama. Ojalá, que para que algo pueda mejorarse o esté justificadamente mal para ser rechazado, la representación de nuestros gobernantes llegara a ser más de nuestros políticos hablando por el pueblo, que de los políticos justificando a los votantes los errores de un Estado benefactor, que abarca mucho y aprieta poco en el costo de gasolina, empleos, economía, violencia, corrupción, salud o energías limpias. Aún tenemos trabajo por hacer. agusperezr@hotmail.com

Por: Agustín Pérez Reynoso

¿Conviene regresar a clases? La infraestructura escolar parece no estar preparada, la ventilación de las aulas no es prioridad, no se usan pruebas PCR, hay retraso en la aplicación de las vacunas comparándonos a otros países y no habrá vacunas para menores de edad (27-Jul-21, La Mañanera). Y dado a que las autoridades no han podido domar la pandemia, en puertas de la tercera ola de contagios, cuando éstos rebasan los 20 mil casos en un solo día, parece un poco irresponsable decir que la ciudadanía decida si se mete o no a la jaula de los leones, o se hagan riesgosos tanteos.

Otro factor, de acuerdo con el experto en políticas públicas, Xavier Tello, es que no estamos libres de que aparezca otra variante que afecte, de gravedad o muerte, a jóvenes y niños, cosa en lo que ahora más se ha acercado la variante delta. La variante omega, como le podríamos nombrar, sería el escenario más grave para lo que nos deberíamos de preparar. Ante la gravedad de las cosas, pensar que la Consulta Popular, para juzgar los crímenes de expresidentes, merece importancia, sobre todo, por los más de 500 millones de pesos que costó, parecería más una cortina de humo.

Más nos debería preocupar querer parecernos a Cuba, que importa 70% de sus alimentos, de los que EUA aporta 158 millones de dólares (2020). Si sólo hubiera diálogo entre los agentes que participan en decidir si se regresa a clases, se elevarían las garantías para que la gente, que no ha podido vacunarse con la segunda dosis, no se enferme de gravedad. México, para tal efecto, se está convirtiendo en campo de pruebas para nuevas cepas más resistentes y agresivas, porque el ejemplo pedagógico del gobierno ha reducido la sensibilidad de la población al riesgo de contagiarse.

Podemos decir que, gracias al desarrollo científico de una sociedad, moderna, descentralizada y libre es, quizá, la pandemia que ha tenido menor impacto en la humanidad, pero en un país con un régimen de izquierda que se propone tener pocas alternativas de progreso, -como con medidas para el control de precios, que aumentan el desabasto y los precios en el mercado negro, por ejemplo, en el sector gasero-, la capacidad de los estados de México para responder al Covid opaca prematuramente este objetivo. Los estados más pobres tienen el mayor rezago en la vacunación.

Difícil y complejo se vislumbra el panorama. Ojalá, que para que algo pueda mejorarse o esté justificadamente mal para ser rechazado, la representación de nuestros gobernantes llegara a ser más de nuestros políticos hablando por el pueblo, que de los políticos justificando a los votantes los errores de un Estado benefactor, que abarca mucho y aprieta poco en el costo de gasolina, empleos, economía, violencia, corrupción, salud o energías limpias. Aún tenemos trabajo por hacer. agusperezr@hotmail.com