/ lunes 17 de mayo de 2021

Vencer la brecha económico-social y el capitalismo del Estado

Por: Jorge Cruz Camberos

(Parte 1)

Independientemente de cualquier ideología política o preferencia electoral, creo que todos queremos un México progresista, de oportunidades, un país en el que tengamos la posibilidad de brindar una vida más próspera a nuestros hijos, mucho más allá de la que recibimos de nuestros padres.

Si analizamos el desarrollo mundial de los últimos 75 años, podemos entender que el sistema “más eficiente” para mejorar las condiciones sociales es el capitalismo. Pero aún con este modelo de crecimiento económico se mantiene la brecha entre los más pobres y los más ricos, es decir prevalece la existencia de dos mundos paralelos.

El primero de ellos, el de los países que han acumulado la mayor riqueza de su historia, gozando del periodo más amplio de paz relativa, con mayor expectativa de vida, mejores condiciones de salud, educación y conectividad.

Del otro lado vemos el plano histórico con la mayor inequidad entre clases sociales, pues aunque las condiciones de vida han mejorado en mínimos niveles, este mundo presenta un gran conflicto, ya que en los países más pobres es donde se genera una mayor inestabilidad política.

A últimas fechas los factores que han evidenciado una mayor división entre la riqueza y la pobreza tienen que ver con la llegada del Covid, a lo que se le suma la crisis económica propiciada por la llegada de la 4T al poder, que no ha hecho otra cosa que generar en la población desconfianza hacia las decisiones del gobierno federal, por la incertidumbre y el miedo a perder el empleo, negocios o la misma propiedad privada por políticas persecutorias inflexibles.

Tenemos un país en el que a los más afortunados les ha afectado menos la pandemia y el aislamiento, pudiendo trabajar desde casa, vivir en zonas menos pobladas y tener acceso a mejores servicios médicos.

Esto nos hace reflexionar y pensar en qué ha fallado el “capitalismo puro”, el de origen. Definitivamente tenemos que salirnos del concepto arraigado de que la empresa está hecha exclusivamente para generar utilidades para los inversionistas. Este modelo de "Milton Friedman" trajo sus frutos en el pasado, pero aplicarlo hoy nos lleva vivir diferencias económicas que sólo miden el crecimiento del PIB.

Por otro lado, debemos comprender que con la llegada de las diferentes revoluciones tecnológicas en la historia mundial se han generado a corto plazo el rezago de ciertos países, no obstante a mediano plazo hemos visto cómo la población promedio empieza a incrementar sus estándares de vida, siempre y cuando éstos vengan acompañados de un gasto público importante que la prepare para vivir en el nuevo entorno económico.

En la segunda parte de nuestro editorial hablaremos de cómo el modelo económico que aplica actualmente nuestro gobierno federal se ha convertido en un “capitalismo de Estado”, no se lo pierdan.

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Por: Jorge Cruz Camberos

(Parte 1)

Independientemente de cualquier ideología política o preferencia electoral, creo que todos queremos un México progresista, de oportunidades, un país en el que tengamos la posibilidad de brindar una vida más próspera a nuestros hijos, mucho más allá de la que recibimos de nuestros padres.

Si analizamos el desarrollo mundial de los últimos 75 años, podemos entender que el sistema “más eficiente” para mejorar las condiciones sociales es el capitalismo. Pero aún con este modelo de crecimiento económico se mantiene la brecha entre los más pobres y los más ricos, es decir prevalece la existencia de dos mundos paralelos.

El primero de ellos, el de los países que han acumulado la mayor riqueza de su historia, gozando del periodo más amplio de paz relativa, con mayor expectativa de vida, mejores condiciones de salud, educación y conectividad.

Del otro lado vemos el plano histórico con la mayor inequidad entre clases sociales, pues aunque las condiciones de vida han mejorado en mínimos niveles, este mundo presenta un gran conflicto, ya que en los países más pobres es donde se genera una mayor inestabilidad política.

A últimas fechas los factores que han evidenciado una mayor división entre la riqueza y la pobreza tienen que ver con la llegada del Covid, a lo que se le suma la crisis económica propiciada por la llegada de la 4T al poder, que no ha hecho otra cosa que generar en la población desconfianza hacia las decisiones del gobierno federal, por la incertidumbre y el miedo a perder el empleo, negocios o la misma propiedad privada por políticas persecutorias inflexibles.

Tenemos un país en el que a los más afortunados les ha afectado menos la pandemia y el aislamiento, pudiendo trabajar desde casa, vivir en zonas menos pobladas y tener acceso a mejores servicios médicos.

Esto nos hace reflexionar y pensar en qué ha fallado el “capitalismo puro”, el de origen. Definitivamente tenemos que salirnos del concepto arraigado de que la empresa está hecha exclusivamente para generar utilidades para los inversionistas. Este modelo de "Milton Friedman" trajo sus frutos en el pasado, pero aplicarlo hoy nos lleva vivir diferencias económicas que sólo miden el crecimiento del PIB.

Por otro lado, debemos comprender que con la llegada de las diferentes revoluciones tecnológicas en la historia mundial se han generado a corto plazo el rezago de ciertos países, no obstante a mediano plazo hemos visto cómo la población promedio empieza a incrementar sus estándares de vida, siempre y cuando éstos vengan acompañados de un gasto público importante que la prepare para vivir en el nuevo entorno económico.

En la segunda parte de nuestro editorial hablaremos de cómo el modelo económico que aplica actualmente nuestro gobierno federal se ha convertido en un “capitalismo de Estado”, no se lo pierdan.

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