/ sábado 27 de octubre de 2018

Ver las oportunidades

“Parece ser que sólo le faltan oportunidades para el que no las sabe buscar”


Sólo el flojo o el que no se valora piensa que faltan oportunidades. La vida está llena de ellas, esto es, si nos atrevemos a verlas. Sólo tenemos que dirigir la mirada a la historia de la humanidad y a los que han sido los más notables de todos los tiempos para estar convencidos que las oportunidades nunca faltan para llegar a donde uno quiere llegar.


Las oportunidades abundan tanto como el oxígeno, pero como las estamos respirando todo el tiempo, no nos damos cuenta que existen. Parece ser que siempre hay pretextos para llegar tarde y perder las oportunidades y retrasar nuestro progreso.


Es un hecho común que dejemos lo seguro por lo eventual. Nunca es prudente dejar un trabajo u ocupación, sin tener asegurado otro que lo reemplace. Si encontramos la oportunidad de enriquecernos honestamente, en los aspectos espiritual y económico, debemos aprovecharla.


Las personas capaces crean más oportunidades que las que encuentran.


Es un grave error el ofrecer “becas” a los jóvenes para que no delincan. Si alguien fuera condenado a no hacer nada, a sólo comer y dormir, que por cierto es el sueño de muchos, pronto descubrirían la enorme tortura que esto representaría. La actividad, el trabajo, es seguir la ley de la naturaleza y cumplir con nuestro destino. Si no trabajamos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años los tendríamos que arrastrar.


Las oportunidades nos permiten ganarnos el pan y esto no es un castigo, es una bendición, porque si bien, se nos da la oportunidad de trabajar, nos proporciona al mismo tiempo la felicidad, la cual no puede encontrarse fuera de trabajo.


Cuando amamos el trabajo, éste no es trabajo, sino vida.


Aprovechando las oportunidades, nos encuentra trabajo, que es la esperanza de pobres y ricos, siendo el medio más seguro de conseguir los anhelos de unos y de otros.


El encontrar y aprovechar las oportunidades, se convierten en las profecías de cuánto está por venir. Elevan el alma y se convierten en una bendición a la hora de mayor necesidad.



“Parece ser que sólo le faltan oportunidades para el que no las sabe buscar”


Sólo el flojo o el que no se valora piensa que faltan oportunidades. La vida está llena de ellas, esto es, si nos atrevemos a verlas. Sólo tenemos que dirigir la mirada a la historia de la humanidad y a los que han sido los más notables de todos los tiempos para estar convencidos que las oportunidades nunca faltan para llegar a donde uno quiere llegar.


Las oportunidades abundan tanto como el oxígeno, pero como las estamos respirando todo el tiempo, no nos damos cuenta que existen. Parece ser que siempre hay pretextos para llegar tarde y perder las oportunidades y retrasar nuestro progreso.


Es un hecho común que dejemos lo seguro por lo eventual. Nunca es prudente dejar un trabajo u ocupación, sin tener asegurado otro que lo reemplace. Si encontramos la oportunidad de enriquecernos honestamente, en los aspectos espiritual y económico, debemos aprovecharla.


Las personas capaces crean más oportunidades que las que encuentran.


Es un grave error el ofrecer “becas” a los jóvenes para que no delincan. Si alguien fuera condenado a no hacer nada, a sólo comer y dormir, que por cierto es el sueño de muchos, pronto descubrirían la enorme tortura que esto representaría. La actividad, el trabajo, es seguir la ley de la naturaleza y cumplir con nuestro destino. Si no trabajamos, las horas, los días, las semanas, los meses y los años los tendríamos que arrastrar.


Las oportunidades nos permiten ganarnos el pan y esto no es un castigo, es una bendición, porque si bien, se nos da la oportunidad de trabajar, nos proporciona al mismo tiempo la felicidad, la cual no puede encontrarse fuera de trabajo.


Cuando amamos el trabajo, éste no es trabajo, sino vida.


Aprovechando las oportunidades, nos encuentra trabajo, que es la esperanza de pobres y ricos, siendo el medio más seguro de conseguir los anhelos de unos y de otros.


El encontrar y aprovechar las oportunidades, se convierten en las profecías de cuánto está por venir. Elevan el alma y se convierten en una bendición a la hora de mayor necesidad.