Una semilla en las condiciones adecuadas recibe de la naturaleza lo esencial para su germinación y crecimiento, y así, el ser humano recibe en su mente, las energías que nos rodean, las ideas y la inspiración para intentar y probar todo aquello que nos puede traer salud, prosperidad y felicidad. Por eso se dice que cuando en nuestra imaginación vemos y sentimos salud, prosperidad y abundancia, siempre hacen acto de presencia.
En un futuro, las generaciones que nos sucedan se admirarán de que en nuestro país haya existido miseria y de que no hayamos sabido aprovechar la abundancia con la que cuenta la nación.
Algunas personas sufren necesidades por estar principalmente atadas o encasilladas a su sufrimiento, de tal forma que no pueden pensar en otra cosa más que en su miseria o en su mala suerte, y que aunque deseen algo mejor, sus esperanzas y sus ambiciones son ahogadas por toda clase de temores y pensamientos negativos.
Si podemos ver y sentir en nosotros el éxito y la prosperidad, descubriremos que no están limitados a un tiempo o a un lugar específico, pues se empiezan a manifestar siempre que haya una conciencia por establecerlas con una menta abierta y una forma de pensar libre de preocupaciones. Normalmente, mientras más nos concentramos en la pobreza y la desgracia, más nos alejamos de la prosperidad.
Es muy importante cultivar el arte de estar serenos y tranquilos cuando suframos privaciones y cuando todo nos hace falta. Aprender a estar contentos y a ser generosos, aun ante las dificultades es una gran cosa. De las tristes experiencias de los apuros y de la miseria, surge un gigante o una basura, según lo que había en él.
Durante la juventud, tener un periodo de escasez es hasta una fortuna. Pero a medida que envejece la persona, es más amargo el sabor de las penas y la escasez. Y así la miseria es como un pozo profundo del que no todo mundo puede salir y cuando lo hace ayudado por manos caritativas, se puede atener a la ayuda ajena de por vida, dependiendo por el resto de su vida de alguien más ya sea persona o gobierno.
Es normal que ninguno queramos vernos cara a cara con la pobreza, porque nos hace sentir inferiores y menos; porque nos da la idea de haber fracasado.
Veamos y sintamos los cambios que queramos tener en nuestra vida, teniendo cuidado de no indigestarnos. Consideremos que muchos ciudadanos podemos trabajar para no morirnos de hambre y cuando tenemos mucho que comer, corremos el riesgo de hacerlo demás. Un postre nos sabe bien; dos ya no son tan buenos y seis de ellos se vuelven algo detestable. Muchas veces el tener demasiado de algo nos causa tanto mal como no tener nada.