/ sábado 23 de julio de 2022

Vendimia en Encinillas 

Por: Silvia González

Chihuahua tiene una historia larga de despuntes económicos y caídas fulminantes. A principios del siglo pasado el imperio ganadero de don Luis Terrazas sucumbió a la inconformidad de la clase política contra el dictador Díaz y todo terminó en Pancho Villa deshaciendo las haciendas terracistas. Así se dio al traste con el progreso del estado en 1910. Es verdad que había una amplia brecha económica y educativa entre sus habitantes, pero después de la Revolución hubo tanto desorden que el avance se estancó y la pobreza se multiplicó.

Después de este episodio y pasados cerca de cuarenta años surge otro increíble hombre, Eloy Vallina, de una mente perspicaz y financiera, que en menos de veinte años impactó la economía y fundó el Banco Comermex, alrededor del cual se crearon las más grandes industrias que ha tenido Chihuahua, entre ellas Aceros de Chihuahua y Cementos. Sin embargo, el oscurantismo económico parece perseguirnos --tal vez sea el karma por aniquilar apaches--, y con la nacionalización de la banca en 1982 le es arrebatado a la familia Vallina el mencionado banco. Fue una lástima porque ya tenía presencia nacional y era dueño de empresas que daban trabajo a más de cincuenta mil chihuahuenses. Y, sólo la llegada de la industria maquiladora, fomentada en parte por Eloy Vallina hijo, equilibró el asunto del desempleo.
\u0009Eloy Vallina hijo pudo irse a otro país, como algunos de sus resentidos amigos, pero se quedó y apostó a nuestro estado y a México, y además de algunos novedosos negocios que formó también se dio a la tarea de recopilar y comprar uno por uno los terrenos ejidales que formaban la antigua Hacienda de San Juan Bautista de las Encinillas, sembrarla de vitis vinífera y producir vino.

Hay un libro precioso sobre los altibajos de esta hacienda, que alguien me prestó y nunca le devolví, escrito por mi maestra y colega Alma Montemayor, donde cuenta que ahí nació Victorio, el afamado apache, y que era blanco porque de niño fue robado a su madre. La hacienda ya tenía doscientos años cuando la compró Terrazas y casi trescientos cuando Vallina le siembra parras.

Y es así como llegamos al día de hoy, Chihuahua apuesta hoy al turismo alrededor del vino de mesa, por eso entre este mes y el que viene habrá seis vinícolas haciendo la fiesta de la Vendimia. Encinillas es una de ellas.

Amable lector, lectora, apúntese para una cata y otra, aprenda de vinos, tenga temas interesantes de charla con los amigos y haga changuitos para que este despertar económico no se nos apague.

Búsqueme en Facebook como Vinícola Diez González, comparto vinos y poemas. ¡Salud!

Miembro Aechi.

www.silviagonzalez.com.mx


Por: Silvia González

Chihuahua tiene una historia larga de despuntes económicos y caídas fulminantes. A principios del siglo pasado el imperio ganadero de don Luis Terrazas sucumbió a la inconformidad de la clase política contra el dictador Díaz y todo terminó en Pancho Villa deshaciendo las haciendas terracistas. Así se dio al traste con el progreso del estado en 1910. Es verdad que había una amplia brecha económica y educativa entre sus habitantes, pero después de la Revolución hubo tanto desorden que el avance se estancó y la pobreza se multiplicó.

Después de este episodio y pasados cerca de cuarenta años surge otro increíble hombre, Eloy Vallina, de una mente perspicaz y financiera, que en menos de veinte años impactó la economía y fundó el Banco Comermex, alrededor del cual se crearon las más grandes industrias que ha tenido Chihuahua, entre ellas Aceros de Chihuahua y Cementos. Sin embargo, el oscurantismo económico parece perseguirnos --tal vez sea el karma por aniquilar apaches--, y con la nacionalización de la banca en 1982 le es arrebatado a la familia Vallina el mencionado banco. Fue una lástima porque ya tenía presencia nacional y era dueño de empresas que daban trabajo a más de cincuenta mil chihuahuenses. Y, sólo la llegada de la industria maquiladora, fomentada en parte por Eloy Vallina hijo, equilibró el asunto del desempleo.
\u0009Eloy Vallina hijo pudo irse a otro país, como algunos de sus resentidos amigos, pero se quedó y apostó a nuestro estado y a México, y además de algunos novedosos negocios que formó también se dio a la tarea de recopilar y comprar uno por uno los terrenos ejidales que formaban la antigua Hacienda de San Juan Bautista de las Encinillas, sembrarla de vitis vinífera y producir vino.

Hay un libro precioso sobre los altibajos de esta hacienda, que alguien me prestó y nunca le devolví, escrito por mi maestra y colega Alma Montemayor, donde cuenta que ahí nació Victorio, el afamado apache, y que era blanco porque de niño fue robado a su madre. La hacienda ya tenía doscientos años cuando la compró Terrazas y casi trescientos cuando Vallina le siembra parras.

Y es así como llegamos al día de hoy, Chihuahua apuesta hoy al turismo alrededor del vino de mesa, por eso entre este mes y el que viene habrá seis vinícolas haciendo la fiesta de la Vendimia. Encinillas es una de ellas.

Amable lector, lectora, apúntese para una cata y otra, aprenda de vinos, tenga temas interesantes de charla con los amigos y haga changuitos para que este despertar económico no se nos apague.

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